
El gobernador demócrata de California, bajo investigación por sus lazos con el PCC
Gavin Newsom, gobernador de Claifornia, enfrenta grandes críticas por sus vínculos con diversos actores asociados al Partido Comunista Chino
Un libro de los autores Jedd McFatter y Susan Crabtree, dedica un capítulo entero a señalar la corrupción asociada con el gobernador de California, Gavin Newsom, y su relación con la comunidad china y empresas vinculadas al Partido Comunista Chino (CCP).
Los autores argumentan que Newsom jugó un papel clave en facilitar la entrada de estas corporaciones a California, lo que, según ellos, permitió la explotación de la región por parte de empresas corruptas alineadas con el CCP.
El capítulo expone que Newsom, quien fue elegido alcalde de San Francisco en 2004, recibió un apoyo significativo de la comunidad china local, celebrando su victoria en Chinatown.
Desde sus primeros días en el cargo, Newsom mostró su disposición a avanzar en los intereses de Chinatown, lo que lo llevó a crear una iniciativa llamada ChinaSF.

Según el libro, ChinaSF se convirtió en una puerta de entrada para que empresas chinas, algunas de ellas vinculadas al CCP, ingresaran al mercado estadounidense, especialmente en San Francisco.
Los autores describen cómo Newsom y el empresario chino Vincent Lo, con profundos lazos con el CCP, planearon juntos la creación de este programa.
Tras un viaje a China en el que Newsom fue recibido en un "club" en Shanghái, regresó con la idea de establecer ChinaSF, un esfuerzo público-privado que supuestamente abriría las puertas a una inversión masiva proveniente de China. Tres años después, en 2007, Newsom y Lo cofundaron oficialmente ChinaSF.
ChinaSF, de acuerdo con el libro, fue uno de los programas más influyentes de Newsom como alcalde, generando casi 5,5 mil millones de dólares de impacto económico en San Francisco entre 2008 y 2018 y reclutando a 108 empresas chinas en la ciudad.

Sin embargo, los autores alegan que durante este período, ChinaSF facilitó la llegada de varias empresas chinas corruptas, varias de las cuales están vinculadas al CCP y a prácticas fraudulentas.
Un ejemplo destacado es el caso de Suntech, una empresa solar china que, según la obra, fue reclutada por Newsom para ingresar a Estados Unidos. Newsom elogió públicamente al CEO de Suntech, Dr. Zhengrong Shi, y lo nombró miembro del consejo asesor de ChinaSF.
El libro también menciona la conexión de ChinaSF con empresas inmobiliarias chinas. Se afirma que Newsom recibió contribuciones anónimas de más de 23.000 dólares de Z&L, una empresa inmobiliaria china cuyo dueño fue condenado por soborno a un funcionario de San Francisco.
Además, los autores destacan la relación de ChinaSF con la industria biotecnológica, señalando que decenas de empresas chinas del sector se establecieron en el Área de la Bahía con grandes incentivos fiscales y, aparentemente, con poca supervisión.

Una de estas empresas, JOINN Laboratories, tiene vínculos con el ejército chino, lo que ha levantado preocupaciones sobre la falta de control en la entrada de estas compañías.
El libro también se enfoca en otros aspectos controvertidos de la relación de Newsom con China, como su vinculación con Huawei, una empresa de telecomunicaciones china que ha sido objeto de restricciones por parte de los gobiernos de Estados Unidos debido a preocupaciones de seguridad nacional.
En 2016, Huawei se convirtió en el principal patrocinador financiero de ChinaSF, lo que resultó en la apertura de una oficina de investigación y desarrollo de Huawei en San Francisco.
A pesar de las restricciones impuestas por Estados Unidos, ChinaSF organizó eventos encabezados por Huawei ese año, lo que levantó sospechas sobre el alcance de la influencia de la empresa china en el programa.

Un punto clave que McFatter y Crabtree resaltan es que ChinaSF operó inicialmente como una LLC privada, bajo el control exclusivo de la Cámara de Comercio de San Francisco, y solo más tarde se presentó como una organización sin fines de lucro.
Esto, según el libro, plantea grandes dudas sobre la transparencia y la rendición de cuentas de ChinaSF, sugiriendo que el programa pudo haber servido como una fachada para facilitar la transferencia de tecnología, propiedad y riqueza del Área de la Bahía hacia China, sin una supervisión adecuada.
Los autores concluyen que ChinaSF representa una de las iniciativas más oscuras de Newsom, ya que permitió el ingreso de empresas chinas corruptas y vinculadas al CCP a los Estados Unidos y ayudó a convertir a San Francisco en un centro de negocios para China.

El texto sugiere que, a pesar de las proclamaciones oficiales sobre ChinaSF como una asociación pública-privada beneficiosa, en realidad operaba como una herramienta para legitimar el ingreso de empresas chinas problemáticas y no reguladas a Estados Unidos.
En respuesta a las acusaciones, la oficina de Newsom desestimó el contenido del libro, apuntando a un artículo sobre teorías de conspiración.
Sin embargo, el mismo sigue argumentando que ChinaSF y sus vínculos con Newsom merecen un mayor escrutinio, especialmente en lo que respecta a la falta de transparencia y a la presencia de empresas chinas con conexiones dudosas en el programa.

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