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Llega el “Dólar Blue” a Bolivia: El régimen socialista impone un cepo y el dolar ya se vende 15% más caro en el mercado paralelo

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El Banco Central de Bolivia dejó de informar la cantidad de reservas a su disposición, proliferan las operaciones en el mercado de cambios paralelo y el país se encuentra al borde de la devaluación.

La crisis de divisas en Bolivia no encuentra decantación. El Gobierno de Luis Arce se niega a permitir una devaluación abierta sobre el tipo de cambio oficial, pero el Banco Central de Bolivia perdió prácticamente la totalidad de su posición bruta de reservas y, de hecho, dejó de informar al respecto desde hace meses.

Arce había pasado a la posteridad como el gran artífice del “modelo económico” aplicado entre 2009 y 2019 durante el régimen de Evo Morales, el cual implica un tipo de cambio fijo y libre con respecto al dólar como el ancla nominal por excelencia para disciplinar la inflación. 

Para seguir afrontando la corrida contra el peso boliviano, el Gobierno aprobó la llamada “Ley del oro” por la cual se autorizó la venta de unas 22 toneladas de este metal para obtener hasta 1.200 millones de dólares en reservas líquidas de libre disponibilidad. También se dispuso el racionamiento del consumo de diésel, en un intento por mitigar las operaciones de contrabando y debido a la falta de dólares oficiales en el mercado para atender a los importadores.

Al mismo tiempo, el Gobierno incurrió en profundos déficits fiscales que fueron financiados o bien con deuda (interna y externa), pero en su mayor parte con emisión monetaria sin respaldo. La mayor oferta de pesos en circulación hubiera provocado una rápida devaluación, pero el BCB intervino vendiendo sus reservas para seguir anclando el tipo de cambio, las expectativas y en última instancia manteniendo los precios bajo control. Este esquema llega a su fin, no se puede seguir sosteniendo la venta de divisas.

Y si bien el Gobierno aún no implementó un cepo cambiario propiamente dicho como el que sí se aplica en Argentina, lo cierto es que en la práctica el BCE está restringiendo las operaciones y postergando los plazos para efectuar pagos por divisas. Rápidamente surgió un mercado paralelo con un diferencial de hasta el 15% con respecto al dólar oficial, en el cual se comercian divisas sin ningún tope.

El régimen tiene dos opciones: permitir la irremediable devaluación del tipo de cambio oficial y, con ello, destruir completamente el ancla antiinflacionaria de los últimos 14 años, o bien apostar por la estrategia argentina e implementar un dramático cepo cambiario para “administrar” el comercio exterior. En última instancia, el cepo solo constituye un parche temporal, pero la devaluación no es algo que se pueda evitar por tiempo indefinido.

Por otra parte, el déficit primario del Gobierno boliviano superó el 5,6% del PBI en 2022, y las estimaciones más optimistas para este año sugieren que como mucho podría caer al 3,4% del producto. La creciente factura de intereses de deuda llevaría los desequilibrios por encima del 5% del PBI en 2023, y la principal fuente de financiamiento sigue siendo la emisión monetaria directa.

La prima de Riesgo País para Bolivia asciende a los 1.200 puntos básicos, lo que implica que para acceder al endeudamiento externo el país debe pagar una tasa diferencial del 12% sobre la tasa de referencia internacional (la que pagan los bonos del Tesoro estadounidense).

La posición bruta del stock de deuda de Bolivia llegó a representar hasta el 82,6% del PBI en 2022, el resultado más elevado de los últimos 18 años, y aumentando en casi 5 puntos porcentuales durante la administración de Luis Arce.

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Brutal caída de los bonos soberanos de Bolivia tras el anuncio de la candidatura de Evo Morales

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La crisis interna dentro del Gobierno socialista provocó una ruptura entre Luis Arce y el expresidente Morales, quién ahora buscará presentarse en 2025. Los mercados reaccionaron negativamente, los títulos bolivianos volvieron a caer y ya acumulan una retracción del 17% en lo que va del año.

El régimen socialista del MAS-IPSP entró en crisis tras la ruptura entre Evo Morales y el presidente en ejercicio Luis Arce. Hasta ahora, la volatilidad en los mercados respondía a la crisis alrededor de la sostenibilidad del sistema cambiario, pero ahora se añade un nuevo componente de incertidumbre política.

