Encontraron una fosa común de Bashar al Assad y aseguran que tiene 100.000 cadáveres
El recinto abarca un espacio equivalente a dos canchas de fútbol y está rodeado por altos muros.
En las afueras de al-Qutayfa, una ciudad ubicada a unos 30 kilómetros al norte de Damasco, la capital de Siria, un camino bloqueado por una gran cantidad de tierra conduce a un recinto rodeado por altos muros. El recinto, delimitado por muros de bloques de concreto, abarca un espacio equivalente a dos campos de fútbol.
Durante más de diez años, el ejército del dictador Bashar al Assad utilizó este terreno desolado como una fosa común, considerada ahora por las nuevas autoridades sirias como una de las más grandes que se conocen.
Según los residentes, excavadoras llegaban en plena noche, acompañadas de camiones refrigerados cargados con cuerpos. Al principio, las fosas no se cavaban lo suficientemente profundas, lo que permitía a los perros callejeros desenterrar los cadáveres. Esto llevó a que los soldados de Assad recibieran órdenes de cavar zanjas más profundas para evitar estos incidentes.
Hasta hace pocos días, esta zona era una de las más restringidas de Siria: un área militar donde detenerse en el lugar equivocado podía significar la detención inmediata.
Los habitantes vivían bajo un silencio impuesto por el miedo. "Todo lo que me mandaban, tenía que enterrar", afirma Haj Ali Saleh, un exalcalde de la ciudad que aún reside allí. Renunció a su cargo en 2012 y fue arrestado brevemente después de negarse a acatar órdenes para construir una fosa común.
El antiguo régimen sirio, sin embargo, encontró a otros dispuestos a cumplir estas órdenes. En los primeros años de la guerra civil, mientras el control de Assad se afianzaba, las cárceles se llenaban al límite y el gobierno recurría a métodos cada vez más brutales para aplastar la oposición. La tortura y las ejecuciones se volvieron prácticas comunes.
En la entrada del complejo, un hombre busca desesperadamente a su tío, Mostafa al-Aqti, desaparecido desde 2015. Caminaba por el terreno polvoriento y rompía en llanto. Determinar cuántas personas fueron enterradas allí o identificarlas resulta casi imposible. Un antiguo alcalde estima que la cifra supera los 100.000 cuerpos. De ser cierto, esta podría ser la fosa común más grande del mundo.
En años recientes, organizaciones internacionales utilizaron imágenes satelitales para confirmar la existencia de la fosa en las afueras de al-Qutayfa, aunque no han podido establecer un número exacto de cuerpos.
Posteriormente, el régimen de Assad intentó encubrir sus crímenes. Testigos locales describen cómo camiones llegaban al lugar para exhumar cadáveres y trasladarlos, posiblemente miles, a otros sitios. Un olor nauseabundo impregnaba la zona durante estas operaciones. "Todos en el pueblo sabían lo que estaban haciendo", relata un agricultor que vivía en las cercanías.
Antes incluso de que estallara la guerra civil, Al Qutayfa ya estaba altamente militarizada y albergaba múltiples unidades del ejército. Según varios funcionarios locales, la Tercera División del ejército sirio, conocida por su lealtad al régimen, tenía bajo su supervisión el sitio donde se encuentra la fosa.
Lo que comenzó con un número reducido de prisioneros políticos se transformó en un sistema planificado para eliminar a los opositores del gobierno. Si bien parte de los desaparecidos fueron personas vinculadas a grupos terroristas islámicos, el régimen no diferenciaba entre opositores.
Oficiales de Assad en Siria
Los funcionarios locales identificaron a varios oficiales militares de alto rango del régimen anterior que, según ellos, estuvieron implicados en la gestión del lugar. Entre estos nombres figura un general alauita originario de Tartus, una región que fue cuna de muchos de los leales más férreos a Assad.
El medio británico The Economist contactó un número telefónico asociado a este general, según una base de datos de sanciones en línea. Un hombre desconocido respondió, negando ser la persona mencionada y ofreciendo dos nombres diferentes durante la conversación, ninguno de los cuales coincidía con los registrados en la base de datos.
No se pudo verificar su identidad. El individuo afirmó estar en Jableh, cerca de Latakia. Si bien muchos altos funcionarios del régimen huyeron a Moscú junto con Assad, se cree que algunos permanecen en Siria, escondidos en aldeas alauitas en las áreas costeras, incluidas las de Latakia.
En Al Qutayfa, parecía ser un secreto a voces que algo terrible ocurría, pero hablar al respecto implicaba el riesgo de convertirse en otra víctima.
Después de más de una década de conflicto, millones de sirios continúan sin saber el paradero de sus familiares desaparecidos. En las últimas semanas, unos pocos sobrevivientes salieron de las prisiones del régimen, visiblemente marcados, pero para la mayoría, la única esperanza de respuestas reside en las fosas comunes que siguen emergiendo en diferentes puntos del país.
Ali Schwaat, un agricultor de Al Qutayfa que trabajó durante más de una década a pocos cientos de metros de la fosa, expresa el dolor de esta incertidumbre: "La madre de un muerto puede dormir", dice, "pero la madre de un hijo desaparecido nunca lo hará".
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