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Rusia

Tras la relección, Putin no descarta que el conflicto en Ucrania escale a una Tercera Guerra Mundial y pone la mira sobre la OTAN

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El reelecto presidente Vladímir Putin lanzó en su discurso de aceptación un mensaje contundente sobre la guerra en Ucrania y advierte a la OTAN sobre una posible escalada bélica mundial.

En Rusia se desarrollaron las elecciones presidenciales entre el 15 y el 17 de marzo, una elección nacional que contaba con la participación de cuatro candidatos, con opositores poco competitivos, luego del arresto y muerte del principal líder de la oposición, Alexei Navalny.

Como era de esperarse, se impuso Vladímir Putin con un 88% de votos, quien permanecerá en el Kremlin por los próximos seis años y en lo que será su quinto mandato al frente del país con capital en Moscú.

Las recientes elecciones en la Federación Rusa no han sido convencionales. El presidente reelecto se encuentra inmerso en un conflicto armado con Ucrania, desencadenado el pasado 24 de febrero de 2022 como parte de una escalada de tensiones desde los eventos del Euromaidán en 2014, que provocaron disturbios separatistas e independentistas en Ucrania.

Este conflicto, que lleva más de dos años en desarrollo, representa el mayor ataque militar convencional en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Además, durante el año 2021, la tensión diplomática entre ambos estados se intensificó, con Putin criticando abiertamente la expansión de la OTAN en Europa del Este.

Tras su victoria electoral, Putin lanzó una advertencia contundente durante una conferencia de prensa, señalando que un conflicto entre Rusia y la OTAN podría desatar una Tercera Guerra Mundial. Sus declaraciones generaron gran controversia, especialmente después de que el presidente francés Emmanuel Macron mencionara la posibilidad de desplegar tropas en Ucrania, lo que ha aumentado las tensiones entre Occidente y Rusia.

En medio de esta atmósfera de guerra y divergencia política en Europa, Putin no titubea al advertir sobre el riesgo real de una escalada bélica mundial entre Rusia y la OTAN, liderada por Estados Unidos, Francia y el Reino Unido.


Por Santino Roncatti para La Derecha Diario.

Francia

Tras la reunión de Macron con Scholz y Tusk, Putin asegura que "ya hay franceses" peleando en Ucrania

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El portavoz Dmitry Peskov dijo que Francia ya está peleando la guerra en Ucrania de manera indirecta habiendo donado todo su equipamiento, pero que también identificaron soldados franceses en el área beligerante.

Este viernes, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, se reunió con el canciller alemán, Olaf Scholz, y el nuevo primer ministro de Polonia, Donald Tusk, en la inauguración de una nueva alianza europa apodada como el Triángulo de Weimar.

Los tres países afirmaron estar "unidos" en su objetivo de "no dejar nunca ganar a Rusia y apoyar al pueblo ucraniano hasta el final", según dijo luego a la prensa Macron, quien lidera este grupo y, en medio de un colapso de su imagen, busca en Ucrania una salida fácil a su debilitada postura interna.

Macron prometió que seguirían enviando ayuda al gobierno de Kiev "siempre que sea necesario" y se negó a descartar envío de tropas francesas sobre el territorio en disputa en Ucrania.

Estos comentarios le ligaron una respuesta directamente del Kremlin ruso, a través del portavoz, Dmitry Peskov, quien afirmó que "Francia ya está luchando contra Rusia en Ucrania" dado que los ucranianos usan armas y vehículos franceses, pero que además "ya hay franceses peleando".

En una conferencia de prensa en Moscú, Peskov dijo que a París "no le importa" aumentar el nivel de su participación en la guerra en Ucrania, y que, si bien no pudieron vincular todavía a estos soldados con el Ejército del gobierno francés, "no hay dudas que hay franceses involucrados en el campo de batalla".

"Es obvio que Francia considera a Rusia como un oponente, porque Francia ya está involucrada en la guerra en Ucrania. De hecho, participa en esta guerra y, a juzgar por las declaraciones del señor presidente, no les importa aumentar el grado de participación", afirmó Peskov.