Evo Morales confirmó oficialmente su candidatura para las próximas elecciones presidenciales de 2025, lo que provocó un cimbronazo en los inversores que reciben con pánico la noticia. Arce, aunque un proponente de una economía socialista, es considerado moderado frente a lo que sería un gobierno de Evo en solitario.

Los bonos soberanos de Bolivia retrocedieron este lunes más de 2 centavos de dólar, uno de los peores desempeños para cualquier mercado emergente junto con la Argentina. Se trata de los títulos más líquidos, con vencimientos para el año 2028. Con esta nueva caída, los títulos en dólares acumularon una retracción del 17% en lo que va del 2023.

El índice de Riesgo País de Bolivia volvió a aumentar por encima del umbral de los 1.270 puntos básicos, volviendo a registrar los niveles más altos desde la crisis de confianza en el mes de abril. La prima de riesgo se había reducido a los 600 puntos al término del segundo trimestre del año, pero nuevamente experimenta volatilidad.

De esta manera Bolivia se perfila como el cuarto país más riesgoso de América Latina, sólo por detrás de Ecuador, Argentina y Venezuela. Asimismo, el diferencial de riesgo entre los títulos soberanos de Bolivia y los de la región es de 3 a 1.

Los mercados descuentan un mayor riesgo de expropiación en un eventual regreso de Morales al poder, así como una mayor probabilidad de ruptura con el régimen cambiario que opera en el país desde mediados de 2008. En este sentido, el riesgo de devaluación impactó fuertemente en la paridad de los bonos que cotizan en dólares.

El sistema boliviano estableció una paridad prácticamente fija entre el peso y el dólar con una cotización de 6,9 pesos, sin mayores restricciones para la compra y venta. El Banco Central utilizó esta herramienta para favorecer la demanda de pesos y contener la inflación, pero debió vender progresivamente todo su volúmen de reservas internacionales para sostener el sistema.

Las reservas llegaron a un límite históricamente bajo en 2023, y el Gobierno de Arce se vio obligado a emitir una ley de urgencia por medio de autorizó el desarme de las reservas de oro para hacer frente a los retiros de dólares por ventanilla a la paridad oficial.

Aunque el sistema se mantuvo inalterado durante la mayor parte de la presidencia de Morales, la garantía detrás del mismo fue el propio Luis Arce como su ministro de Economía. Ahora que ambas partes están enfrentadas, no hay ninguna garantía de “responsabilidad monetaria” en caso de un eventual regreso del peor reducto socialista del país.

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Bolivia

Evo Morales anunció que será candidato a presidente en Bolivia contra su delfín político que lo traicionó Luis Arce

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Tras arrestar a todos los candidatos de derecha, la única disputa que queda en Bolivia es quién va a quedarse con el control del MAS, el partido socialista gobernante.

El ex presidente Evo Morales, quien intentó eternizarse en el poder en 2019 y terminó renunciando y exiliándose del país cuando el pueblo rechazó su candidatura en las calles, quiere volver a intentar regresar al poder en las elecciones presidenciales del 2025.

Su candidatura será en contra de Luis Arce, a quién él mismo puso de candidato en 2021, ya que él no podía volver a presentarse. El actual presidente, aunque supo ser su delfín político, lo traicionó y quiere tomar el control de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS).

La ruptura definitiva quedó saldada cuando Arce hizo una movida para quedarse con el control de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb) a fines de agosto, incluso enviando a la policía a reprimir a los seguidores de Evo.

Cabe recordar que Arce llegó al poder como delfín político de Evo Morales, mientras pesaba sobre él una orden de arresto en 2020, y lo mandó a “Lucho” como Perón lo mandó a Cámpora en 1973 en Argentina.

Arce se mostró más moderado que su jefe político, y ganó por una diferencia abismal de más de 20 puntos contra la oposición. A pesar de que tenía la orden de llegar al poder y mover los hilos para que Evo Morales volviera a la presidencia, en casi 3 años de mandato nunca le entregó el Gobierno a Evo.

Si bien al principio gobernaron juntos y en muchas ocasiones Arce agachó la cabeza contra las demandas de Evo, el último año ha sido especialmente tenso entre los dos líderes socialistas, y los “arcistas” se están moviendo para quedarse con el control total del MAS.

