
Un grupo de extrema izquierda francés lanzó un ataque terrorista a la red eléctrica
Con el objetivo de mostrar su apoyo a Hamás y protestar por el uso de energía eléctrica, un grupo comunista francés llevo a cabo un peligroso sabotaje.
Durante el fin de semana del 24 y 25 de mayo de 2025, las ciudades francesas de Cannes y Niza, ubicadas en la Riviera Francesa, fueron víctimas de sabotajes deliberados a la red eléctrica, afectando a más de 200.000 hogares y provocando importantes interrupciones en servicios públicos.
Las autoridades francesas han abierto una investigación oficial para esclarecer los hechos, que están siendo tratados como actos de sabotaje, posiblemente vinculados a movimientos extremistas.
El primer apagón se produjo el sábado en Cannes, durante el último día del prestigioso Festival Internacional de Cine. Un incendio en una subestación eléctrica, atribuido a un acto de vandalismo intencionado, dejó sin luz a aproximadamente 160.000 hogares.
Este corte de energía interrumpió señales de tráfico, cajeros automáticos y parte de las actividades del festival, aunque la ceremonia de clausura logró celebrarse gracias al uso de generadores.

Al día siguiente, otro incendio, esta vez en un transformador eléctrico en el oeste de Niza, provocó un segundo apagón que afectó a unas 45.000 personas. En este caso, las autoridades informaron que tres de las cuatro columnas de un pilón eléctrico habían sido cortadas con una sierra.
El alcalde de Niza, Christian Estrosi, condenó enérgicamente estos ''actos maliciosos'' y aseguró que la energía fue restablecida rápidamente, gracias a la movilización de las fuerzas policiales locales y nacionales. Anunció también que se reforzará el sistema de videovigilancia en los puntos estratégicos de la infraestructura eléctrica de la ciudad.
La investigación está liderada por la fiscalía nacional de Francia. El prefecto de los Alpes Marítimos, Laurent Hottiaux, sugirió que existen elementos que apuntan a que los incidentes no fueron coincidencia, aunque evitó dar detalles, citando el carácter confidencial de la investigación.

El lunes 26 de mayo, medios alternativos divulgaron un comunicado atribuido a grupos anarquistas que reivindicaron los sabotajes. En su mensaje, justificaron las acciones como un intento de ''cortar la energía a lo que nos destruye''.
Los ataques fueron dirigidos no solo contra el Festival de Cannes, que según los autores representa el escaparate de una República Francesa hipócrita, ''defensora del progreso, pero también segunda exportadora mundial de armas'', sino también contra industrias clave en la región, como Thales Alenia Space, startups tecnológicas, el aeropuerto local y otras instalaciones con funciones militares o industriales.
Pese a las intenciones declaradas por los autores, su principal objetivo de paralizar el festival no se logró, ya que el Palais des Festivals continuó funcionando gracias a medidas de contingencia. Sin embargo, los principales perjudicados fueron los residentes locales, los servicios públicos y hospitales que experimentaron interrupciones operativas.

El eurodiputado de derecha Éric Ciotti calificó los actos como sabotajes y ataques terroristas. Afirmó que los responsables deben ser perseguidos sin tregua, alertando sobre los peligros de este tipo de actos que podrían poner vidas en riesgo.
A nivel europeo, diversos funcionarios han advertido sobre un aumento de sabotajes atribuidos a grupos criminales vinculados a potencias extranjeras, como Rusia. Estos actos han incluido incendios, ciberataques y propaganda desinformativa.
Las autoridades aún no han identificado a los autores materiales ni confirmado la autenticidad del comunicado publicado en el sitio Indy Media, una plataforma vinculada a movimientos anarquistas y ambientalistas radicales, especialmente activa en Nantes, ciudad donde han tenido lugar numerosas movilizaciones extremistas.

En paralelo, la victoria del director iraní disidente Jafar Panahi en Cannes por su película It Was Just an Accident provocó tensiones diplomáticas. En la obra, inspirada en su experiencia en prisión, cinco personas confrontan al supuesto torturador de su pasado.
Francia celebró el filme como un acto de resistencia, lo que llevó a Irán a convocar al encargado de negocios francés en Teherán, protestando por lo que calificaron de declaraciones ''insultantes'' del ministro francés Jean-Noël Barrot.
Como medida inmediata, el Ministerio del Interior francés ordenó reforzar la vigilancia en instalaciones eléctricas críticas. Mientras continúa la investigación, el episodio pone en evidencia la creciente amenaza de sabotajes internos con motivaciones ideológicas, capaces de afectar seriamente tanto a eventos de escala internacional como al funcionamiento básico de los servicios públicos.

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