En una entrevista con la televisión francesa el jueves, Macron afirmó que la derrota de Ucrania en el conflicto no traerá la paz y que París "estará lista" para tomar las medidas necesarias para impedir la victoria de Rusia, a cuyas autoridades considera un "oponente".

Al comentar sobre los intentos de los grupos de sabotaje ucranianos de penetrar en territorio ruso, el portavoz dijo que uno de sus objetivos era desestabilizar la situación antes de las elecciones presidenciales de tres días en Rusia, que comenzaron hoy.

Peskov dijo que la CIA ha estado llevando a cabo actividades debilitantes en Rusia durante años. "No excluyo que las agencias de inteligencia estadounidenses hayan estado involucradas en una práctica similar en China", dijo.

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Estados Unidos

Tucker Carlson entrevistó en secreto a Putin en Moscú: La Unión Europea evalúa sancionarlo y prohibirle el ingreso al continente

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La conversación entre el ex presentador de Fox News y el mandatario ruso se emitirá el jueves en Twitter y en la página web tuckercarlson.com.

El periodista más importante del momento, Tucker Carlson, viajó a Moscú a escondidas esta semana para entrevistar en un mano a mano exclusivo al presidente de Rusia, Vladimir Putin, en lo que sería la primera que concede el mandatario a un estadounidense desde que comenzó la guerra en Ucrania.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que Putin había accedido a la entrevista con Carlson porque el enfoque del ex presentador de Fox News difería de la información “unilateral” sobre el conflicto de Ucrania de los otros medios de comunicación occidentales.

Carlson subirá la entrevista directamente a Twitter el jueves, como hizo con sus otras entrevistas a presidentes como Javier Milei en Argentina, Viktor Orbán en Hungría o Donald Trump en Estados Unidos. En un anticipo que subió este martes, dijo que la entrevista permitiría a los estadounidenses entender el punto de vista de Rusia sobre la guerra.

No estamos aquí porque amemos a Vladimir Putin. Nadie les pide que estén de acuerdo con lo que Putin pueda decir en esta entrevista, pero les instamos a que la vean. Deben saber todo lo que puedan”, dijo.

Según el periodista, sus productores también están intentando entrevistar a Volodimir Zelenski en Ucrania, para que pueda dar la otra cara de la situación, pero por el momento sin éxito. De hecho, funcionarios ucranianos han pedido su cabeza.

Persecución política

Según el propio Carlson, la última vez que intentó entrevistar a Putin, fue boicoteado por los servicios de inteligencia de los Estados Unidos. Se cancelaron sus pasajes "sorpresivamente", recibió amenazas anónimas para que no viaje y hasta su esposa recibió extorsiones.

También asegura que sus teléfonos fueron intervenidos y sus mensajes de texto fueron filtrados a la prensa. "No compartí las capturas con nadie, nunca me alejé de mí teléfono, es imposible que la prensa haya conseguido esas fotos sin ayuda del Gobierno", confirmó.

Sin embargo, esto solo retrasó lo inevitable, y después de reorganizarse mejor, Carlson logró viajar a Moscú por debajo de la atención del gobierno de Biden, y una vez en Moscú, logró moverse con total libertad, incluso apareciendo en varios videos que filmó la gente cenando en restaurantes y caminando por la calle.

Tras lograr la entrevista, miembros de la Unión Europea pidieron implementar sanciones contra el comunicador estadounidense por "contribuir a difundir la propaganda del Kremlin", según dijeron varios eurodiputados actuales y anteriores.

En particular, el ex primer ministro belga y actual diputado del Parlamento Europeo, Guy Verhofstadt, pidió la palabra en la sesión de este miércoles y calificó a Carlson de haberse convertido en el “portavoz de Donald Trump" y de "estar jugando a favor de Vladimir Putin".

“Parece lógico que el Servicio Europeo de Acción Exterior examine también su caso”, dijo el legislador en medio del recinto, en referencia a la agencia europea que tiene a cargo imponer sanciones a los empresarios o políticos que colaboren con el Kremlin.

