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Verástegui, el productor de Sound of Freedom y referente outsider de derecha en México, se lanza a la presidencia

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El fundador del movimiento de derecha Viva México tiene que conseguir miles de firmas que apoyen su candidatura, pero ya está inscripto y buscará ser el “Milei mexicano”.

El actor, productor y referente de la derecha mexicana Eduardo Verástegui se registró oficialmente este jueves ante el Instituto Nacional Electoral (INE) para ser candidato independiente por la presidencia de México.

De esta manera, Verástegui competirá contra Claudia Sheinbaum, la comunista que irá por Morena, el partido de López Obrador, actual presidente del país, y contra Xóchitl Gálvez, la comunista indigenista que va por el Frente Amplio por México, el partido supuestamente opositor.

“Es un hecho. Ya es hora. Después de un período de discernimiento, tomé la decisión más importante de mi vida: acabo de registrar ante el INE mi intención como aspirante a candidato independiente a la presidencia de la República Mexicana, para las elecciones del 2 de junio de 2024″, escribió en redes sociales.

Mi lucha es por la vida. Mi lucha es por la libertad. Ya es hora de sacar a los mismos de siempre del poder. Nuestro país necesita una nueva forma de hacer política, para erradicar la corrupción y la impunidad. ¡Estamos a tiempo! ¡Vamos con todo, por nuestro México!“, concluyó.

Hace años que Verástegui es un referente de la derecha mexicana, pero más en el plano cultural, y nunca se había metido en política. Sin embargo, inspirado por el reciente triunfo de Javier Milei en Argentina, con quien se reunió unas semanas atrás cuando el libertario firmó su “Compromiso a Combatir el Tráfico de Niños“, decidió meterse de lleno como un candidato outsider.

El productor de cine saltó a la fama en los últimos meses con el estreno de Sound of Freedom, la película que rompió la taquilla y relata la historia de Tim Ballard, un ex agente de Seguridad Nacional que renunció a su trabajo para luchar contra el tráfico sexual de niños en Colombia.

El ahora candidato a presidente es el líder del movimiento conservador Viva México, que organizó en 2022 la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) en la capital mexicana, un evento donde participaron Steve Bannon, el principal asesor de Trump, Eduardo Bolsonaro y el propio Javier Milei.

Los pilares de su campaña serán el combate frontal al narcotráfico y a la trata de personas, uno de los problemas más grandes que azota a México actualmente. Según explica la propia película Sound of Freedom en sus créditos finales, ahora hay más personas secuestradas y obligadas a ser parte de redes de trata en México que cuando la esclavitud era legal.

Otra de sus propuestas es revitalizar la economía de México y reducir el gasto público. La economía mexicana, altamente dependiente de Estados Unidos, pero que se beneficia enormemente de tener a la economía más grande del mundo del otro lado de la frontera, se encuentra en una brutal recesión.

Desde 2019 que asumió López Obrador, México ha estado en recesión, esto es, dos trimestres seguidos con crecimiento negativo de su PBI. El primer año, sus reformas socialistas derrumbaron a la economía; en el segundo, fue azotado por la pandemia. Si bien AMLO no cerró la economía, el país continuó en recesión.

Verástegui propone derogar todas las reformas de López Obrador, y si no llega a conseguir el apoyo en el Congreso, asegura que se conforma con recortar ministerios y dejar de despilfarrar los recursos de los mexicanos.

Por último, el gran objetivo de Verástegui, como una persona profundamente católica, es derogar el aborto en todo México. Aunque se postula como independiente y no espera tener mayoría parlamentaria ni aunque gane, asegura que buscará apoyo tanto de los diputados de Morena como los del PRI, del PAN, y de los demás partidos actualmente opositores, que estén en contra de la práctica.

Si bien México es uno de los países más católicos del mundo, varios partidos oficialistas y opositores se unieron en 2018 para hacer lobby contra el Poder Judicial, y un 9 de agosto de 2018, la Corte Suprema resolvió despenalizar el aborto en todo el país.

Hubo algunas medidas judiciales posteriores que llevaron a que se reduzca la legalidad de dicha práctica que termina con la vida de bebés no-natos, pero esta misma semana, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), resolvió que es “inconstitucional el sistema jurídico que penaliza el aborto en el Código Penal Federal“, por lo que el aborto vuelve a ser completamente libre en el país.

Economía

López Obrador lanza su Presupuesto 2024 con un endeudamiento récord del 5,4% del PBI que pone en quiebra a México

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El Gobierno socialista prepara un descomunal incremento del gasto público sin mayores contraprestaciones en ingresos genuinos. Se destinarán hasta 1 billón de pesos mexicanos para la ampliación de los programas sociales del oficialismo, entre ellos el déficit de las empresas del Estado.

