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Colombia cae en las garras del comunismo: El ex terrorista Petro gana las elecciones y será el nuevo presidente

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El ex líder del M-19, Gustavo Petro, venció al empresario de centro Rodolfo Hernández, quien no pudo acortar la diferencia en balotaje.

A las 17 horas de este domingo 19 de junio, la diferencia de votos se hizo irremontable y por primera vez en la historia de Colombia, un candidato a presidente abiertamente de izquierda ganó las elecciones.

Con más de 11,2 millones de votos (50,5%), el ex líder guerrillero Gustavo Petro, candidato del Pacto Histórico, venció al empresario Rodolfo Hernández, que no pudo convencer ni al electorado de derecha ni el más moderado, y resultó derrotado con 10,5 millones de votos (47,3%).

Hubo un récord de casi 800.000 votos blancos/nulos, que excedió la diferencia de los dos candidatos, lo que marcó la victoria del comunista, quien en la recta final de la campaña llamó al centro a votar en blanco, estrategia que terminó beneficiándolo.

Rodolfo Hernández, mal llamado como el "Trump colombiano", había hecho una campaña de outsider populista antes de la primera vuelta, con propuestas muy interesantes, que le ganaron un lugar en balotaje.

Sin embargo, en una notoria contratación de una consultora de marketing político para encarar la campaña para la segunda vuelta, Hernández moderó su discurso, y empezó a hablar de temas que generaron rechazo en los votantes conservadores, especialmente en videos que comenzó a subir en Tik Tok y Twitter.

Por ejemplo, ratificó su apoyo a la legalización de las drogas, una propuesta que cayó muy mal en un país como Colombia que fue dominado por el narcotráfico hasta la llegada de Uribe al poder.

Además, expresó su intención de realizar un acuerdo de paz con el grupo guerrillero comunista ELN, que está en guerra con el Estado colombiano desde la década del ’60 y es responsable de la muerte de decenas de miles de colombianos, incluida la hija del propio Hernández.

Una parte del electorado conservador uribista, que en primera vuelta le dio más de 5 millones de votos al centroderechista Fico Gutiérrez, no acompañó a Hernández en balotaje, materializando un claro desinterés con esta segunda vuelta electoral.

El ahora presidente-electo, Gustavo Petro, tiene un lamentable pasado en el grupo guerrillero M-19. Este grupo llevó a cabo múltiples ataques terroristas, asesinando tanto civiles como militares durante sus años de operación, entre 1977 y 1991, cuando firmó la paz con el Estado colombiano.

En esa firma de la paz, Petro, cuyo alias guerrillero era "Aureliano", por el coronel Aureliano Buendía, personaje de la novela "Cien años de soledad", del colombiano Gabriel García Márquez, y quien había estado preso por sus actividades terroristas, recuperó sus derechos políticos y se le permitió presentarse a elecciones.

Gustavo Petro: el paso por la guerrilla del M-19 del candidato a la  Presidencia de Colombia - Infobae
Gustavo Petro de joven, en la década del ’80, como uno de los líderes de M-19.

Ese mismo año ingresa como diputado por Cundimarca y luego renueva en 1998, pero esta vez por Bogotá. El cambio de jurisdicción no fue casual, ya que en 2006 es electo como senador por la capital y luego en 2012 se presenta y gana las elecciones como alcalde.

Su mandato estuvo plagado de denuncias por corrupción, incluso siendo cesado del cargo en 2014 durante un mes, hasta que es reintroducido por la Justicia. En 2015 completó su mandato con niveles de aprobación por el piso, y estuvo unos años alejados de la política, hasta que en 2018 se presenta como candidato a presidente.

A pesar de su fracaso electoral, perdiendo un balotaje contra el actual presidente Iván Duque, entra como senador y comienza a tejer el armado del Pacto Histórico, donde une su partido, Colombia Humana, a fuerzas socialdemócratas, ecologistas e indígenistas, agrupando a toda la izquierda colombiana bajo su candidatura.

El futuro de Colombia por los próximos 4 años quedará en manos de un verdadero comunista, viejo amigo de Hugo Chávez y admirador de Fidel Castro. Será la primera vez en la historia que Colombia tenga un presidente de izquierda, especialmente después de los últimos 20 años de uribismo.

Irónicamente, su candidatura contó con el respaldo de la Embajada de Estados Unidos, quien prefirió a un ex guerrillero comunista antes que a un "anti-político" como Rodolfo Hernández.

