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Bolivia

A un año de la vuelta al poder de Evo Morales, la derecha y los gremios convocan un paro nacional indefinido

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Desde el 8 de noviembre, las instituciones cívicas de derecha, junto a gremiales, transporte internacional y ciudadanía en general, llevan a cabo una huelga nacional en contra de un paquete de leyes que atentan contra la propiedad y la privacidad. A dos años de la caída de Evo Morales, el país sigue polarizado.

La nueva gestión del MAS cumplió su primer año en el gobierno posterior a la renuncia y vuelta al país de Evo Morales. Sin embargo, lo que representaría un momento de festejo para el socialismo boliviano, se vio empañado por una masiva protesta nacional que reunió a muchos sectores de la oposición para manifestarse contra el régimen de Evo Morales y su títere en el poder, Luis Arce.

Las protestas se dan en rechazo, principalmente, a la Ley 1.386 de “Estrategia nacional de lucha contra la legitimación de ganancias ilícitas y financiamiento al terrorismo”, la cual, en sus 7 artículos, otorga facultades inconstitucionales al Poder Ejecutivo, entre ellos el Ministerio Público, la Unidad de Investigaciones Financieras y otros organismos del Estado para intervenir cuentas, obtener datos bancarios, patrimoniales e informáticos, abrir investigaciones a sola sospecha, embargar bienes, violentar secretos bancarios y profesionales sin que se necesite una orden judicial ni siguiendo procedimientos penales a quienes no justifiquen adecuadamente el origen de sus bienes.

Esta misma ley, también faculta al presidente a modificar su contenido luego de su aprobación, mediante decretos supremos, “para perfeccionar el cumplimiento de los objetivos de la ley”.

Todas estas disposiciones van en contra de los derechos constitucionales de privacidad, inviolabilidad de domicilio, patrimonio y comunicaciones, además que pretende otorgar super poderes al ejecutivo para manipular los datos antes mencionados a como lo disponga, y en contra de la propia constitución.

Esta norma provocó el inmediato rechazo de todos los sectores gremiales, de transporte, empresarios, cívicos y ciudadanía en general, puesto que más del 85% de la población percibe ingresos en la informalidad, es decir, que no son empleados con salario fijo ni con registro en planillas de alguna empresa registrada.

Luis Arce ante el Congreso.

Así, gremiales y transportistas han convocado un paro nacional indefinido desde el lunes 8 de noviembre, medida a la que se suman los cívicos, que consideran que el régimen atenta contra el modelo liberal cruceño.

El primer día de la protesta fue acatado parcialmente en el país y coincidió con el informe anual de gestión que Luis Arce emitió ante el Congreso. Como ya es costumbre del mandatario, únicamente se dedicó a proferir comparaciones de su gestión con la del “gobierno de facto” o “gobierno de la derecha golpista”, como llaman desde el MAS al periodo transitorio de la presidente constitucional Jeanine Añez, responsabilizando a esa administración por los efectos que tuvo la pandemia.

El discurso de Arce ante el Congreso se da en un momento en el cual el MAS ha copado las directivas de Diputados y el Senado, luego de haber sobornado a algunos parlamentarios del socialdemócrata Comunidad Ciudadana (CC) y Creemos para que voten por sus candidatos y formen parte de la directiva.

De estos desertores, 2 pertenecen al partido de Carlos Mesa y 5 a UCS del alcalde de Santa Cruz, Jhonny Fernández, cuyo partido, en el pasado, respaldó a Luis Fernando Camacho en su candidatura presidencial. En ambos casos, todos fueron apartados de sus partidos políticos, y en el caso de Creemos, buscarán quitarlos del congreso, según lo dicho por su líder, Fernando Camacho.

El informe de Arce trató, sin éxito, de mostrar una imagen de “reconstrucción”, la cual se vio truncada al repetir más de 50 veces la frase “gobierno de facto” y 16 veces “derecha golpista”.

