Se terminó de cerrar el agujero de ozono de la Tierra
De acuerdo al Servicio Meteorológico Nacional, este fenómeno se adelantó, lo cual constituye una situación alentadora
En los últimos días, varias fuentes asociadas a la NASA y el Servicio Meteorológico Nacional de la República Argentina, confirmaron que el agujero de ozono sobre la Tierra terminó de cerrarse, siendo esto un hecho que contradice a varios grupos ambientalistas.
Según el Servicio Meteorológico Nacional de Argentina, este año el agujero fue bastante más pequeño que en años anteriores, alcanzando una extensión máxima de 22 millones de kilómetros cuadrados hacia finales de septiembre, mucho menor que los 25 millones de kilómetros cuadrados registrados en 2022 y 2023.
Además, sorprendió para bien que su cierre se adelantó a la primera semana de diciembre, un cambio significativo con respecto a los años anteriores, cuando los agujeros tardaban más en desaparecer.
Este comportamiento se interpreta como una señal muy alentadora, aunque las razones detrás de los agujeros persistentes de los últimos años siguen bajo investigación.
¿Qué rol desempeña la capa de Ozono?
El ozono desempeña un papel crucial al formar un escudo protector alrededor de la Tierra que absorbe la radiación ultravioleta (UV), la cual puede causar daños graves, como cáncer de piel, problemas oculares, debilidad del sistema inmunológico, y efectos adversos en las cosechas, los bosques y la vida marina. Por lo tanto, el agujero de ozono tiene implicaciones directas sobre la salud humana y los ecosistemas.
El agujero de ozono de 2024 comenzó a formarse hacia finales de agosto, más tarde que en 2023, y alcanzó su máxima extensión a fines de septiembre, en línea con el promedio histórico. En noviembre, su tamaño ya se había reducido a 10 millones de kilómetros cuadrados.
Este comportamiento contrasta con los años anteriores, donde los agujeros fueron mucho más grandes y tardaron más tiempo en cerrarse. Investigaciones del Observatorio de la Tierra de la NASA sugieren que este comportamiento inusual podría estar vinculado a eventos de calentamiento estratosférico repentino ocurridos en julio y agosto, que alteraron las condiciones necesarias para la formación del agujero de ozono. Este fenómeno, que es poco frecuente, interrumpe las condiciones que normalmente favorecen el agotamiento del ozono.
Es importante destacar la poca influencia que tiene el ser humano en el proceso de calentamiento global, debido a que el mismo representa un comportamiento cíclico natural del planeta, siendo que además existen factores mucho más incidentes en el mismo como el enorme flujo de ceniza volcánica arrojada a la atmósfera por parte de erupciones naturales.
Un factor adicional que ha afectado la capa de ozono en los últimos años es la erupción del volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha'apai en enero de 2022. Esta erupción inyectó millones de toneladas de vapor de agua en la estratosfera, lo que alteró el balance químico y térmico de la atmósfera.
Según investigaciones de la Universidad de Harvard y la Universidad de Maryland, este fenómeno provocó una pérdida del 7 por ciento de la capa de ozono. La erupción de Tonga generó una columna visible de ceniza desde la capital del país homónimo, Nukualofa, y sus consecuencias climáticas y en la capa de ozono podrían haberse extendido durante varios años.
Se esperaba que el impacto del volcán en el clima pudiera durar hasta cinco años, lo que implicaría un mayor efecto sobre el calentamiento global, pero en cuanto a la capa de ozono, todo indica que el impacto de la erupción está comenzando a disminuir.
Acciones políticas para abordar el problema de la capa de ozono:
En 1990 se ratificó el Convenio de Viena y el Protocolo de Montreal, que busca reducir el uso de sustancias que agotan el ozono, como los clorofluorocarbonos (CFCs). Estos compuestos se utilizaban ampliamente como refrigerantes y propelentes de aerosoles, pero lograron ser identificados como causantes de manera parcial del daño en la capa de ozono.
El Protocolo de Montreal, firmado en 1987, ha sido fundamental en la eliminación global de casi todos los compuestos que dependen de los clorofluorocarbonos, provocando una reducción de casi el 99% de estas sustancias.
Como consecuencia de este acuerdo, las concentraciones de CFCs en la atmósfera han disminuido drásticamente, lo que ha contribuido en cierta manera a una mejora en la capa de ozono. Sin embargo, los expertos advierten que la recuperación total de la capa de ozono podría llevar hasta mediados del siglo XXI.
Si bien el comportamiento del agujero de ozono en 2024 muestra señales positivas, como su menor tamaño y cierre anticipado, los científicos continúan investigando las causas detrás de los agujeros persistentes en años anteriores, descartando en gran parte la acción humana.
La erupción del volcán Hunga Tonga y los efectos del cambio climático siguen siendo factores de preocupación, y la protección de la capa de ozono depende tanto de las acciones humanas como de los fenómenos naturales. El compromiso global con acuerdos como el Protocolo de Montreal sigue siendo crucial para la recuperación de esta capa vital para la vida en la Tierra.
Más noticias: