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Venezuela

Corina Machado tiene el 72% de intención de voto y solo el 8% de los venezolanos votarían por Maduro en una elección libre

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La última encuesta de Meganalisis expone el colapso absoluto del chavismo en Venezuela. Luego de haber alcanzado 60 puntos en 2006, hoy el socialismo chavista apenas si llega a los 10 puntos en intención de voto.

La encuestadora venezolana Meganalisis publicó un estudio de opinión donde revela que la candidata de la oposición, María Corina Machado, posee cerca del 72% de intención de voto, convirtiéndose así en la candidata con mayor apoyo antes de una elección de la historia del país.

También sorprende la caída sin igual del dictador socialista, Nicolás Maduro, quien solamente conserva el 8% de la intención de voto, mientras un 20% se mantiene indecisa o votaría por otro candidato. Si bien el chavismo a lo largo de sus 25 años ha caído descomunalmente a raíz de la crisis económica, delincuencia y autoritarismo, nunca había roto el subsuelo quedando por debajo del 20%.

Otra encuestadora, Poder y Estrategia, le da 74% a Corina Machado pero un 20% a Maduro, un número más positivo que el de Meganalisis y con menor cantidad de indecisos. Sobre la participación, el 55% está seguro de que irá a votar, un 13% dice que posiblemente vote y un 11% está seguro de no votar.

Otro estudio publicado por la encuestadora Hercon, le atribuye 64% a Corina Machado y un 14% a Maduro, aunque está encuesta se hizo con una muestra reducida, por lo que carece o tiene un menor grado de representatividad.

Colapso del apoyo al chavismo en Venezuela

Cabe recordar que Hugo Chávez llegó al poder en 1998 con el 56,2% de los votos, ganando las elecciones constituyentes de 1999 con el 71,7% de los votos y luego reeligiendo en el año 2000 con el 59,7%.

Todo esto fue antes de la llegada del voto electrónico de la mano de Smarmatic en 2004, lo cual garantiza que los resultados en ese periodo fueron reales y realmente el chavismo tenía esos altos niveles de apoyo.

Entre 2002 y 2003, Chávez sufre un masivo paro general impulsado por la Fedecámaras que ve dañada su imagen. En 2004 la oposición lanza un referéndum revocatorio para destituir al gobierno chavista, donde éste emplea por primera vez tácticas de fraude electrónico para manipular el voto y logra mantenerse en el poder con el 59,1% de los votos.

Encuestadoras privadas indicaban que en aquél momento Chávez tenía una intención de voto apenas encima del 50%, aunque tras resolverse la huelga general y la suba mundial de precios el crudo, consigue la reelección en 2006 con el 62,8%.

Sin embargo, su gobierno quedaría mortalmente herido. En 2007, pierde un segundo referéndum constitucional en 2007, por el 51% del "No" contra el 49% del "Sí". Se trató de un mega proyecto que buscaba reformar 69 artículos de la Constitución para legalizar la reelección indefinida y volver a Venezuela un Estado socialista. La oposición denunció un ligero fraude, pero que "no fue suficiente" para dar vuelta el resultado.

En 2010, el chavismo, que ya estaba sangrando por todos lados, perdería las parlamentarias, contra una oposición nucleada en el MUD y el PPT, que obtuvieron el 52% contra el 48% del chavismo (GPP). Esto hizo sonar las alarmas en el comando oficialista, y se prepararía de otra forma para las presidenciales de 2012.

En la presidencial de 2012, Hugo Chávez se enfrentó al joven político, Henrique Capriles, quien se convertía en el líder indiscutido de la oposición, con una agenda socialista pero más moderada y alineada con el resto de la región.

Las firmas Datos, Consultores21, Predicmática y Hercon pronosticaban un triunfo claro de Capriles, aventajando a Chávez por entre 4 y 6%, mientras que otras, como Mercanálisis y Polinomics publicaban un resultado más ajustado, con un Capriles ganando pero por 1 punto.

El resultado final que dio la CNE, intervenida por el chavismo, fue del 55,1% a favor de Chávez, esto fue un resultado impactante para gran parte del país que esperaba un resultado apretado en una elección que se veía polarizada no solo en los sondeos sino en las calles.

En un momento que se convirtió en bisagra para la historia de Venezuela, Capriles aceptó el resultado, a pesar de que había organizaciones como el Movimiento Rumbo Libertad de Eduardo Bittar, que presentó pruebas de que hubo más de un millón de cédulas falsas habilitadas para votar, valiéndose del sistema electrónico.