Ante esto, el pleno congresal se convirtió en un escenario bochornoso, lleno de carteles, silbidos y abucheos al presidente, quien tampoco se salvó de tener notorios arranques de ira durante su alocución.

Su único éxito ostentable fue haber "colocado 7,9 millones de dosis de vacuna contra el covid", una cifra que queda muy lejana de lo que otros países de la región han logrado. En todo su discurso, basó su año de gestión comparándose con la presidencia del 2020 de Añez.

Choques en el recinto del Congreso.

Luego de esto, el paro se desarrolló con un acatamiento parcial en el país. Nuevamente, es Santa Cruz la región en donde muestra su fortaleza, tanto en la ciudad capital como en las provincias, quedándo una vez más como el bastión de resistencia al régimen socialista que gobierna Bolivia.

El paro se acata pese a que horas antes de que inicie, el ministerio de gobierno replegó policías del interior del país para tratar de aplacar la medida, sin éxito. También, es importante señalar que en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, grupos masistas, en cooperación con la policía, fueron a desbloquear violentamente las calles principales de esta ciudad. 

Se observa en vídeos a policías tirando mesas y sillas usadas por vecinos para instalarse en las calles y a grupos encapuchados que lanzaban petardos contra la ciudadanía instalada en sus lugares de bloqueo. También se registraron enfrentamientos entre cívicos y masistas en los suburbios, donde la policía gasificó.

En regiones como Cochabamba tuvo un acatamiento parcial, con bloqueos esporádicos y las instituciones del estado regional y nacional funcionando normalmente.

En La Paz, sede de gobierno, no se registraron puntos de bloqueo como en 2019, pero sí se hizo notar una importante marcha de gremiales y mineros que rechazan la Ley 1386.

Hacia el sur del país, en Potosí se notó también un acatamiento total a la medida de paro. En este departamento, los cívicos declararon “personas no gratas” a Luis Arce y David Choquehuanca, presidente y vicepresidente del país.

También se registraron enfrentamientos entre ciudadanos y militantes del MAS, que dejaron algunos heridos tras la gresca. Potosí ya es, por debajo de Santa Cruz, uno de los epicentros del antimasismo.

También en el sur, Tarija resistió al gobierno y sus grupos con más de 50 puntos de bloqueo en la capital y carreteras nacionales. Por el contrario, otras regiones como Pando, Beni y Chuquisaca no acataron la medida, o la acataron muy esporádicamente. 

Hacia el segundo día, el presidente del Comité pro Santa Cruz, Rómulo Calvo, informó que la medida en Santa Cruz se mantiene, versión que ha sido secundada por los líderes gremiales de las otras regiones del país.

El transporte internacional ha anunciado que desplegará su maquinaria a todas las carreteras del país para cerrar los pasos fronterizos y no se sabe hasta cuándo durará este paro nacional convocado por la derecha.

Bolivia

La Derecha Diario tenía razón: Evo Morales admitió que el levantamiento militar fue un autogolpe orquestado por Luis Arce

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El líder del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) dijo que tiene dudas sobre el levantamiento militar y que la llamada que le hizo el presidente el miércoles durante el alzamiento “fue una mentira”.

El ex presidente de Bolivia y líder del oficialismo, Evo Morales denunció este domingo que el alzamiento militar del destituido jefe militar Juan José Zuñiga contra el gobierno de Luis Arce, fue un “autogolpe” con el objetivo de fortalecer su figura.

Cabe recordar que Arce llegó al poder de la mano de Evo en 2020, pero rápidamente se le dio vuelta y armó su propia línea dentro del gobierno, traicionando a su jefe político. Desde entonces y con una elección en puerta, Arce está buscando las maneras de consolidar su poder en el Ejecutivo, y parece haber encontrado una manera de hacerlo.

"El presidente Luis Arce engañó y mintió al pueblo boliviano y al mundo. Es lamentable que se use un tema tan sensible como la denuncia de un golpe", aseguró Evo en la red social X.