Estas sanciones van desde multas económicas, pasando por embargos de bienes, hasta la prohibición de ingresar a cualquiera de lo 27 países miembro de la Unión Europea.

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Economía

El colapso de la economía planificada en la Unión Soviética: La caída del sistema que esclavizó a millones de personas por 70 años

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Hace más de tres décadas colapsó definitivamente el experimento socialista en Rusia, dejando consigo un prontuario de atraso económico y social. La caída de la cortina de hierro dejó en evidencia el fracaso del intervencionismo estatal y la planificación centralizada.

Un 25 de diciembre de 1991 se disolvía la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), tras un largo proceso de agonía económica e inestabilidad política prolongada, que dejó un saldo de millones de personas que murieron de hambre o por la represión del Estado.

El derrumbe de la URSS marcó el fin de la dictadura totalitaria en Rusia y algunos de los países colindantes. Se trata del régimen por excelencia que abolió casi por completo la libertad económica, la libertad civil y la libertad política sobre todas aquellos países que aglutinó. Dejó en manifiesto el fracaso de la ideología comunista y la planificación centralizada como una alternativa de organización social

El derrumbe político de la URSS no fue sino la consecuencia de un masivo colapso económico, un episodio que dio inicio a una de las crisis más severas de la historia, y cuyas secuelas persistieron a lo largo de la década de los 90s en Rusia. El fin de la cortina de hierro inspiró la necesidad de reformismo tanto en países post-soviéticos como en múltiples economías emergentes.

¿Por qué se estancó la economía socialista?

La Unión Soviética experimentó un importante crecimiento económico entre las décadas de 1950 y 1960, ya que aún asignando arbitrariamente los recursos, el Estado creó desde cero sectores que de otro modo hubieran sido impensables (por ejemplo el desarrollo de la industria pesada en un país predominantemente agrícola). Asimismo, la brecha tecnológica entre la URSS y Occidente era relativamente baja tras el final de la Segunda Guerra Mundial, entre otras cosas por la expansión del comercio con la Europa Oriental y con China.

Aún así, esta expansión no tuvo nada de excepcional si se la compara con países que partieron de una situación muy atrasada en términos relativos durante en la década de 1950, como España, Portugal, Grecia e incluso Brasil. Otro punto a tener en cuenta es que el alza inicial del PBI per cápita soviético no necesariamente reflejaba una mejoría de las condiciones materiales de vida de sus ciudadanos, porque al no haber un sistema de precios eficiente no había manera de interpretar las preferencias por ciertos bienes en detrimento de otros, simplemente se le obligaba a la población a aceptarlos por la fuerza.

Y fue precisamente la falta de un sistema de precios lo que irremediablemente terminó boicoteando todo el esquema. Sin un sistema de precios capaz de reflejar las preferencias de las personas o asignar los recursos, y frente a la total carencia de incentivos compatibles con la iniciativa individual, la economía planificada no fue capaz de identificar eficientemente ni cuánto, ni cómo, ni qué producir exactamente.

Se establecieron pautas de producción dentro de programas quinquenales, y los ciudadanos eran reducidos a ser una mera materia prima dentro de un plan de acción centralizado, una suerte de “productivismo forzoso”.

En una economía moderna el capital fluctúa entre sectores a través de las señales que marca el sistema de precios, pero en el régimen soviético las asignaciones se realizan con criterios políticos, con pautas arbitrarias o incluso con tecnicismos que no cuentan con la suficiente información.

La Unión Soviética enfrentó un largo proceso de descapitalización y atraso tecnológico acumulativo, que culminó con el estancamiento de la productividad de los factores para las décadas de 1970 y 1980. El auge de los años 60s se convirtió en un pesado estancamiento.

Las reformas de Gorbachov y el colapso insalvable de la economía centralizada

Consciente de las causas del estancamiento, el Secretario General Mijaíl Gorbachov trató de hacerles frente mediante la flexibilización del sistema planificador, en un vago intento por descentralizar pero sin abandonar el socialismo de Estado propiamente dicho.