De todos modos, esas elecciones marcaron el inicio del declive del chavismo, y tras la muerte de Chávez, Maduro convocó a elecciones donde solo se habilitaron 14 días de campaña, y estuvo a punto de perder el poder en su primer contienda electoral.

En las elecciones del 2013 contra Henrique Capriles, Maduro debió cometer uno de los fraudes más groseros de la historia de Latinoamérica para retener el poder, y ajustó los votos para ganar por la mínima, imponiéndose en la presidencia con tan solo el 50,6% de los votos.

Además de fraude en las urnas, se experimentaron altísimos niveles de violencia política, con grupos de choque chavistas atacando a los simpatizantes de Capriles y cometiendo actos de terrorismo para desincentivar el voto en contra de Maduro.

La oposición esta vez no aceptó el resultado y Maduro oficialmente se convirtió en un dictador. Alfredo Weil, director de Esdata, una organización de defensa del voto y transparencia, afirmó que según su seguimiento de los votos, Capriles ganó la elección con un 52% frente al 48% de Maduro, en línea con lo que decían las principales encuestas.

A pesar de que Maduro se había quedado en Miraflores, la tendencia sería irreversible. En las parlamentarias de 2015, la Mesa de la Unidad obtuvo el 56% de lo votos frente al 40% del GPP, los ganadores obtuvieron los dos tercios de las bancas y ni siquiera el fraude electrónico pudo frenar la marea opositora.

A partir de ese año, y entendiendo que el fraude electoral no iba a dar a basto para frenar a la oposición, Maduro lanzó un régimen del terror, encerrando a sus principales opositores y terminando de desmantelar el Estado de Derecho en Venezuela.

En 2018 se presentó sin oposición, en unas elecciones donde los líderes anti-chavistas o estaban tras las rejas o decidieron no ser candidatos para no legitimar el régimen. Si bien se impuso con el 67,8% de los votos, solo votaron los chavistas, y las encuestas de opinión que medían su intención de voto en toda la sociedad lo ubicaban ya entre 15 y 25%.

Ahora, su caída continúa y solo el 7,9% de los votantes lo elegirían en una elección libre y democrática. Cabe aclarar, sin embargo, que Corina Machado ha sido inhabilitada a presentarse y el régimen del terror continúa, por lo que estos números podrían no ser lo que finalmente ocurra en las urnas a fin de año.

Venezuela

Tras la inhabilitación de Corina Machado, la oposición en Venezuela se une detrás de Edmundo Urrutia, quien enfrentará a Maduro

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De carrera diplomática, sirvió como embajador de Venezuela en Argentina entre 1998 y 2002, y fue una especie de vicecanciller durante la presidencia de Rafael Caldera.

El régimen chavista se acerca a unas elecciones claves para continuar y legitimar su sanguinaria dictadura en Venezuela. Nicolás Maduro, desesperado por la posibilidad de perder los comicios, luego de encuestas que lo ubican siendo derrotado por cualquier opositor por más de 40 puntos de diferencia, decidió tirar abajo el Acuerdo de Barbados y lanzó una campaña de inhabilitación de opositores.

En la volteada cayó la líder de la oposición, Maria Corina Machado, e incluso no se le permitió a su sucesora, Corina Yoris, a anotarse como candidata, por lo que todo indicaba que Maduro iba a presentarse sin oposición en las elecciones del 28 de julio.

Sin embargo, a último minuto antes que cierra la inscripción, Edmundo González Urrutia, un miembro desconocido del partido opositor Mesa de la Unidad Democrática (MUD) logró anotarse en el sistema, y mientras el régimen estaba intentando boicotear la candidatura de Yoris, Urrutia pasó completamente desapercibido.

Inmediatamente la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), la coalición de partidos opositores a Maduro, empezó a negociar con Urrutia. Si bien no es una figura fuerte dentro de la alianza anti-chavista, es la única persona que podrá competir contra el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Inscrito inicialmente como candidato provisional del Consejo Nacional Electoral (CNE) el 26 de marzo, su nominación buscaba preservar la tarjeta electoral de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Esta maniobra permitió sortear el bloqueo contra la candidatura de Corina Yoris, quien había sido previamente seleccionada para representar a la oposición tras la inhabilitación política de Machado.

Es por eso que tras una cumbre partidaria este viernes 19 de abril, Corina Machado y el resto de los dirigentes que no pudieron anotarse votaron a favor de que Urrutia se convierta en el candidato de la oposición unificada contra el chavismo.