Y agregó: "Frente a esa realidad, debo pedir disculpas a la comunidad internacional por la alarma generada y agradecer por su solidaridad con nuestro país. Es importante que una investigación completa e independiente demuestre la verdad de este hecho".

Evo Morales también transmitió sus preocupaciones durante su programa dominical en la Radio Kawsachún Coca esta mañana. "Yo pensaba que era un golpe, pero ahora estoy confundido: parece un autogolpe", sostuvo.

"Pero siento, no sé si estoy equivocado, que Lucho faltó al respeto, a la verdad; nos engañó, mintió no solo al pueblo boliviano sino al mundo entero", agregó el líder más importante de la política boliviana de este milenio.

El viernes ya el propio Morales había puesto en duda la versión oficial sobre los planes golpistas de Zúñiga, detenido en una cárcel de máxima seguridad, pero esta vez se desmarcó por completo del gobierno de quien fuera su ministro de Finanzas durante los casi 14 años que estuvo en el poder.

Los dos políticos se disputan el liderazgo dentro del oficialismo, con miras a la candidatura para las presidenciales de 2025. Este domingo Morales dijo que por fuentes de un ministerio se enteró que 

Tras el autogolpe, Arce destituyó a Zúñiga y lo reemplazó por el general José Sánchez, enemigo jurado de Evo Morales. Según el expresidente, Arce deja la presidencia en manos de una "junta militar" para evitar que él sea presidente de nuevo.

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Bolivia

La verdad salió a la luz: El presidente socialista de Bolivia, Luis Arce, fabricó un intento de golpe de Estado para mejorar su imagen

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Durante la detención del General Zuñiga, quien realizó el levantamiento militar, admitió que el intento de golpe de Estado fue un show para subirle la popularidad al presidente Luis Arce, por pedido del propio mandatario.

Se terminó el show y la verdad salió a la luz. Después de que el presidente boliviano le tomara juramento a la nueva cúpula de las fuerzas militares, el reemplazante de Zúñiga, José Wilson Sánchez Velásquez, ordenó la detención del General supuestamente golpista.

Al momento de su arresto, el excomandante general relató su versión de los eventos que llevaron al levantamiento que lideró el miércoles por la tarde, el cual culminó con un intento de ingreso de las fuerzas en el palacio presidencial.

"Me reuní unos días atrás con el Presidente y me dijo que la situación está muy jodida, esta semana va a ser crítica. Entonces es necesario preparar algo para levantar mi popularidad. Entonces le pregunto: ‘¿Sacamos los blindados?’ y me dijo: ‘Sacá’.", relató Zúñiga a los medios bolivianos en el momento de su aprehensión. Según su testimonio, "el domingo en la noche los blindados ya empezaban a moverse".

Carlos Sánchez Berzaín, exministro de Gobierno de Bolivia, califica el alzamiento militar ocurrido la tarde del 26 de junio en ese país como "el desorden de una dictadura en crisis", y sostiene que difícilmente servirá para recuperar la libertad y la democracia en esta nación sudamericana, "sometida" a las dictaduras izquierdistas del siglo XXI.

"Esto es un movimiento dentro de un sistema irregular llamado dictadura, que puede ser un autogolpe, una simulación o un ajuste de cuentas interno. En cualquier caso, es muy dudoso que esto ayude a recuperar la libertad y la democracia en Bolivia", expresó el exministro boliviano, quien es refugiado político en EE.UU. y director ejecutivo del Interamerican Institute for Democracy, con sede en Miami.

Sánchez Berzaín señala que, desde la llegada del líder cocalero Evo Morales al poder en 2006, Bolivia dejó de ser una democracia para convertirse en una "dictadura satélite" de Cuba y Venezuela.

"Han desinstitucionalizado completamente las Fuerzas Armadas. Hace años que las Fuerzas Armadas no son de la nación, sino del régimen", afirma el exministro.

