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El Papa ya no disimula sus intenciones y sanciona una nueva constitución para plagar de marxistas al Vaticano

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Con la sanción de la Praedeicate Evangelium el Papa Francisco le abre la puerta a figuras como Grabois y Cuda, con abultadas cajas y un poder ilimitado en la Santa Sede.

Este fin de semana, el Papa Francisco promulgó la nueva constitución vaticana “Praedeicate Evangelium”, la cual deroga y reemplaza a la constitución de San Juan Pablo II de 1988 y reordena completamente al gobierno de la Santa Sede.

La nueva constitución cambia completamente el organigrama del gobierno vaticano, descentraliza varias congregaciones a las que les cambia los nombres por “dicasterios“, abre el ingreso a laicos y mujeres y descentraliza el poder. Además, tomó como centro de la pirámide un nuevo Dicasterio para la Evangelización, algo así como un nuevo ministerio, dedicado exclusivamente “a la evangelización”. 

Los detractores de la corriente progresista del Santo Padre ven estos cambios como una maniobra para mantener el control de cada sector de la curia romana, disfrazando los cambios con nombres bonitos y permitiendo la entrada de laicos al corazón de la Santa Sede.

Esto tiene que ver con que ya no hay tantos sacerdotes que estén tan dispuestos a seguirlo como antes debido a sus tendencias cada vez más izquierdistas, por lo tanto, el Papa busca posicionar a sus amigos en puestos estratégicos como hiciera hace un tiempo con Juan Grabois, como miembro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, donde primero se evidenció esta estrategia de darle poder y enormes cajas a los Dicasterios, y llenarlos de figuras ajenas a la Iglesia.

Grabois, marxista y kirchnerista, líder piquetero y miembro consultor del Vaticano no es el único personaje de izquierda que Francisco exportó a Roma. Hace poco nombró a Emilce Cuda como jefa de la Comisión para América Latina en el Vaticano. La teóloga, amiga de Su Santidad, una millonaria comunista, aboga por la redistribución de la riqueza, la crítica feroz al capitalismo y al “neoliberalismo” y sostiene todas las banderas progresistas que están de moda.

Los cambios propuestos por Francisco en el Vaticano son el puente para llevar a sus amigos laicos a Roma y llenar de socialistas y comunistas a la Santa Sede, ya no como miembros de consejos consultores, sino al frente de las principales congregaciones vaticanas. Y con altos sueldos en euros

Lo claro es que el Papa se siente más cómodo con marxistas que con teólogos tradicionales o doctrinarios, por algo dicen en Roma que Francisco está más cerca de Marx que de San Francisco de Asís. Prueba de ello son sus declamaciones del año pasado cuando pidió a los líderes del mundo por “un salario universal, para que cada persona en este mundo pueda acceder a los más elementales bienes de la vida” y por “la reducción de la jornada laboral“.

Este sistema, con su lógica implacable de la ganancia, está escapando a todo dominio humano. Es hora de frenar la locomotora, una locomotora descontrolada que nos está llevando al abismo. Todavía estamos a tiempo“, aseguró el Pontífice, en un mensaje con motivo del IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares.

Francisco constantemente se pronuncia a favor de cambiar el actual sistema socio-económico, la condonación de la deuda de los países pobres y el cese de la destrucción de “bosques, humedales y montañas”, todos temas que exceden su rol como Santo Padre y que decide mencionar por la sobreidologización que llevó al cargo.

También critica al “neocolonialismo” y al “capitalismo” en cada oportunidad que se le presenta. Así como sostiene las banderas de “la integración urbana, la agricultura familiar y la economía popular”, todas frases que sacó de la ideología que profesan figuras como Grabois o Emilio Pérsico. Basta leer la encíclica Fratelli Tutti, un documento abiertamente socialista. 