El presidente socialista Andrés Manuel López Obrador presentó formalmente su propuesta de Presupuesto 2024, el cuál buscará tratar y aprobar en la Cámara de Diputados.

El paquete económico profundizará todos los desequilibrios fiscales del país, involucrando una masiva expansión de las erogaciones sin contraprestación en mayores ingresos tributarios. De hecho, el rojo del Gobierno federal ya escaló a su nivel más alto en 34 años, y la principal vía para financiarlo es el endeudamiento (interno y externo).

La propuesta del socialismo supone un gasto público en el orden de los 801.000 millones de pesos mexicanos, destruído en un total de 47 programas presupuestarios. El 90% de los recursos se concentrará en los primeros 12 programas “prioritarios” para el oficialismo, en desmedro de las verdaderas necesidades de la población.

La mayor parte de los nuevos recursos presupuestarios se dirigirán a financiar nuevos planes sociales, la expansión de las aportaciones patrimoniales para Petróleos Mexicanos (PEMEX) y la construcción del llamado “Tren Maya”

La capitalización de las empresas del sector público, así como la financiación de sus déficit operativos, cada vez se llevan una tajada más grande del presupuesto. Ninguno de estos gastos tendrá contraprestación por una mayor cuantía de recursos.

El Gobierno propone acelerar alarmantemente el ritmo del endeudamiento, hasta totalizar un paquete de hasta el 5,4% del PBI para 2024. Los llamados “Requerimientos Financieros del Sector Público” (RFSP) tendrán una cuantía proyectada de por lo menos MXN$ 1,8 billones durante el próximo año, el ritmo anual de endeudamiento más elevado de las últimas dos décadas.

El stock de deuda bruta con respecto al PBI volverá a crecer a partir de 2024, cuando hasta ahora se mantenía disminuyendo su participación porcentual desde 2021. El FMI sugiere que la deuda llegará a representar casi el 58% del PBI para el año 2028.

Si la vía de endeudamiento recurre en mayor medida al ahorro externo, la economía mexicana se expondrá a una mayor tasa de Riesgo País y solo postergará los ajustes fiscales necesarios (sobre el gasto o por medio de mayores impuestos) para el futuro.

En caso de que el endeudamiento se abastezca del mercado de capitales doméstico, el resultado será un efecto tajantemente recesivo sobre el nivel de actividad económica. El crédito dejará de financiar los proyectos de inversión del sector privado y las familias (por ejemplo para las hipotecas) y se destinará en una mayor proporción para cerrar la brecha financiera del fisco.

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Economía

México desplazó a China como el principal socio comercial de Estados Unidos: La oportunidad que perdió Sudamérica cuando rechazó el ALCA

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El país alcanzó un récord en la participación del comercio de mercancías por hasta el 15,4% de las importaciones estadounidenses, hasta 2 puntos por encima de China. Se trata del fiel reflejo de la oportunidad histórica perdida por Sudamérica tras el fatídico rechazo al ALCA.

A pesar de la fuerte apreciación de la moneda, las exportaciones de México logran crecer y conquistar nuevos mercados para colocar sus productos en el exterior. El país se convirtió oficialmente en el principal socio comercial de Estados Unidos, llegando a abastecer hasta el 15,4% del total de sus importaciones.

De esta manera, México superó la participación comercial de China en el comercio estadounidense por hasta 2 puntos porcentuales. También superó la participación de Canadá en las importaciones estadounidenses, que llegó a representar el 13,9% de la cuota de mercado.

Asimismo, la participación de Estados Unidos en las importaciones mexicanas alcanzó el 15,6% del total y fortaleció su posición como su principal socio comercial, por encima del 15,3% de Canadá y el 11% correspondiente a China.

El tratado de libre comercio NAFTA fue el principal responsable de las facilidades comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá. Y muy por el contrario de lo que se cree, el acuerdo facilitó la producción y la exportación de productos de origen industrial desde México hacia Estados Unidos, especialmente en la industria automotriz (que representa una cuarta parte del comercio entre ambos países).

También tuvo una gran influencia la aplicación de importantes restricciones arancelarias desde el año 2018 bajo la guerra comercial de Donald Trump. A pesar de la firma de un tratado comercial en 2020, China no cumplió con las metas pactadas y la administración Biden mantuvo mayormente inalteradas las tarifas impuestas anteriormente.

El desempeño exportador de México dista mucho del que se observa entre los países del Mercosur, que sufren una situación de aislamiento desde el histórico y fatídico rechazo al ALCA en 2005. Estos países podrían haber aprovechado un mercado potencial de más de 300 millones de personas para colocar productos a través de sus ventajas comparativas, pero se decidió desperdiciar una oportunidad histórica.

