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Persona operando un dron sobre un campo verde.
ECONOMÍA

El uso de drones en los cultivos permite al sector agrícola argentino reducir costos

Bajo el Gobierno de Javier Milei, el sector agrícola argentino está experimentando una nueva era prosperidad.

Desde hace más de un siglo, Argentina se consolidó como uno de los mayores productores agrícolas del mundo. Actualmente ocupa el tercer lugar en la producción de alpiste y el décimo en trigo.

Los campos, en su mayoría ubicados en la región pampeana, son famosos por su extensión, con fincas que pueden superar los cientos de miles de hectáreas.

El cultivo de cereales fue fundamental para la expansión económica de Argentina entre 1860 y 1910, años en los cuales el país se convirtió en uno de los más ricos del mundo.

En la década de 1930, el país se destacó como uno de los principales exportadores de cereales a nivel mundial, alcanzando cosechas récord de trigo, maíz y linaza. Sin embargo, a partir de la década de 1940, y con la llegada de políticas proteccionistas que se encargaron de destruir al sector agroexportador, el cultivo de cereales sufrió un notable declive.

Sin embargo, bajo el Gobierno de Javier Milei, el sector agrícola argentino está experimentando una nueva era prosperidad, impulsada por el uso de la "agricultura de precisión", la implementación generalizada de equipos con soporte GPS y el uso de drones.

Para entender mejor cómo la aviación no tripulada está contribuyendo a que la comunidad agrícola de Argentina alcance su máximo potencial, el medio Commercial UAV News conversó con Santiago Macauliffe, fundador y CEO de Vuelagro, en la provincia de Córdoba.

"Mi familia materna siempre ha estado vinculada al negocio agrícola, especialmente en la compra y alquiler de equipos agrícolas y la incorporación de nuevas tecnologías", comentó Santiago.

"Mi padre, por su parte, era piloto de helicóptero y trabajaba en la pulverización agrícola, así que, de alguna manera, tomé lo mejor de ambos mundos y fundé la empresa en 2019, cuando vi mi primer dron agrícola", agregó.

La incursión de Santiago en la aviación no tripulada comenzó cuando se interesó en producir mapas utilizando un DJI Phantom IV básico con una cámara de fotogrametría convencional y algo de software de cartografía.

Sin embargo, rápidamente reconoció el gran potencial de combinar la cartografía con la agricultura. Eventualmente, se asoció con su hermano para crear una empresa dedicada a utilizar tecnología de imágenes basada en drones para mejorar la eficiencia en el campo.

"Mi hermano y yo nos dimos cuenta inmediatamente del potencial que tendría el uso de sensores multiespectrales y RGB en la aplicación de pesticidas y herbicidas", dijo Santiago con entusiasmo.

"Al mapear primero el campo, pudimos determinar fácilmente qué áreas específicas necesitaban la aplicación del producto y qué áreas estaban libres de problemas, ¡y funcionó! Al rociar solo las áreas afectadas, le ahorramos al agricultor un promedio de 80% a 90% de agua y químicos, y esos ahorros pagaron fácilmente el servicio", reveló.

La noticia se difundió rápidamente entre los agricultores de la zona, y pronto Santiago y su hermano se encontraron comprando equipos más grandes y contratando técnicos agrícolas para ayudar a hacer crecer la empresa.

"Pasamos del DJI Phantom IV al DJI Mavic III Enterprise en el área de mapeo, ampliando nuestras capacidades fotogramétricas y agregando sensores que representarían nuevas líneas de negocios y servicios adicionales", explicó Santiago.

"En el área agrícola, ampliamos nuestra flota para incluir DJI T-40 y T-50, lo que nos permitió aumentar la superficie por vuelo y llegar a nuevos agricultores con campos más grandes. Actualmente, podemos rociar un promedio de 250 a 370 acres por día y mapear alrededor de 3.700 acres para determinar las áreas específicas a tratar", afirmó.

En los pocos años que Vuelagro lleva en el negocio, volaron más de un cuarto de millón de acres de tierras de cultivo. El plan es seguir creciendo junto con el desarrollo de la industria.

"No creo que los drones vayan a sustituir por completo a la aviación tradicional, al menos no en el corto y medio plazo", afirma Santiago, y agregó: "creo que las dos tecnologías son complementarias y coexistirán durante las próximas décadas".

Sin embargo, consideró que "las empresas químicas no están muy contentas con los enormes ahorros y se muestran reacias a incluir oficialmente la aviación no tripulada en las etiquetas de sus productos, pero al menos están incluyendo directrices vagas para el uso de sus productos con drones".

Vuelagro está en proceso de crear una aplicación para teléfonos que permitirá a los agricultores realizar un seguimiento de los ahorros en términos de agua y productos químicos, y al mismo tiempo cuantificar la huella de carbono de sus campos y el impacto ambiental general de sus operaciones agrícolas.

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