Esta ideologización no queda solamente en las palabras. Cabe recordar que hace no mucho Bergoglio, en su visita a Grecia, hizo una ferviente defensa de la democracia, y manifestó que “la democracia es compleja, mientras el autoritarismo es expeditivo”, mientras la policía sacaba a los golpes a un sacerdote de 80 años que le gritó hereje

Es irónico que justamente él, un rey absolutista (por como está concebido su rol en el Vaticano) que “corta la cabeza” de todos aquellos sacerdotes, obispos y cardenales que no comparten su visión y que promociona a personajes oscuros y corruptos como fue el caso de Zanchetta, hable de democracia.

Lo cierto es que el Santo Padre parece dispuesto a hacer una revolución en la Iglesia y romper con todos los antiguos cánones establecidos, incluso por el mismo Jesucristo, pero sin relegar su posición “de privilegio”.

Muchos teólogos buscan mecanismos para anular su pontificado, temerosos de los cambios que pueda seguir imponiendo. “Si fue capaz de permitir la publicación de un libro de memorias de los amores lésbicos de unas monjas, es capaz de todo”, señala un sacerdote retirado con el que conversó La Derecha Diario para la confección de este artículo. Este sacerdote, asegura haber recibido “abuso psicológico de parte de un obispo amigo del Papa“. 

Un hombre amigo de dictadores, que ejerce un gobierno despótico, que promueve las ideas que provocaron las épocas más oscuras de la historia mundial, que desprecia los valores y la doctrina milenaria que preside y que permite el triunfo de la mentira como fue la beatificación de Angelelli, pretende hoy ser el faro moral religioso del mundo. Cada vez menos gente le cree.

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Un cardenal conservador alemán expone el despotismo con el que el Papa Francisco dirige la Iglesia Católica

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La muerte de Benedicto XVI y la publicación del libro del Cardenal Müller han dejado en evidencia el peor costado de Francisco. Su actitud dictatorial y contraria a la fe genera mayores rupturas de cara al décimo aniversario de su pontificado.

Tras la muerte de Benedicto XVI, el ala conservadora de la Iglesia no se achica ante los desmanes del Papa Francisco. En la última semana se publicó In buona fede: La religione nel XXI secolo (“En Buena Fe: La Religión del Siglo XXI”), una entrevista del tamaño de un libro con el cardenal alemán Gerhard Müller, quien no escatimó en punzantes críticas al Santo Padre y a su forma despótica de conducir el Vaticano.

Roma entró en máxima alerta tras la entrevista, realizada por Franca Giansoldati, la Corresponsal en el Vaticano del diario italiano Il Messaggero, y ya comparan la publicación con la del crudo relato del arzobispo Georg Ganswein, secretario privado de Benedicto. El libro del cardenal alemán se suma a una serie de textos que develan un costado de Francisco que pocos quieren ver.

Las principales críticas giran en torno de la forma autoritaria en la que Francisco saca de sus puestos a toda autoridad eclesiástica que se muestre “tradicionalista” o “conservador”, o siquiera que no comulga en absolutamente todo con su visión abiertamente progresista y revolucionaria de la Iglesia.

Su Santidad ha demostrado, además, no tener misericordia con aquellos “desagradecidos” que no le son leales ciegamente, como es el caso de Müller, quien fue nombrado Cardenal por Francisco en 2014 y lejos de torcer su actitud hacia la doctrina tercermundista de Francisco, éste se mantuvo leal a la doctrina tradicional, la cual fue ampliamente defendida por el recientemente fallecido Cardenal Pell.

Mantenerse acorde a sus principios le valió a Müller que Francisco lo remueva de su cargo como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y lo reemplazara por un “amigo” que si comulga con su visión de extrema izquierda.

No es secreto que Roma hoy se encuentra divida entre los fieles seguidores de Francisco y aquellos tradicionalistas que se identificaban con Benedicto y Pell. Ahora que ambos han fallecido, todos miran a Müller como la principal figura de este espacio.

La tirante relación entre Francisco y Benedicto quedó evidenciada con la actitud que Bergoglio demostró cuando su antecesor falleció. Si bien era emérito, Ratzinger no dejó de ser Papa, por lo que merecía la rendición de honores protocolares correspondiente, las cuales Francisco no permitió.

En síntesis, no se declaró feriado, por lo que todos los empleados del Vaticano sólo podían participar de las exequias hasta el mediodía. El Vaticano no declaró el luto oficial, por lo que todo siguió como si fuera un día normal, sin banderas a media asta, cosa que si hicieron en otros países. Quizás, Francisco olvida que Benedicto fue, durante 8 años fue el jefe del Estado Vaticano, además de Santo Padre y líder de los tradicionalistas. Tampoco hubo cortejo oficial, y Francisco solo participó de la Misa exequial, con una actitud indolente, como quien despide al jefe de su oposición.

Hoy, Bergoglio se rodea de sus amigos, sin importar si son idóneos para ocupar cargos, o tengan denuncias por desfalcos financieros o abuso sexual. Parece que recuerda las palabras de cierto general de su país de origen que decía “al amigo todo; al enemigo, ni justicia”.

La porción conservadora de la Iglesia llora a Benedicto y a Pell, y sufren el avance del progresismo desenfrenado al que Francisco está sometiendo a la Iglesia con un poder autoritario contrario al cristianismo que no parece ceder frente a su edad avanzada y sus problemas de salud.

Actualmente, Roma se llena de rumores de nuevas restricciones para la celebración de la Misa tradicional, las cuales buscan centralizar aún más el poder de la Curia Romana. Sea realidad o no, lo cierto es que los rumores son signos de un malestar que resquebraja la Iglesia desde adentro y deja la interrogante si será posible revertir todo el daño que Francisco y su progresismo han hecho al Clero.

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Papa Francisco destruye la Iglesia desde adentro: Nombra ateos pro-aborto y hasta musulmanes en puestos clave

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El Santo Padre parece estar en una carrera contra reloj para aprovechar el tiempo que le queda para contaminar cada área del Vaticano con progresistas antes de dejar el papado.

El pasado sábado, el Vaticano informó acerca de los nuevos nombramientos que hizo el Papa Francisco en importantes puestos de la Iglesia: un teólogo crítico de la encíclica pro-vida Humanae Vitae, una atea pro-aborto, dos rabinos y varios musulmanes son algunos de los nuevos miembros de la Pontificia Academia Para la Vida.

Los nombramientos cayeron como un baldazo de agua fría para varios defensores de Francisco, que venían justificando todas sus acciones, pero esto ya fue demasiado. Sus detractores, lejos de sorprenderse, ven esto como una más de las acciones destructivas que el Pontífice viene realizando cada día, aunque cada vez con menos disimulo.

La Academia Pro Vita fue creada por San Juan Pablo II para luchar contra la cultura abortista en el mundo. La prestigiosa institución comenzó su debacle en tiempos de Francisco, con declaraciones poco convincentes y con una flexibilización de la postura frente al aborto.

Si bien el deterioro comenzó desde el primer día del papado de Francisco, muchos se dieron cuenta de lo que estaba pasando cuando la cuenta de Twitter de la Academia subió una publicación relativizando la importancia de que el catolicismo defiende la vida.

“Cuidado: lo que hoy es disidencia, puede cambiar. No es relativismo, es la dinámica de la comprensión de los fenómenos y la ciencia: el Sol no gira alrededor de la Tierra. De lo contrario, no habría progreso y todo se detendría. Incluso en teología. Piénsalo. La cuestión de la vida no es cuestión de tomar posiciones fundamentalistas con la ideología, sino de abrir el debate dentro de la comunidad de teólogos morales”, escribieron en julio de este año. 

La poca credibilidad histórica que le quedaba a la institución ahora se ha hundido definitivamente con los nuevos nombramientos.