Entre sus propuestas, se nota que Petro es un fiel adherente a la Agenda 2030, y propone una transición energética de la matriz dependiente del petróleo y el carbón a las energías renovables. "Pondremos fin al extractivismo, prohibiremos la exploración y explotación de yacimientos no convencionales, detendremos los proyectos de fracking y el desarrollo de yacimientos en ultramar", dijo en campaña.

También promueve el aborto, la ideología de género, cupos para movimientos indígenas, estatización de recursos naturales y otras medidas que la Casa Blanca demócrata ha empezado a ver con buenos ojos desde la llegada de Biden al poder en 2021, y como se vio apoyando en Chile y Honduras.

Sin embargo, también tiene las medidas más clásicas del comunismo. La propuesta central de su programa es una "reforma agraria y acuaria" para avanzar en materia de "igualdad en la tenencia y uso de la tierra", garantizando el "derecho a la tierra para las familias rurales".

Para lograr esta reforma agraria se desincentivarán los "multifundios improductivos en tierras fértiles" a través de impuestos de hasta el 80%.

"Propondremos al propietario del latifundio improductivo activar la producción de sus terrenos, pagar los impuestos correspondientes, o en última instancia, venderlos al Estado para que este a su vez lo entregue a las comunidades rurales", dice el programa.

Petro propone una extensa cantidad de expropiaciones, pero ha insistido en declaraciones recientes, que prefiere usar la palabra "democratización". "Jamás he pronunciado la palabra expropiación", dijo durante el debate con ‘Fico’ Gutiérrez, aunque no se negó a "democratizar" empresas, tierras o recursos naturales.

En abril, Petro firmó en frente a un notario un documento en el que se compromete a no expropiar bienes de los colombianos, pero nuevamente, su plan de gobierno usa la palabra "democratizar" para lo que es en la práctica, lisa y llanamente, expropiaciones.

Petro también propone sustitución de importaciones, mediante una "política de aranceles inteligentes que estimule la vida, la generación de valor agregado, la competitividad y la industria nacional". Esto generará una suba de los precios internos y escasez de bienes que no se producen localmente, como experimentó Argentina en los últimos 20 años.

Así, Petro propone revisar los Tratados de Libre Comercio, la política de derechos de propiedad intelectual y las condiciones hacia la inversión extranjera existentes, y anticipó que derogará todos los acuerdos que no vayan en línea con su visión "humanista" del país.

También propone subsidios al desempleo, subir el salario mínimo, y una brutal expansión del empleo público. "El Estado actuará como empleador de última instancia ofreciendo empleo a quienes puedan y quieran trabajar, pero no encuentran empleo en el sector privado, beneficiando principalmente a las y los desempleados, jóvenes, mujeres, trabajadores informales, las economías populares y los territorios", dice el texto de gobierno.

En el centro de las políticas económicas propuestas por Petro se encuentra la promesa de avanzar hacia una "justicia tributaria con impuestos progresivos y equitativos", con énfasis en "ir por los evasores", y "eliminar todos los beneficios tributarios".

Petro dice que espera aumentar la recaudación fiscal en un 5,5% del PBI, una pésima estimación que no tiene en cuenta el efecto Laffer, que indica que a mayor carga tributaria, un porcentaje de la población saldrá del mercado formal y dejará de pagar impuestos.

Por último, Petro propone subsidiar un sistema de salud "público y universal", en el cual el acceso y la calidad de la prestación no dependan de la capacidad de pago de los clientes, según el programa. Analistas económicos aseguran que de implementarse este punto del programa, el Estado colombiano quebraría antes del fin del mandato.

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Los congresistas se rieron cuando el presidente socialista Petro afirmó que su Gobierno "ha sido eficiente" en un discurso en la Legislatura

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En un discurso repleto de mentiras, el mandatario colombiano destacó la "reducción" de la pobreza y de la desigualdad en el país.

En medio de la instalación de la nueva legislatura, el presidente colombiano, Gustavo Petro, generó controversia al afirmar que su administración ha mostrado "acciones efectivas" en línea con sus promesas de campaña.

Destacó estos logros a pesar del escándalo de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), que involucró la desviación de recursos y el direccionamiento de contratos, y que salpicó al exdirector de la entidad, Olmedo López.

En medio de las turbulencias de los Olmedos, esto ha sido un elixir y un oasis, porque, de alguna manera, y tengo que decirlo, el Gobierno ha sido eficiente”, afirmó el presidente en su discurso, provocando risas y comentarios entre senadores y representantes a la Cámara presentes.

