Fracaso total de Sánchez: Canarias bate su récord de inmigrantes ilegales
Los desembarcos en Canarias no solo no han disminuido, sino que han alcanzado cifras sin precedentes.
El archipiélago canario vive su peor crisis migratoria en décadas, con la llegada récord de 41.425 personas en situación irregular hasta el 30 de noviembre, según datos del Ministerio del Interior.
Este incremento, un 17% superior al de 2023, refleja la falta de efectividad de las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez, que, lejos de ofrecer soluciones concretas, apuesta por iniciativas que no logran frenar el flujo de inmigrantes.
Promesas vacías: la inoperancia de la ‘Alianza África Avanza’
En agosto, Sánchez presentó la Alianza África Avanza como la gran solución para abordar la migración irregular, prometiendo inversiones millonarias en países como Mauritania, Senegal y Gambia. Sin embargo, los resultados brillan por su ausencia. Los desembarcos en Canarias no solo no han disminuido, sino que han alcanzado cifras sin precedentes.
Mauritania, país clave en esta estrategia, recibió 500 millones de euros de España y la UE para combatir las mafias migratorias. Por su parte, Senegal contará con 180 millones de euros en los próximos cuatro años para fomentar el empleo juvenil. Pero estas ayudas, lejos de solucionar el problema, parecen diluirse en la burocracia y en la corrupción endémica de muchos de estos países, mientras las mafias continúan lucrándose del tráfico humano.
Fuentes de Frontex son contundentes al respecto: “El viaje de Sánchez a África no va a servir de nada. Por muchas ayudas económicas que se ofrezcan, la situación no cambiará”.
Canarias, al límite: un archipiélago desbordado
Con el 73% de los migrantes irregulares entrando a España por Canarias, las islas se han convertido en el epicentro de una crisis que el Gobierno central parece ignorar. El Hierro, una de las islas más afectadas, ha recibido más de 21.000 personas este año, lo que ha colapsado su infraestructura y saturado los recursos disponibles.
La llegada de menores no acompañados, cuya tutela recae sobre el Ejecutivo regional, representa otro grave problema. A pesar de las reiteradas solicitudes de ayuda al Gobierno central, las soluciones siguen sin llegar. Las negociaciones con otras comunidades autónomas para redistribuir la carga han fracasado, dejando a Canarias sola frente a una crisis humanitaria de proporciones alarmantes.
Un Sahel en llamas: la fuente del problema
Gran parte de los migrantes que llegan a Canarias proceden de países sumidos en la violencia y el caos, como Malí, Níger y Burkina Faso. Estos tres países, que conforman la Alianza de Estados del Sahel (AES), enfrentan conflictos armados, ataques yihadistas y desplazamientos masivos de población.
En Malí, la guerra ha generado más de 123.000 refugiados, mientras que Níger alberga más de 375.000, según datos de ACNUR. Muchos de ellos utilizan Mauritania como puente hacia Europa, un fenómeno que, según los analistas, podría agravarse en 2024.
Un fracaso nacional: la inacción del Gobierno
En toda España, la inmigración irregular ha aumentado un 13% este año, alcanzando las 56.976 personas. Mientras Canarias enfrenta una crisis sin precedentes, otros puntos como Ceuta han visto cómo los accesos irregulares se han disparado, con un incremento del 130% en los cruces a nado.
A pesar de estas cifras alarmantes, el Ejecutivo de Sánchez parece más preocupado por eludir responsabilidades que por implementar políticas efectivas. Las promesas de desarrollo económico y empleo en África se desvanecen ante la falta de resultados tangibles, mientras las mafias continúan operando impunemente.
Un panorama desolador
La política migratoria del Gobierno de Sánchez no solo ha fracasado en contener la llegada de migrantes irregulares, sino que ha exacerbado una crisis que pone en jaque a Canarias y a toda España. La falta de planificación, la ausencia de acuerdos sólidos con los países de origen y la incapacidad para gestionar los flujos migratorios están dejando al país al borde del colapso.
Canarias, convertida en la puerta de entrada a Europa, paga el precio de la inacción de un Gobierno que ha demostrado ser incapaz de ofrecer soluciones reales. Mientras tanto, las cifras de llegadas siguen en aumento, y con ellas, el descontento social y la presión sobre un sistema que no da más de sí.
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