Para él, la sublevación militar reportada este miércoles evidencia el "desorden" y la "crisis" que enfrenta el régimen liderado por el presidente Luis Arce, puesto a dedo por Evo Morales, y que ha llevado al país "a la miseria, a la condición de narcoestado, con más de 300 presos políticos y más de 10.000 exiliados".

El Movimiento Al Socialismo (MAS), partido gobernante en Bolivia, está profundamente dividido entre el presidente Luis Arce y su antiguo aliado, ahora adversario dentro del oficialismo, el expresidente Evo Morales.

Morales, quien ocupó la presidencia entre 2006 y 2019 gracias a reformas constitucionales promovidas por él mismo, se vio forzado a renunciar tras ser acusado de fraude electoral en su intento de obtener un cuarto mandato en el que ni siquiera podía presentarse a la reelección.

A finales de diciembre de 2023, el Tribunal Constitucional inhabilitó a Morales como candidato presidencial para las elecciones de 2025, argumentando que la reelección indefinida no es un “derecho humano”, contrariando una sentencia previa de 2017.

A pesar de esto, Morales persiste en la búsqueda este año de la nominación presidencial del MAS, mientras que el presidente Arce, en el poder desde 2020, no ha anunciado si buscará la reelección, pero ganas no le faltan.

Por su parte, el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció de inmediato un “golpe de Estado”, incluso antes de que se tuvieran mayores detalles de lo que estaba pasando. “Presidente Lucho Arce, convoque al pueblo, solo el pueblo salva al pueblo. ¡Alerta Bolivia!”, afirmó.

Este falso y armado intento de "golpe de estado" deja en evidencia los intereses oscuros que tienen tanto Arce como Morales, que buscan, en el caso de Arce, ser reelecto y, en el caso de Morales, volver al poder. Para lograr esto, están dispuestos a todo, incluso a inventarse supuestos golpes.


De Kevin Frank para La Derecha Diario.

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Militares se levantan contra la dictadura socialista en Bolivia y exigen la liberación de todos los presos políticos

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El presidente de Bolivia destituyó al jefe del Ejército en medio del levantamiento militar y se arroga poderes políticos extraordinarios.

Este miércoles estalló un levantamiento militar en Bolivia, luego de que el comandante general del Ejército de Bolivia, Juan José Zuñiga, tomara la sede del Ejecutivo boliviano con un tanque seguido de más vehículos militares a través de la plaza en la que se ubica la sede del Gobierno en La Paz. 

Los militares reclaman la liberación de los presos políticos, entre ellos el gobernador de Santa Cruz, Luis Camacho, la expresidente Jeanine Áñez y los coroneles y generales que fueron arrestados por el presidente Luis Arce.

Tanques y tropas ocuparon la Plaza Murillo, en el centro de la capital boliviana, donde está la sede presidencial. Un tanqueta intentó tumbar una puerta metálica del palacio presidencial, al cual ingresó posteriormente el general Zúñiga.

El actual mandatario, cuyo gobierno cada vez se parece más al de Nicolás Maduro en Venezuela, viene de una feroz interna con el expresidente Evo Morales, quien lo colocó en su lugar en 2021 luego de que la Corte Suprema determinara que no se podía presentar a un nuevo mandato, pero que lo terminó traicionando y creando su propia línea en el oficialismo.

Evo, por su parte, llamó a un paro general por tiempo indeterminado y al "bloqueo de caminos" para evitar "que las Fuerzas Armadas violenten la democracia y amedrenten al pueblo".

Arce se acuarteló en la sede del Gobierno y rápidamente los militares afines al oficialismo volvieron a tomar control de la situación. El presidente declaró despedidos a los generales y horas después le tomó juramento a los nuevos altos mandos de las fuerzas militares: José Sánchez Velásquez será el nuevo comandante del Ejército; Gerardo Zabala Álvarez, de la Fuerza Aérea, y Renán Guardia Ramírez, de la Armada.

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