Empecemos por Mons. Philippe Bordeyne, un teólogo francés abiertamente crítico de la Humanae Vitae de San Pablo VI. Básicamente, un hombre que critica la base teológica que edifica la Academia será ahora parte de su Consejo Directivo.

En 2015, por ejemplo, Mons. Bordeyne afirmó que “sería razonable dejar el discernimiento de los métodos de control de la natalidad a la sabiduría de las parejas”, incluyendo entre estas opciones el aborto, y pidió que la Iglesia rechace la postura “absolutista” en contra de la práctica.

Otro de los nuevos miembros que llama la atención es Mariana Mazzucato, atea y promotora pública de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, que atacan explícitamente a la vida, la familia y los valores cristianos.

Mazzucato, presidente del Consejo sobre la Economía de la Salud para Todos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ex miembro del Consejo de la Agenda Global sobre la Economía de la Innovación del Foro Económico Mundial no sólo es una orgullosa atea, sino que es una auto-denominada socialista, y fue miembro del Comité Asesor Económico del Partido Laborista Británico, trabajando directamente con los líderes laboristas de extrema izquierda de ese momento, Jeremy Corbyn y John McDonnell.

La ítalo-estadounidense recientemente estuvo de visita en Argentina, donde se reunió con el ministro Daniel Filmus, y en una conferencia que dieron en conjunto esbozó un enorme apoyo a las políticas del kirchnerismo, que han llevado al país a una inflación récord, pobreza extrema y completa vulneración de derechos.

La economista ha hecho varias publicaciones en sus redes sociales que demuestran lo radical de su pensamiento socialista, su defensa del aborto y su burla y critica constante no sólo a los valores cristianos sino a la Iglesia en sí misma. Su designación fue la gota que rebalsó el vaso para muchos, incluso adeptos del Sumo Pontífice, que salieron a criticarlo abiertamente.

Tan solo unos meses atrás, cuando se derogó Roe v. Wade en Estados Unidos, la jurisprudencia que despenalizaba el aborto a nivel federal en Estados Unidos, compartió un video de la comunista radical Ana Kasparian en su segmento en el programa The Young Turks.

En un tweet comentó “¡es tan bueno!” a un discurso repleto de insultos a la propia Iglesia Católica, apoyo explícito al aborto y a otras medidas de control de natalidad, y al ateismo que dio Kasparian tras la noticia.

También ha llamado la atención el nombramiento de Saad Al-Din Mosaad Helaly, profesor de Jurisprudencia Islámica en la Universidad Al-Azhar de El Cairo, Egipto. Otro hombre crítico de la Iglesia Católica que ni siquiera es cristiano, si no que es un ferviente musulmán, seguidor del Corán.

Cuando los nombramientos fueron publicados, diversos académicos cristianos protestaron, como el reconocido médico católico José María Simón Castellvi, presidente emérito de la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos. Castellvi criticó con dureza los nombramientos, y tildó a los nuevos funcionarios del Vaticano como “académicos abortistas, defensores de la eutanasia y detractores de la Humanae Vitae”.

Desde el equipo de comunicación del Papa salieron a defender lo indefendible y justificaron los nombramientos de Francisco alegando la necesidad de “incluir a mujeres y hombres con experiencia en varias disciplinas y de diferentes orígenes, para un constante y fructífero diálogo interdisciplinario, intercultural e interreligioso”.

Basándose en este último concepto, el interreligioso, trataron de justificar la hereje inclusión de creyentes de otras religiones. “Por eso entre los académicos también hay no católicos: dos rabinos, un Académico sintoísta, musulmanes, y un teólogo anglicano”, aseguraron.

Lo que nadie pudo defender hasta ahora es el nombramiento de Mazzucato, pero quizás su defensa de la Agenda 2030 y su postura progresista es de agrado del Pontífice. Lo cierto es que Francisco está llenando los puestos claves del Vaticano con socialistas, comunistas y defensores de todo aquello que va en contra de los valores cristianos.

