Lula da Silva logró que Brasil tenga el déficit fiscal más alto de su historia
Las proyecciones indican que el país podría terminar el año con un déficit cercano al 10% del PIB.
El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva está enfrentando un déficit fiscal histórico que amenaza con destruir la estabilidad económica de Brasil.
De acuerdo con los últimos datos del Banco Central brasileño, el déficit de las cuentas públicas alcanzó un alarmante 9,52% del Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil durante los últimos doce meses hasta octubre de 2024, lo que equivale a 1,09 billones de reales.
En términos nominales, esta cifra representa el déficit fiscal más alto en la historia del país, un claro indicador de la creciente insostenibilidad de la política económica implementada por el Gobierno de Lula.
A pesar de que en el tercer trimestre del año se registró una leve disminución en el déficit en términos relativos, la tendencia se revirtió en octubre, mostrando que el déficit sigue creciendo y acercándose peligrosamente a los niveles de dos dígitos.
Estos datos demuestran la falta de control sobre las finanzas públicas y la incapacidad del gobierno brasileño para frenar el despilfarro y las políticas populistas.
El déficit acumulado en los primeros diez meses de 2024 se ubicó en el 8,53% del PIB, lo que marca un aumento de casi un punto porcentual en comparación con el mismo período del año anterior, cuando el déficit fue del 7,73%.
Esta evolución demuestra que, bajo la administración de Lula, la situación fiscal del país empeoró de manera significativa, en especial cuando se compara con el último año del gobierno de Jair Bolsonaro, que registró un déficit equivalente al 4,57% del PIB en 2022.
El principal factor detrás de este déficit fiscal histórico es el incremento desmedido del gasto público, especialmente aquellos destinados a las políticas populistas que caracterizan a la gestión de Lula.
La expansión de los mismos, sin una fuente de financiación sostenible, está poniendo en peligro las finanzas del Estado y generando una presión insostenible sobre el déficit fiscal.
Sin embargo, el Gobierno de Lula rechazó cualquier tipo de ajuste al gasto público y está dispuesto a seguir aumentándolo, por lo que la deuda pública también está aumentando a un ritmo alarmante.
El panorama fiscal para Brasil en 2024 es crítico, con las proyecciones indicando que el país podría terminar el año con un déficit cercano al 10% del PIB, una cifra que podría llevar a la nación a un punto de no retorno en términos de sostenibilidad fiscal.
Este déficit, si no se corrige, podría desencadenar una crisis de deuda pública, con consecuencias devastadoras para la economía y la población brasileña.
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