De esta manera, Edmundo González Urrutia, de 74 años y con una carrera política enfocada puramente en la diplomacia, quien asegura que se anotó simplemente como candidato provisional para preservar la tarjeta electoral de la MUD en caso de que pasara algo con la candidatura de Corina Yoris, será el máximo líder de la oposición a Maduro.

Quién es Edmundo Urrutia

Nacido en La Victoria, estado Aragua, y graduado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en Relaciones Internacionales, tiene además un Máster en Relaciones Internacionales de la American University de Washington, Estados Unidos, donde estudió en 1981.

Urrutia comenzó su carrera como Embajador de Venezuela en Argelia entre 1991 y 1993, designado por el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. En 1994, el presidente Rafael Caldera lo designó como Director General de Política Internacional de la Cancillería, un cargo de alta jerarquía.

Estuvo allí hasta 1998, cuando Caldera decidió enviarlo como embajador de Venezuela a la Argentina, una relación que en ese momento estaba floreciendo entre dos gobiernos liberales. Pero tan solo un año después, Venezuela caería en desgracia.

En 1999, gana Hugo Chávez las elecciones en Venezuela. Si bien Urrutia se quedó un tiempo como embajador en Argentina, cumpliendo más que nada un rol diplomático, en 2002 finalmente el dictador lo removería de su cargo.

En los años posteriores escribió libros y condujo fundaciones, hasta que en 2013 decidió entrar de lleno a la política, alineándose con la oposición a Maduro. Tras su afiliación a la MUD, se convirtió en una suerte de enlace internacional del partido con gobiernos extranjeros que apoyaban los reclamos de la oposición.

En 2020, asumió temporalmente la presidencia de la MUD, para luego darle lugar a otros como José Luis Cartaya, Omar Barboza y la propia Maria Corina Machado. Para 2024, Urrutia estaba prácticamente cercano a su retiro de la política, pero la situación anómala de las elecciones en Venezuela lo llevaron a que deba cumplir el rol más importante de toda su vida.

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Estados Unidos

Tras fracasar en las negociaciones con Maduro, Biden restableció las sanciones contra el petróleo y el gas de Venezuela

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En un intento por garantizar elecciones libres en Venezuela, Biden había quitado todas las sanciones que había impuesto Trump contra el régimen chavista. Sin embargo, Maduro inhabilitó a toda la oposición y se cayó el Acuerdo de Barbados.

La gran apuesta de Joe Biden en Venezuela se convirtió en otro gran fracaso de su administración en materia de política internacional. Estados Unidos confirmó que no renovará las licencias que expirarán el jueves y volverán a entrar en vigencias las sanciones petroleras a Venezuela.

Luego de criticar la postura que había adoptado Estados Unidos durante la presidencia de Trump, cuando el republicano sancionó masivamente al régimen chavista, Biden ingresó a la Casa Blanca e implementó una estrategia de disuasión, levantando sanciones a cambio de garantías institucionales por parte de Maduro.

De esta manera, Biden llegó a levantar todas las sanciones contra el petróleo y gas, y alcanzó en 2023 el Acuerdo de Barbados, donde Maduro se comprometió a tener elecciones libres y democráticas a cambio de que le levantaran las prohibiciones.

Pero en vez de hacer un levante gradual y condicionado al proceso electoral, Biden levantó todas las sanciones y le dio un año de regalías petroleras a Maduro. Recién a unos meses del proceso electoral, el dictador chavista reveló su plan maestro, inhabilitó a toda la oposición y ahora irá a unas elecciones que legitimarán su régimen.

En este año sin sanciones, donde Chevron pudo operar abiertamente en Venezuela dejando enormes caudales de dinero que terminaron en las arcas del régimen, Maduro potenció su control del país, y no está ni cerca de ser removido del Palacio de Miraflores.

Washington había amenazado repetidamente en los últimos meses con restablecer las sanciones energéticas a menos que Maduro cumpliera sus promesas electorales que llevaron a un alivio parcial de las medidas desde octubre, pero el astuto dictador aprovechó todo el tiempo que pudo conseguir para llenar el Tesoro de petrodólares.

Biden también aprovechó el petróleo venezolano en los últimos años como una alternativa al petróleo y el gas ruso, que sí está fuertemente sancionado por Estados Unidos y que cada vez cuesta más que llegue a Occidente.

