La crisis en Georgia desató violentas protestas
En medio del tumulto político en el Cáucaso, violentas protestas se han dado seguidas del accionar policial
Georgia enfrenta una ola de protestas masivas tras la decisión del gobierno de retrasar su proceso de adhesión a la Unión Europea (UE), en un giro que refleja una potencial inclinación hacia Rusia y un alejamiento de los valores democráticos occidentales.
Estas manifestaciones han intensificado la tensión en el país del Cáucaso, donde una gran mayoría de la población respalda la integración europea y rechaza la influencia rusa, mientras que desde el gobierno no ven con tan buenos ojos una integración tan profunda con los países europeos.
La controversia comenzó luego de las elecciones de octubre de 2023, donde el partido gobernante, Sueño Georgiano, se declaró vencedor en medio de denuncias de irregularidades. El resultado fue percibido como un referéndum sobre el rumbo europeo del país.
Aunque Georgia obtuvo el estatus de candidato a la UE en 2022, el gobierno anunció el 28 de noviembre que suspendía las conversaciones de adhesión hasta 2028, citando una supuesta “manipulación” por parte de la UE. También rechazó las subvenciones presupuestarias europeas hasta esa fecha.
Esta decisión provocó una indignación generalizada. Según encuestas, cerca del 80% de los georgianos apoyan la integración europea, un sentimiento reforzado por el antagonismo hacia Rusia, que invadió Georgia en 2008 y aún ocupa el 20% de su territorio reconocido internacionalmente.
Sueño Georgiano, fundado por el millonario Bidzina Ivanishvili, quien amasó su fortuna en Rusia, ha adoptado políticas cada vez más autoritarias, las cuales han devenido en la actual situación.
Este año aprobó una llamativa ley al estilo ruso sobre “agentes extranjeros”, alarmando a la comunidad internacional. Las protestas han sido reprimidas violentamente por la policía, lo que ha provocado críticas tanto de Estados Unidos como de la UE.
El primer ministro Irakli Kobakhidze defendió la actuación policial, afirmando que se protegió el orden constitucional, y negó vínculos con Rusia. Sin embargo, expertos advierten que las acciones del gobierno evidencian un giro antidemocrático.
Ketevan Chachava, analista del Centro Europeo de Análisis Político (CEPA), señaló que Georgia está en riesgo de convertirse en un estado “no democrático y sin libertades”.
Estados Unidos y la UE han expresado preocupación por la situación social en Georgia. El Departamento de Estado de EE.UU. condenó el uso excesivo de la fuerza contra manifestantes y suspendió la asociación estratégica con el país, mientras que la UE reafirmó su apoyo al pueblo georgiano y lamentó la decisión del gobierno de apartarse del camino europeo.
La alta representante de política exterior de la UE, Kaja Kallas, advirtió que esta postura tendrá “consecuencias directas” para las relaciones bilaterales, y a su vez con otras naciones.
La relación entre Georgia y Rusia es históricamente complicada. Tras la guerra de 2008, los dos países rompieron relaciones diplomáticas, pero Sueño Georgiano ha adoptado un enfoque más conciliador hacia Moscú.
Mientras tanto, miles de rusos han emigrado a Georgia desde la intensificación de la guerra ruso-ucraniana en 2022, generando tensiones sociales por el temor a una “rusificación” del país.
El Kremlin ha negado interferir en Georgia y ha acusado a Occidente de intentar desestabilizar al país, comparando la situación con la Revolución del Maidan en Ucrania en 2014. Dmitry Medvedev, expresidente ruso, advirtió que Georgia podría seguir el mismo camino hacia el caos.
Aunque el gobierno insiste en su compromiso con la integración europea, la desconfianza internacional y nacional hacia Sueño Georgiano está en aumento. La decisión de suspender las negociaciones con la UE ha provocado una profunda división entre el gobierno y una población que aspira a un futuro de carácter europeo, dejando a la suerte el destino del país.
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