Petro subrayó que algunos de los "logros" de su administración se centran en la "reducción de la pobreza y la desigualdad social", que considera uno de los problemas más graves del país. “Lo que me tiene hablando en este pupitre es la promesa que hicimos a la sociedad colombiana: disminuir pobreza, disminuir inequidades, injusticias, desigualdad, ese es nuestro programa”, explicó.

El jefe de Estado indicó que en 2023 se logró reducir el número de personas en situación de pobreza, a pesar de que el país enfrentaba un estancamiento económico que se pensaba podría resultar en resultados negativos. “Sacamos 1.600.000 personas de la pobreza monetaria y 1.120.000 de la pobreza extrema. Me siento orgulloso, y ustedes que nos han acompañado deberían sentirse igualmente orgullosos, porque es así como se construye la patria y la Nación” añadió Petro.

En su discurso, también mencionó al expresidente Iván Duque, asegurando que dejó al país con un índice de pobreza del 36%, cifra que, según explicó, se logró reducir en apenas un año de su administración (entre 2022 y 2023). Detalló que, según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), la reducción de la pobreza se debió en gran parte a los ingresos laborales de los colombianos, con una incidencia del 80%.

En su discurso, Petro destacó que el aumento significativo del salario mínimo fue crucial para la reducción de la pobreza. También criticó que, a pesar de que Colombia es uno de los países con más horas de trabajo semanales, es uno de los menos productivos.

“No fue sino porque aumentamos el salario mínimo, porque disminuimos el ascenso de los precios de los alimentos y porque insuflamos capital a la economía popular, que no se mide en ingresos laborales, pero que en el Dane sí se refleja, que la pobreza en Colombia se redujo en un 10%,” detalló Petro. Quien festeja haber "reducido" la pobreza mediante la firma de un decreto.

El presidente afirmó que para lograrlo es esencial establecer un acuerdo nacional que involucre al “pueblo”. Advirtió que dicho acuerdo no debe ser utilizado para frenar las reformas de su gobierno, pues, según él, estas están demostrando "ser efectivas".

El discurso de Petro provocó críticas entre la oposición. El senador Miguel Uribe, durante la instalación del nuevo periodo legislativo, cuestionó la visión del presidente sobre la situación del país, calificándola de “no existente”.

Presidente, usted vino a hablar de sueños y fantasías, supongo que es porque pasa más tiempo soñando que despierto. La realidad de los colombianos es otra”, afirmó Uribe.

Argumentó que muchas familias no logran cubrir sus necesidades básicas al final del mes y que más de un millón de personas han dejado de comer tres veces al día. “Hoy hay más colombianos con hambre”, precisó.


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Descubren in fraganti al presidente socialista de Colombia, Gustavo Petro, engañando a su mujer con un travesti

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El ex líder terrorista defendió su "derecho a la intimidad" y acusó de "nazis" a quienes lo critican por su infidelidad. Además, amenazó al travesti para que no hable al respecto.

La figura del presidente colombiano y ex terrorista, Gustavo Petro, ha generado controversia en las redes sociales después de la difusión de dos videos donde se le observa tomado de la mano con un travesti mientras caminaba por el Casco Antiguo del centro histórico de Panamá, acompañado por tres escoltas.

Los videos muestran a un hombre con gorra y camisa blanca, con características físicas similares a las del mandatario colombiano, junto a una mujer vestida de azul que claramente no es su esposa, Verónica Alcocer, y que claramente es un hombre vestido femeninamente.

Muchos usuarios especularon sobre la identidad del hombre en los videos, que casualmente coincidió con la visita de Petro a Panamá para la toma de posesión del nuevo presidente panameño, Raúl Mulino. Inmediatamente, una catarata de tweets se preguntaban si era el mandatario colombiano.

Sin confesar su infidelidad pero confirmando que se trataba de él, Petro respondió a los comentarios con una declaración en su cuenta de redes sociales: "Yo soy heterosexual, pero jamás escucharán o leerán de mí una palabra transfóbica. Porque no solo dejaría de ser hombre, sino humano."

El presidente también criticó a quienes, según él, no respetan la intimidad de las personas y expresan comentarios supuestamente discriminatorios y homofóbicos. "Siempre he considerado que la intimidad es la última trinchera del ser libre, y conservaré este principio hasta mi último día", añadió, en un intento de defender su infidelidad.

Sin embargo, la publicación de Petro no logró detener las críticas y burlas en las redes sociales, y solo ayudó a confirmar que efectivamente se trataba de él, lo que llevó a una indignación generalizada de quienes cuestionan la infidelidad durante un viaje oficial y el uso de recursos estatales para fines personales.

El travesti visto en una relación romántica con el presidente colombiano es la presentadora trans colombiana Linda Yepes, con quien se le observa tomados de la mano y sonriendo afectuosamente.

