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Economía

Massa sacrifica el prestigio de la UBA para justificar la pesificación de los fondos de jubilados

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El ministro consultó con la universidad sobre el canje del FGS, pero solo preguntó sobre la parte de la operación para la cual podría tener una respuesta favorable, a fin de poder publicitarlo como una justificación. Evitó consultar sobre el brutal endeudamiento en dólares implícito en la operación y por eso obtuvo una observación positiva.

El ministro de Economía Sergio Massa solicitó una revisión por parte de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA de su maniobra para pesificar las inversiones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES, sin embargo, manipuló las preguntas para garantizar una respuesta positiva y puso el prestigio de la universidad nacional en juego para blindárse mediáticamente.

A pesar de que lo anunciaron como que la UBA había apoyado todo el proyecto, Massa solamente les preguntó acerca de dos particularidades. En primer lugar, se le preguntó si creían que la operación de canje de títulos dentro del sector público puede suponer una pérdida patrimonial real para los entes involucrados, y en segundo lugar se preguntó si podría haber una revalorización patrimonial en caso contrario.

Para estas preguntas, el dictámen de la UBA confirmó que el canje en sí mismo no implica una pérdida patrimonial ni para el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES, ni para ninguno otro ente público alcanzado por la medida de Massa, lo cual es cierto.

Para el caso particular del FGS, también se explicó que este organismo verdaderamente no cumple un rol preponderante en la determinación de haberes previsionales, ya que bajo el esquema de reparto son las transferencias directas y los aportes del Estado los que definen los pagos.

En este sentido, el fondo se había creado como parte del sistema de AFJP para garantizar estabilidad, pero con la estatización, se convirtió en una caja que le da al Estado un flujo de dinero que puedo utilizar como quiera, mientras que la garantía de pagos la realiza a través de la emisión de pesos.

El FGS constituye un stock que no debe confundirse con el flujo correspondiente al pago periódico de haberes jubilatorios. En ese sentido, la operatoria bajo análisis no se corresponde con ningún impacto directo en el haber”, explica el informe de la UBA. 

Asimismo, el informe de la UBA estableció que de hecho sí se produce una cierta revalorización como resultado inmediato del canje considerando únicamente la paridad de los títulos en pesos cotizantes en el último cierre antes de la operación. Para el sector público consolidado, sin embargo, el resultado del canje es neutro. Es decir, la ganancia de una parte del sector público se condice con la pérdida de otro (en este caso el Tesoro).

Pero las preguntas de Massa fueron deliberadamente específicas, seleccionadas para que las respuestas fueran exclusivamente las que el Ministro pretendía escuchar. No se solicitó un análisis exhaustivo que verdaderamente pudiera pronunciar algún tipo de respuesta útil para aceptar o rechazar la operación.

Lo cierto es que Massa solo consultó por la parte “favorable” de la operación de canje, una serie de obviedades contables por las cuales sabía de antemano que podría obtener un visto bueno. La consulta no fue realmente técnica, sino más bien política, porque el Ministro pretendió usar la respuesta de la UBA como una manera para justificar toda la operación

Lo que Massa convenientemente evitó preguntar fue el hecho de utilizar los títulos en dólares en manos del sector público para luego venderlos en el mercado a paridades extremadamente bajas, y así hacerse de dólares a cambio de convalidar un endeudamiento a tasas siderales

Se produciría un cambio en la tenencia de los títulos desde el sector público hacia nuevos tenedores privados, con un costo verdaderamente importante en dólares. Pero si bien no se le hizo ninguna consulta al respecto, el comunicado de la UBA aprovechó para advertir por esta situación al menos en tono informativo

“Debe considerarse el efecto relacionado con el aumento de la deuda pública nominada en moneda extranjera en manos del sector privado, que resultaría como parte de la operación bajo análisis de la eventual venta de títulos públicos en el mercado a precios muy por debajo de la par, y cuya contrapartida es la convalidación de elevados retornos en moneda extranjera”, explicó la FCE de la universidad, aunque esta parte no la mencionó prácticamente ningún medio, quienes apoyaron la operación de prensa de Massa. 

En efecto, la brutal expansión de la oferta de títulos en el mercado provocaría una rápida reducción de sus precios, y un alza en las tasas de interés y retornos de los mismos. Se estima que esta operación puede llegar a convalidar un endeudamiento en dólares con tasas superiores al 40%, y es precisamente lo que señala el informe de la UBA de manera breve.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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