Para revertir la baja productividad, Gorbachov estableció el “principio de autofinanciamiento en las operaciones empresariales”, por el cual las empresas estatales recibieron más autonomía de los recursos financieros que recaudaban y al mismo tiempo se hacían responsables de planificar sus propios gastos (tanto en salarios, insumos, bienes finales, etc).

Para atacar la abrumadora brecha tecnológica que condenaba al país al fracaso, se decidió flexibilizar el monopolio estatal sobre el comercio exterior, permitiendo que las empresas estatales y los ministerios pudieran acceder al comercio exterior, y se legalizó la inversión extranjera directa para ciertos sectores específicos. Asimismo, se legalizaron las cooperativas independientes al Estado.

Colapso productivo de la Unión Soviética entre 1981 y 1991.

Las tímidas reformas fueron un fracaso absoluto. La contracara de la mayor autonomía financiera para las empresas estatales fue la brutal caída de la recaudación del Gobierno central (ya que las ganancias de las empresas eran ingresos contables para el Estado). El déficit general aumentó al 2,3% del PNB en 1985, 6% en 1986, 7% en 1987, más de 10% para 1988, y superó el 15,8% en 1991

Estos desequilibrios se cubrieron enteramente con emisión monetaria directa del Gosbank (el Banco Central de la Unión Soviética). Los gastos del Estado siguieron aumentando, y el grado de centralización de la URSS alcanzó su punto más alto en los años 80s. El balance financiero total del Estado llegó a representar el 90% del PNB en 1990, y los gastos presupuestarios (la parte más importante del balance) superaron el 75% del Producto Neto material (una forma de medir de la producción en las economías socialistas).

Como los precios eran reprimidos y fijados arbitrariamente por el Estado, las situaciones de desabastecimiento se multiplicaron exponencialmente. La disparidad entre el crecimiento de la oferta monetaria y la oferta de bienes y servicios provocó un problema de “sobrante monetario” que sumió a la población en una situación de subsistencia y miseria.

La administración Gorbachov respondió al desabastecimiento con una reforma monetaria a gran escala. Se autorizó un aumento del 63% sobre los precios mayoristas en enero de 1991 pero solo 6% sobre los minoristas. La cantidad de precios fijos pasaron del 90% al 55% del total, y el resto pasaban a ser “administrados”.

Por otra parte, se firmó un decreto confiscatorio para retirar rublos en circulación, al mismo tiempo en que se estableció un corralito de hasta 1.000 rublos mensuales por persona para los depósitos en la Caja de Ahorros de la Unión Soviética.

En respuesta, la gente desesperada se lanzó masivamente a comprar divisas en el mercado negro para salvaguardar sus ahorros, y la brecha cambiaria escaló de 316% a más de 500% en febrero (el tipo de cambio oficial no se ajustaba desde la década de 1960). El Gobierno se vio obligado a devaluar hasta un 372% el tipo de cambio legal a partir de abril.

En ese mismo mes los precios minoristas subieron un 63,5% y la inflación superó los 3 dígitos. La economía entró en recesión ante la imposibilidad de solventar las ineficiencias del sistema, el desabastecimiento persistió incluso después de los fuertes aumentos, y la actividad industrial se derrumbó un 21% entre diciembre de 1988 y diciembre de 1991.

Para diciembre de ese mismo año, los faltantes de carne superaban el 52,6% en las tiendas oficiales, 20% en la leche, 70% en vegetales y 54% en azúcar, y precios disparándose con cada vez más violencia. La Unión Soviética se derrumbó el 25 de diciembre y el sistema de represión de precios colapsó en enero de 1992 con un salto del IPC en torno al 245% tras la reforma Pávlov.

Tenemos mucho de todo: tierra, petróleo, gas, otras riquezas naturales, y tampoco Dios nos ofendió en cuanto a inteligencia y talentos. Pero vivíamos bastante peor que en los países desarrollados. La razón de esto era evidente: la sociedad estaba asfixiada por las tenazas de un sistema burocrático y autoritarioAsí no se podía seguir viviendo, todo tenía que cambiar radicalmente”, admitió públicamente Gorbachov como parte de su discurso de renuncia en diciembre de 1991.

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