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Economía

Espert se opuso a la dolarización: Propone sacarle 3 ceros al peso y dejarlo bajo el control del Banco Central

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El diputado liberal se mostró escéptico por la dolarización que impulsa Milei, aún habiéndola defendido en el pasado. En su lugar, propuso lanzar reformas estructurales junto a una nueva reconversión monetaria, bajo la configuración de un hipotético “peso libre”.

El diputado nacional José Luis Espert se pronunció en contra de un eventual proceso de dolarización, como propone el candidato a presidente Javier Milei y otros prestigiosos economistas. Espert definió a la dolarización como un “salto al vacío” y como un “experimento”, y aseguró que no tiene "chances de éxito".

En vez de eliminar la moneda nacional, Espert argumentó en una entrevista con TN que hay que "cuidar la soberanía nacional" quedándose con una moneda emitida por el Banco Central de la República Argentina (BCRA).

De esta manera, el diputado del monobloque Avanza Libertad propuso sacarle tres ceros al peso nacional y re-lanzar la moneda bautizándola como "peso libre", la cual vendría recién después de una serie de reformas como la "apertura al comercio internacional, una nueva legislación laboral, una drástica reducción del tamaño del Estado para eliminar el déficit fiscal y reducir impuestos, una reforma educativa que priorice a la demanda, la formación en ciencias duras y blandas”.

La inflación es un fenómeno monetario. No lo digo yo. Ya fue modelado por un Premio Nobel de Economía, Milton Friedman, hace casi medio siglo y es de los postulados más demostrados por la realidad”, explicó.

Sería un peso sin inflación, libre de mafias sindicales, libre de políticos corruptos… libre de los Baradel”, aseguró Espert al presentar su proyecto, aunque no explicó cómo lograría eso mientras la moneda se siga emitiendo por un Banco Central que depende de la casta política.

“En la Argentina se han hecho muchos cambios de moneda. Esta moneda, el peso libre, que representa el gran cambio de la Argentina, tiene detrás un programa económico de infinidad de reformas estructurales, para que este peso sea la última moneda que se emita en la Argentina, detalló nuevamente sin dar detalles.

Entre otras iniciativas, propone establecer una reforma laboral para modernizar la legislación vigente, la apertura al comercio internacional tanto por exportaciones como por importaciones, la eliminación del déficit fiscal, la reducción del gasto público y la independencia del Banco Central, entre otras.

Sin embargo, todas estas reformas son cambios que pueden tardar años y, mientras tanto, la economía se dirige directo a una hiperinflación que no puede ser frenada si no se realiza un cambio drástico como una convertibilidad o dolarización. Quitarle ceros a una moneda no cambiaría ninguna tendencia inflacionaria.

Lo cierto es que el mismo Espert fue uno de los economistas que anteriormente sí se mostraron a favor de dolarizar la economía. La diferenciaba de lo que fue el proceso de Convertibilidad entre 1991 y 2002, y consideraba como ninguna locura el avance hacia una dolarización con una mayor apertura comercial respecto a lo que hoy permite el Mercosur.

En 2014, ni siquiera hace una década atrás, argumentaba en redes sociales que "Argentina ha mostrado por 100 años que no puede tener moneda ni vivir con lo nuestro", y agrega que por eso, la solución a la crisis es "dolarizar más tratados de libre comercio con países que son potencias", exactamente lo que propone hoy Javier Milei.

Pero por alguna razón, probablemente influenciado por su acercamiento a Juntos por el Cambio, Espert hoy despotrica contra la inflación, y propone una "solución" que ya fue intentada en cinco ocasiones a lo largo de los últimos 50 años, sin éxito. Se quitaron ceros tras reformas estructurales con el Peso Ley (1970), el Argentino (1983), el Austral (1985), y el Peso Convertible (1992).

El pilar del programa del diputado consiste en la virtual eliminación de la “dominancia fiscal” de la política monetaria por medio de una reestructuración de las instituciones. Pero el problema con este organigrama es qué tan creíble se vuelve el cambio de régimen.

Si no resulta creíble, y si el mercado descuenta que el gobierno es susceptible a un cambio de signo político a corto plazo, se desplomará la demanda de dinero, la gente volverá a pasar al dólar como moneda de ahorro, se volverá a destruir el poder adquisitivo del peso, y la inflación no desaparecerá.

Con este peso libre los argentinos vamos a poder ahorrar sin temor a que todo vuele por los aires. Nuestra economía ya no soporta más experimentos”, aseguró el diputado en una clara crítica a Milei, quien cree que la única manera de poder cortar de cuajo con la inflación es eliminando el peso y permitiendo que los argentinos transaccionen en su moneda de preferencia, que históricamente ha sido el dólar.

Esto se encuadra en una vieja e histórica discusión entre economistas argentinos: si primero es necesario realizar un conjunto de reformas estructurales para después garantizar la estabilidad monetaria, o si por el contrario se necesita una reforma monetaria integral como el primer paso antes de poder empezar con otras reformas en la economía.

Espert se muestra partidario por la primera postura, junto a otros economistas alineados a Juntos por el Cambio como Federico Sturzenegger, Luciano Laspina o Alfonso Prat-Gay, entre muchos otros. Eso es lo que intentaron hacer durante el gobierno de Mauricio Macri, pero nunca lograron pasar ninguna reforma de fondo y la moneda siguió inflándose.

En la vereda opuesta, resalta el caso de economistas como Carlos Rodríguez, Emilio Ocampo y el propio Javier Milei. También cabe destacar a Domingo Cavallo como un impulsor de esta postura, quien la llevó a cabo efectivamente en la década del ’90, impulsando una nueva moneda pero bajo paridad con el dólar, una "dolarización encubierta", que eliminó la hiperinflación inmediatamente.

Quienes se oponen a la eliminación del peso aseguran que una mera reestructuración del Banco Central es suficiente para eliminar la inflación, algo que podría ocurrir en países que atraviesan una suba del nivel de precios por primera vez en décadas como Chile, pero que no es suficiente en Argentina, donde no hay ninguna ley de independencia bancaria que pueda generar la suficiente confianza en una población que ya fue confiscada y devaluada más veces de la que puede contar.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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