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Un Papa que calla ante la persecución de católicos: Por qué Francisco no hace nada para ayudar a la Iglesia de Nicaragua

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La dictadura sandinista desaparece sacerdotes, mientras la situación en Nicaragua se recrudece día a día con un Papa Francisco quien hasta la fecha solo atinó a publicar un tweet.

Después de meses de persecución y de una situación que ha llamado la atención de la comunidad internacional, y luego de que decenas de organizaciones religiosas le exigieran a Francisco que dé la cara y se pronuncie en contra de la aberrante persecución política que sufren los cristianos y el clero en Nicaragua, el Papa rompió el silencio.

Sin embargo, Francisco no emitió un comunicado, ni una conferencia de prensa ni escribió una carta. Francisco emitió un pequeño y tímido tweet donde dice que sigue la “situación de Nicaragua” con dolor y preocupación. Pide, además, como ya es costumbre, “diálogo abierto y sincero“. Sus palabras muestran la intención de no ofender a nadie.

A pesar del mensaje, la comunidad católica sigue resentida. Duele la demora de Francisco a tocar el tema, duele la extraoficialidad con la que lo hizo, pero duele más lo que no dice. No habla de la persecución, no habla del martirio a sacerdotes, no dice nada

La Iglesia Católica está viviendo, quizás, la peor crisis de los últimos cien años. Una crisis de carácter interno debido a la falta de reacción del liderazgo ante las persecuciones que viven los católicos no solo en Nicaragua, si no en África, en Medio Oriente y hasta en Europa, en manos de inmigrantes musulmanes que asaltan sin consecuencias a los creyentes de las demás religiones.

Pero sin duda la peor situación se vive en Nicaragua, una situación agravada después de la confirmación de la detención y desaparición del Padre Oscar Benavidez, un sacerdote anticomunista de la diócesis de Siuna a quien se le impidió dar la misa por sus opiniones políticas, y luego cayó en las manos de la policía del dictador Ortega.

Lo que más preocupa a los analistas de las internas del Vaticano es que todo esto tiene un trasfondo mucho peor: con el Papa Francisco a la cabeza, la Iglesia se encuentra dividida entre aquellos sacerdotes que son leales a Francisco, a la Agenda Globalista 2030 y a los líderes socialistas de turno; y entre aquellos sacerdotes que se mantienen fieles a un modelo tomista y tradicionalista que va en oposición al grupo que se encuentra en el poder

Hoy, Nicaragua es la prueba clerical que permite analizar a todos los sacerdotes. Para determinar de qué lado de la grieta se encuentra cualquier miembro de la Igleisa, solo basta con revisar quienes se están haciendo eco de la persecución religiosa del régimen comunista dictatorial de Ortega y quienes prefieren hablar de otras cosas

Por ejemplo tenemos al Mons. Oscar Ojea, Obispo de San Isidro y Presidente de la CEA, quien le escribió una escueta y deplorable carta al Cardenal S.E.R. Leopoldo Brenes, Primado de Nicaragua, quien vive una de las peores persecuciones jamás registradas de parte de la dictadura sandinista.

Carta escueta, donde Ojea dice “he tomado conocimiento de las dificultades en las cuales desempeñan su misión, particularmente la situación que se vive en la Diócesis de Matagalpa”. Ofrece cercanía, oraciones y nada más. Quienes no dicen nada tampoco son los sacerdotes Por la Opción de los Pobres, el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo y demás agrupaciones de corte socialista.

Quizás Mons. Ojea no ha leído los periódicos y no sabe de la gravedad que viven los cristianos en Nicaragua. Situación que no se da por un desastre natural, sino porque un hombre, un dictador de izquierda, amigo de Castro, Maduro y el Foro de San Pablo, está persiguiendo a sacerdotes que no aceptan sus abusos de poder. Pero también cabe aclarar que esta situación no empezó ayer.