Después del escándalo en el que fue implicado, Yepes ofreció una entrevista sobre el tema en el programa Despierta América de Univisión, donde no negó ni tampoco confirmó ser la persona del video, sin embargo, afirmó que había sido contactada por el equipo de Presidencia tras la publicación del video para que no hable del tema.

"El equipo de Presidencia no me deja que dé detalles, estuve en Panamá, pero no puedo decir si soy o no la del video. Voy a estar aquí dispuesta para ustedes para cuando me permitan hablar", declaró, generando aún más controversia en las redes sociales en lugar de aclarar los rumores de infidelidad.

"Todavía no puedo ofrecer detalles ni una respuesta definitiva debido a las amenazas que estoy recibiendo", subrayó la presentadora.

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Una historia de dictadores y terroristas: Gustavo Petro se reunió en Caracas con Nicolás Maduro y defendió las elecciones fraudulentas

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El ex terrorista devenido en presidente de Colombia viajó a Caracas para reunirse en persona con su jefe político, el dictador chavista de Venezuela, Nicolás Maduro.

El Palacio de Miraflores fue escenario este martes de un encuentro que no pasó desapercibido. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, protagonizaron una reunión en Caracas, capital del régimen castrochavista.

Se trata de la quinta reunión que mantienen en dos años, pero esta quizás fue la de mayor envergadura. El exterrorista de M-19 viajó a Venezuela en un momento clave, donde Maduro se está disputando la continuidad de su régimen en unas elecciones que está fraudulentando para legítima su poder.

El pacto entre Maduro y Petro se centró en el supuesto apoyo mutuo a la "paz y estabilidad política, social y económica" en ambos países. Sin embargo, detrás de este gesto de cordialidad se esconden una serie de críticas y especulaciones sobre la postura de la figura presidencial colombiana frente al régimen chavista.

Durante el encuentro, Petro no dudó en criticar el bloqueo que ha sufrido la oposición venezolana para inscribir sus candidaturas en las próximas elecciones presidenciales, calificándolo como un "golpe antidemocrático".

Maduro no lució sorprendido por los dichos de Petro, indicando que le había anticipado que debía repudiar las inhibiciones para no quedar mal frente al plano internacional. Sin embargo, estas críticas no se tradujeron en acciones concretas por parte del mandatario colombiano, quien expresó su compromiso con la "paz política" en Venezuela a pedido de Maduro.


Además, las declaraciones posteriores al encuentro generaron suspicacias entre quienes ven en Petro una figura demasiado complaciente con un régimen autoritario como el de Maduro.

Se han despertado una serie de interrogantes sobre la postura del mandatario colombiano frente al gobierno venezolano. Mientras algunos interpretan este gesto como una muestra de buena voluntad y disposición al diálogo, otros lo ven como una clara señal de debilidad y falta de firmeza en la defensa de los valores democráticos y los derechos humanos.

Adherido a esto, se tocaron temáticas como el conflicto palestino-israelí, en la que por supuesto reinó el antisemitismo, y tanto Maduro como Petro condenaron al Estado de Israel por defenderse de los ataques de Hamás.

Por último, se abordó el tópico Haití, y para sorpresa de nadie, primaron las tácticas resolutivas por su ausencia, y simplemente se relegaron a "valorar positivamente el accionar del CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños)".

A pesar de las "declaraciones conciliatorias y los gestos de colaboración", la realidad sobre el terreno muestra una situación muy diferente. En Venezuela, la situación política y económica continúa deteriorándose bajo el régimen autoritario de Maduro, con una creciente represión contra la oposición y una profunda crisis humanitaria que afecta a millones de venezolanos. La falta de libertades civiles y la violación sistemática de los derechos humanos son problemas que persisten sin solución a la vista.

En cuanto a Colombia, el país enfrenta desafíos internos significativos, incluyendo la persistencia de grupos armados ilegales, el narcotráfico y la corrupción. Petro ha dedicado sus primeros dos años a hacer turismo internacional y no ha hecho nada para promover la paz como había prometido en campaña.

El encuentro entre estas dos figuras en Caracas marca un antes y un después en la región, ya que Maduro se anota una victora en el plano internacional poniendo a Colombia, con todo lo que eso significa, de su lado.

Mientras tanto, los observadores en la región continúan vigilando de cerca los desarrollos en ambos países pero están lejos de hacer una oposición real a la dictadura en Venezuela y de frenar que ocurra lo mismo en Colombia.


De Agustin Ulises Ferrin, para La Derecha Diario.


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