Los mandatarios de México, Estados Unidos y Canadá firmando el tratado de libre comercio de América del Norte en 1992.

El presidente republicano George W. Bush se había comprometido con el avance en la liberalización comercial de América, una condición necesaria para el desarrollo económico y la generación de competitividad. Esta visión fue llevada adelante en la IV Cumbre de las Américas bajo la iniciativa del Presidente estadounidense.

Bush se propuso alcanzar un acuerdo de libre comercio a nivel continental como una de sus principales metas para su segunda administración. Esto suponía, además, seguir profundizando las “reformas estructurales de segunda generación” plasmadas en el Consenso de Washington para que los países adherentes al acuerdo pudieran adaptarse exitosamente.

Pero a contramano de lo que ocurría en el mundo, el Foro de Sao Paulo buscó dar un giro de 180° con respecto a las políticas de la década de 1990 para volver a aislar a la región del comercio internacional. Este movimiento conformó el llamado “socialismo del siglo XXI”, que propone extender el modelo cubano hacia la región latinoamericana.

La izquierda latinoamericana, representada en aquel entonces por los Gobiernos de Néstor Kirchner, Hugo Chávez, Evo Morales y Lula da Silva, formó un bloque de rechazo al ALCA y logró boicotear el proyecto, condenando a la región al inexorable atraso comercial y económico. La agenda ultra-proteccionista socavó cualquier posibilidad de integración comercial y financiera en aquellos países que más lo necesitaban, principalmente los miembros del Mercosur, entre otros.

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Economía

López Obrador dio marcha atrás con la apertura petrolera y la producción diaria de barriles se estanca en mínimos históricos

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El Gobierno socialista resintió boicoteó los permisos de explotación petrolera por iniciativa privada, mientras que la producción de la estatal PEMEX sufrió un fuerte derrumbe anual del 4% al cierre de mayo.

El presidente socialista de México, Andrés López Obrador, prometió que lograría el “autoabastecimiento” petrolero del país y anunció múltiples reformas para revertir los pasos del expresidente de Peña Nieto.

El Gobierno apostó por una mayor participación del Estado y decidió terminar con la política de permisos y contratos privados que estipulaba la reforma energética del año 2013, una maniobra que redujo considerablemente la iniciativa privada en el sector.

De hecho, de los 109 contratos privados de exploración y extracción de petróleo el 95% de los mismos se llevaron a cabo durante la gestión de Peña Nieto, y desde la llegada del socialismo el peso del Estado se vuelve cada vez más preponderante.

La reforma petrolera del PRI permitió la celebración de contratos entre PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) con empresas privadas por primera vez desde 1938, lo cual en la práctica supone una suerte de “privatización periférica” mediante la cual el sector privado adquiere un mayor porcentaje dentro de la explotación total de hidrocarburos en el país.

El presidente López Obrador aún no logró imponer su reforma energética en el Congreso, que pretende devolver el monopolio al Estado, pero consiguió anular casi todos los nuevos contratos a partir de enero de 2019 (solamente se celebraron 5 contratos con empresas privadas en lo que va de su administración).

Estas políticas provocaron una abrupta caída de la inversión privada en el sector petrolero, que alcanzó el 17,8% en el año 2021 y hasta un 36% para 2022. Solamente se invierte un monto anual en alrededor de los US$ 1.796 millones, una cifra sustancialmente más baja que el promedio del sexenio del Gobierno anterior.

La producción petrolera de México llegó a representar los 1,91 millones de barriles diarios en marzo de 2023, una magnitud que aún permanece en mínimos históricos y que de ninguna forma garantiza la supuesta “autosuficiencia” que AMLO había prometido en su discurso de campaña.

Pero no solo el sector privado se ve afectado por las políticas del Gobierno, sino que la propia petrolera estatal Petróleos Mexicanos (PEMEX) también enfrenta serias dificultades. La firma no logró cumplir con su meta de 1,2 millones de barriles diarios, la producción de mayo alcanzó solo los 758.700 barriles de petróleo al día y sufrió un derrumbe anual del 4% con respecto al 2022.

La mayor parte de la caída estuvo vinculada con una merma de hasta el 60% en la producción de la refinería Miguel Hidalgo en Tula, que solo pudo procesar hasta 153.800 barriles al día. Con la participación del sector privado cayendo a pasos agigantados, el Estado no cuenta con los medios necesarios para dinamizar la producción y el país sigue manteniendo una fuerte dependencia de las importaciones.

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