El conflicto también surgió luego de que Arce consolidara la suma del poder público y desde 2021, lanzara una ola de arrestos arbitrarios para poner tras las rejas a todos los opositores a su gobierno. Entre ellos, arrestó a la ex presidente Jeanine Añez, al gobernador de Santa Cruz y líder de la derecha Luis Fernando Camacho, y al líder de la derecha en Potosí, Marco Pumari.

Ya sin líderes de derecha en las calles, y virtualmente sin candidatos que puedan poner en riesgo la reelección del MAS, se abrió un nuevo frente de batalla entre Arce y Evo, para decidir quién será el próximo dictador absoluto de Bolivia.

“Obligados por los ataques del gobierno, su plan para proscribir al MAS-IPSP y defenestrarnos con procesos políticos, incluso eliminarnos físicamente, hemos decidido aceptar los pedidos de nuestra militancia y de tantas hermanas y hermanos que asisten a las concentraciones en todo el país para ser candidato a la presidencia de nuestra querida Bolivia“, dijo Evo en Twitter.

Morales, quien fue candidato entre 2006 y 2019, y quería gobernar hasta 2023 cuando el Tribunal Supremo tildó su candidatura de inconstitucional, aseguró que buscará quedarse con la candidatura del MAS, pero que si le roban la interna, no dudará en presentarse por fuera.

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El resultado de la estatización del gas en Bolivia: Luis Arce reconoce que se acabó el gas, y para 2029 el país tendrá que importarlo

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El presidente de Bolivia reconoció oficialmente que las reservas de gas se agotaron, y las exportaciones a Brasil y Argentina se verán truncadas. La falta de inversión en desarrollo y exploración por parte de la administración estatal son los motivos detrás del desastre energético.

El reconocimiento del fracaso no es la moneda corriente en el régimen de Bolivia, pero en esta oportunidad el presidente Luis Arce no tuvo más remedio que advertir a la población que la disponibilidad de gas en Bolivia está completamente agotada.

La acumulación de años y años de descapitalización, debido a la virtual estatización de la producción de gas bajo el mandato de Evo Morales, la dirección de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) se concentró en fomentar la extracción y distribución del gas para abastecer necesidades de corto plazo y generar divisas, en detrimento de la inversión en exploración para ampliar la disponibilidad de recursos.

La producción de gas natural se desplomó un 37% desde el año 2014, cayendo a solamente los 37 metros cúbicos diarios según los últimos datos oficiales de YPFB. Cerca del 81% de la producción se destina a la exportación hacia Argentina y Brasil, y el resto se aplica para abastecer la demanda del mercado interno.

La estrategia corto-placista hipotecó el futuro de las exportaciones, la balanza comercial e incluso el abastecimiento interno. Y aún con la gran afluencia de divisas conseguida en los primeros años de la estatización, el Banco Central no fue capaz de acumular ningún saldo debido a la defensa de una paridad cambiaria fija que ahora también está pueda en duda.

Los pilares económicos del “modelo de socialismo del siglo XXI” en Bolivia se están resquebrajando: sin divisas en el Banco Central, el sistema cambiario se vuelve insostenible (y con ello el control de la tasa de inflación), al mismo tiempo en que el país abandona la ventaja competitiva que históricamente mantuvo frente a otros países de la región.

El presidente Luis Arce intentó despegarse de las culpas, y en medio del conflicto interno en el seno del MAS, señaló al expresidente Morales como el principal responsable de la falta de inversión en exploración de nuevos yacimientos.

Todo este tiempo no hubo la exploración, y a partir de nuestro gobierno empezamos a mostrar inversión en exploración. Bolivia deberá encontrar primero los recursos para explorar fuertemente”, sentenció el presidente Arce.

Cerca del 7,4% del PBI de Bolivia se condice solamente con las actividades vinculadas a la producción y explotación de gas, y al mismo tiempo la mayor parte de sus exportaciones son explicadas por este componente.

En medio de la histórica crisis de divisas que atraviesa el país debido al sostenimiento del tipo de cambio fijo, un shock sobre las exportaciones podría ser la gota que rebalse el balso para precipitar el colapso del sistema.

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