La abogada Martha Patricia Molina Montenegro es la autora del informe “Nicaragua: ¿una iglesia perseguida? (2018-2022)”, que recopila 190 ataques contra la Iglesia Católica en el país, perpetrados por turbas a fines al régimen, cuyo dictador siempre ha odiado a la Iglesia Católica y a la fe.

Los hechos de violencia comenzaron en 2018 cuando estallaron protestas por una serie de reformas al sistema de seguridad social, que se extendió por todo el país. La violenta represión del régimen sandinista dejó 355 muertos. Desde ese momento, la Iglesia tomó un rol fundamental en la denuncia ante los atropellos a los derechos de los ciudadanos, lo cual provocó una persecución indiscriminada en contra de obispos, sacerdotes, seminaristas, religiosos, grupos laicales y hacia todo lo que tenga relación directa o indirecta con la Iglesia católica.

El lenguaje ofensivo y amenazante de la pareja presidencial contra la jerarquía católica se hicieron cada vez más evidentes y frecuentes; y las acciones de algunas instituciones públicas en contra del trabajo caritativo de la iglesia incrementaron”, señala la Dra. Molina Montenegro. 

Para aquellos que no están familiarizados con el sistema interno de la Iglesia, es muy difícil que algo se le escape al Papa. Los Obispos rinden cuentas de todo lo que pasa en sus diócesis y, normalmente, cuando las cosas toman estado público, el Papa ya lo sabía desde hacía tiempo. Entonces, ¿por qué Francisco guardó silencio hasta ahora? ¿Por qué recién ahora llegan unas escuetas palabras en una red social, después de cuatro años de persecuciones? ¿Por qué Franscisco evita pronunciar las palabras que describen lo que realmente pasa en Nicaragua?

No basta con que Bergoglio mande a un sacerdote a publicar un calculado Tweet, ni que mande a un representante a la Organización de Estados Americanos a condenar estas acciones y a pedir el diálogo, hace falta que sea pastor de su pueblo y dé la cara

Lo cierto es que sus defensores intentan compararlo con Pío XII, quien guardó silencio sobre las atrocidades del nazismo mientras montaba una amplia red oculta que le permitiría salvar a miles de niños judíos. Una comparación realmente ofensiva para la memoria de Pío XII, ya que no hay indicios de ningún tipo de ayuda a los creyentes en Nicaragua, y son los mismos sacerdotes centroamericanos que denuncian el silencio de Roma.

Francisco habla del diálogo como base para solucionar conflictos, diálogo que se ve imposibilitado cuando se encarcelan sacerdotes y obispos, se expulsa al nuncio y se refiere a los miembros de la Iglesia como “demonios con sotanas”. 

Pero ante la sorpresa de muchos cristianos que parece que recién ahora descubren que Francisco no era lo que parecía, la duda es: ¿Francisco tuvo una enérgica defensa por los cristianos detenidos en Cuba por manifestarse en contra del Gobierno? ¿Y por los venezolanos? ¿Francisco apoyó a los católicos asesinados en África por los fundamentalistas musulmanes? Sus “enérgicos reclamos” parecen ser muy selectivos. 

Mientras tanto, ante la mirada del mundo y la inacción del Papa, el comunista Ortega sigue arrestando sacerdotes, atentando contra Iglesias, cerrando organizaciones benéficas, expulsando a miembros del clero como lo hiciera con el nuncio y con las hermanas de la orden Misioneras de la Caridad.  

En definitiva, este Vaticano ha dividido a los creyentes en dos grupos, aquellos de izquierda, defensores de la Agenda 2030, que tienen la facilidad de ignorar la persecución de sus pares, y tienen el respaldo del Papa; y aquellos malvados cristianos que son tradicionalistas, de derecha y que buscan la libertad de vivir y de ejercer su fe.

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