Seguinos en redes

Economía

Otro juicio perdido por la herencia kirchnerista: Argentina tendrá que pagar 1.330 millones de euros por falsificar las cifras del PBI

Publicado

en

Se trata de una demanda perdida en el Tribunal Superior de Londres, en el cual se imputó al Estado argentino por falsificar las cifras de crecimiento y cambiar deliberadamente el año base del PBI en 2014, perjudicando los pagos de “cupones PBI” a cuatro importantes fondos de inversión.

La fatídica herencia de los primeros 12 años de Gobiernos kirchneristas sigue provocando costos a la sociedad. El Estado argentino perdió un nuevo juicio en el Tribunal Superior de Londres por haber falsificado las estadísticas de crecimiento económico del PBI publicadas por el INDEC entre 2007 y 2015.

El crecimiento oficial publicado por aquel entonces mantuvo un sesgo sistemático hacia el alza, que por un lado pretendía colindar con un relativo político, pero por otro lado provocaba efectos reales para el pago de obligaciones financieras.

En el marco del canje de deuda dispuesto en 2005 por el Gobierno de Néstor Kirchner, el Estado emitió una serie de bonos atados a la evolución del PBI, los llamados “bonos con cupones PBI”. Argentina incrementó su carga en intereses de deuda entre 2007 y 2013 por la sobreestimación del PBI (bajo la gestión de Guillermo Moreno), pero a partir de 2014 el entonces ministro Axel Kicillof decidió efectuar un cambio en el año base de la medición del PBI que afectó negativamente las transferencias para los bonistas, y precisamente por este último hecho se lleva a cabo el juicio.

El cambio artificial en la base del PBI licuó el valor real de los pagos que habrían correspondido pagar a cuatro fondos tenedores de estos bonos: Palladian Partners, HBK Master Fund, Hirsh Group y Virtual Emerald International Limited. Los cuatro demandaron al Estado y exigieron un resarcimiento por la estafa estadística. 

El juez de la causa, Simon Picken, resolvió fallar a favor de los demandantes y determinó que el Estado argentino deberá pagar un monto de hasta 1.330 millones de euros (equivalentes a 1.500 millones de dólares) en medio de la profunda crisis de reservas internacionales que enfrenta el sistema de cepo cambiario. 

Además, el fallo es coincidente con la resolución de otra resolución en contra del Estado argentino por la caótica expropiación de YPF. Entre ambas penalizaciones, la herencia kirchnerista podría arrojar un costo de hasta 21.500 millones de dólares para la sociedad

También se espera la resolución de otro juicio por una serie de fondos damnificados por las mismas razones en los tribunales de Nueva York. La jueza Loretta Preska será la encargada de mediar entre las partes y determinar un fallo, y en esta oportunidad el monto exigido por los demandantes asciende a los 415 millones de dólares más intereses acumulados.

Las cifras publicadas por el INDEC kirchnerista alteraron la percepción de los indicadores macroeconómicos más importantes del país, no solo el PBI sino también y el IPC para medir la inflación, los precios mayoristas, los indicadores de empleo y desempleo en la encuesta EPH, las tasas de pobreza e indigencia, el consumo, las ventas, etc.

Mientras que el INDEC K publicaba una tasa de crecimiento en torno al 4,1% anual entre 2008 y 2014, el crecimiento verdadero promedió solamente el 2,1% y desde el año 2011 fue prácticamente 0%. Comparando el crecimiento acumulado entre 2002 y 2014, el INDEC intervenido sugería un promedio de crecimiento anual del 6,3% contra el 4,2% estimado en la actualidad.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

Publicado

en

El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

Seguir Leyendo

Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

Publicado

en

Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

Seguir Leyendo

Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

Publicado

en

La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

Seguir Leyendo

Tendencias