En Estados Unidos temen que las sanciones a Venezuela lleven a un nuevo recorte en la oferta mundial de barriles y que esto presione a la suba el precio del petróleo justo en un año electoral. Es por eso que Anthony Blinken, Secretario de Estado de Biden, ha dejado en claro que reinstaurar las sanciones no quiere decir que vuelvan al escenario de máxima presión contra el régimen chavista, y que seguirán permitiendo que el sector privado pida licencias específicas para operar en Venezuela.

Cualquier actividad bajo la licencia vencida deberá completarse antes del 31 de mayo, pero las empresas aún pueden volver a solicitar individualmente licencias específicas, aseguraron desde Washington. Obtener la aprobación dependerá de qué tan permisivo decida ser Estados Unidos.

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Colombia

Una historia de dictadores y terroristas: Gustavo Petro se reunió en Caracas con Nicolás Maduro y defendió las elecciones fraudulentas

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El ex terrorista devenido en presidente de Colombia viajó a Caracas para reunirse en persona con su jefe político, el dictador chavista de Venezuela, Nicolás Maduro.

El Palacio de Miraflores fue escenario este martes de un encuentro que no pasó desapercibido. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, protagonizaron una reunión en Caracas, capital del régimen castrochavista.

Se trata de la quinta reunión que mantienen en dos años, pero esta quizás fue la de mayor envergadura. El exterrorista de M-19 viajó a Venezuela en un momento clave, donde Maduro se está disputando la continuidad de su régimen en unas elecciones que está fraudulentando para legítima su poder.

El pacto entre Maduro y Petro se centró en el supuesto apoyo mutuo a la "paz y estabilidad política, social y económica" en ambos países. Sin embargo, detrás de este gesto de cordialidad se esconden una serie de críticas y especulaciones sobre la postura de la figura presidencial colombiana frente al régimen chavista.

Durante el encuentro, Petro no dudó en criticar el bloqueo que ha sufrido la oposición venezolana para inscribir sus candidaturas en las próximas elecciones presidenciales, calificándolo como un "golpe antidemocrático".

Maduro no lució sorprendido por los dichos de Petro, indicando que le había anticipado que debía repudiar las inhibiciones para no quedar mal frente al plano internacional. Sin embargo, estas críticas no se tradujeron en acciones concretas por parte del mandatario colombiano, quien expresó su compromiso con la "paz política" en Venezuela a pedido de Maduro.


Además, las declaraciones posteriores al encuentro generaron suspicacias entre quienes ven en Petro una figura demasiado complaciente con un régimen autoritario como el de Maduro.

Se han despertado una serie de interrogantes sobre la postura del mandatario colombiano frente al gobierno venezolano. Mientras algunos interpretan este gesto como una muestra de buena voluntad y disposición al diálogo, otros lo ven como una clara señal de debilidad y falta de firmeza en la defensa de los valores democráticos y los derechos humanos.

Adherido a esto, se tocaron temáticas como el conflicto palestino-israelí, en la que por supuesto reinó el antisemitismo, y tanto Maduro como Petro condenaron al Estado de Israel por defenderse de los ataques de Hamás.

Por último, se abordó el tópico Haití, y para sorpresa de nadie, primaron las tácticas resolutivas por su ausencia, y simplemente se relegaron a "valorar positivamente el accionar del CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños)".

A pesar de las "declaraciones conciliatorias y los gestos de colaboración", la realidad sobre el terreno muestra una situación muy diferente. En Venezuela, la situación política y económica continúa deteriorándose bajo el régimen autoritario de Maduro, con una creciente represión contra la oposición y una profunda crisis humanitaria que afecta a millones de venezolanos. La falta de libertades civiles y la violación sistemática de los derechos humanos son problemas que persisten sin solución a la vista.

En cuanto a Colombia, el país enfrenta desafíos internos significativos, incluyendo la persistencia de grupos armados ilegales, el narcotráfico y la corrupción. Petro ha dedicado sus primeros dos años a hacer turismo internacional y no ha hecho nada para promover la paz como había prometido en campaña.

El encuentro entre estas dos figuras en Caracas marca un antes y un después en la región, ya que Maduro se anota una victora en el plano internacional poniendo a Colombia, con todo lo que eso significa, de su lado.

Mientras tanto, los observadores en la región continúan vigilando de cerca los desarrollos en ambos países pero están lejos de hacer una oposición real a la dictadura en Venezuela y de frenar que ocurra lo mismo en Colombia.


De Agustin Ulises Ferrin, para La Derecha Diario.


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