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Venezuela

La dictadura de Maduro inhabilitó a María Corina Machado, líder opositora y principal candidata a presidente

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Asustado y acorralado tras aceptar ir a elecciones en 2024, Maduro resolvió inhabilitar a la principal líder de la oposición, la derechista Corina Machado.

La dictadura de Nicolás Maduro inhabilitó por 15 años para ejercer cargos públicos a la candidata opositora venezolana María Corina Machado, quien estaba liderando las encuestas de cara a las elecciones que se vienen en 2024.

Después de meses de negociaciones en México y tras el visto bueno de Joe Biden, Maduro y la oposición acordó llevar a cabo elecciones el año que viene, pero, como era de esperarse, el dictador venezolano no iba a dejar que sean libres, transparentes y democráticas.

Se decidió que la ciudadana María Corina Machado esté inhabilitada para el ejercicio de cualquier cargo público por el período de 15 años, de conformidad con lo establecido en el artículo 105 de la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República”, dijo el diputado chavista José Brito.

Minutos después de conocerse la noticia, la líder de Vente Venezuela, quien fue notificada por la justicia chavista, publicó en sus redes sociales: “Una INÚTIL ‘inhabilitación’ que sólo demuestra que el régimen sabe que YA está DERROTADO. Ahora votaremos con más fuerza, más rebeldía y más ganas en las Primarias. Aquí quién HABILITA es el pueblo de Venezuela. Hasta el final es HASTA EL FINAL”.

Todos los líderes opositores a Maduro, que van desde dirigentes de centroizquierda a derecha del arco político, decidieron que para no dividir los votos elegirían un candidato común dentro de una elección primaria que tendrá lugar este mismo año, dentro del novedoso frente Plataforma Unitaria.

Corina Machado lidera todas las encuestas contra Maduro y contra el resto de los opositores, y tenía todas las fichas para ganar la candidatura de la Plataforma por sobre otras figuras como Henrique Capriles, Carlos Prosperi, César Pérez Vivas y Delsa Solórzano.

En un acto previo a conocerse la decisión de la Contraloría, Machado ya había sugerido que la estaban por inhabilitar. Este jueves, la dirigente había llevado una masiva multitud de simpatizantes en su visita a la ciudad de Barinas, cuna del chavismo, donde declaró que tenía muy claro que estaba luchando contra la dictadura y sus aliados internacionales: “Tenemos clarísimo que nos enfrentamos a una tiranía que tiene vínculos con China, Rusia y Cuba”, subrayó.

Nunca hay que subestimar a una sociedad que anhela y está decidida a vivir en libertad. Es una sociedad en la que no hay gasolina, luz, gas ni alimentos. La gente está saliendo con fuerza, con conciencia y con los pies en la tierra. Esa Venezuela que se veía triste ha despertado. Lo está haciendo con firmeza. Esto es producto de muchos años de lucha”, sostuvo.

Y completó: “Tenemos gente presa, torturada, tanto civiles y militares. La cuarta parte de la sociedad venezolana ha tenido que huir”, y aseguró ante cientos de miles de simpatizantes: “Vamos a derrotar a Maduro”.

La deplorable resolución de Contraloría

Argentina

Las delirantes propuestas de Massa para bajar la inflación: Propone una moneda digital similar a la que lanzó el chavismo en Venezuela

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La “moneda digital argentina” es una propuesta de Massa que parece casi calcada a la estrategia del fallido “petro” y del “Bolivar Digital” venezolano, una moneda digital anunciada por el régimen de Nicolás Maduro en el año 2017 en medio del colapso hiperinflacionario.

El ministro Sergio Massa resaltó en el debate por demostrar una profunda ignorancia en lo que refiere a la inflación y la economía. En el período en el que ocupó la dirección de la cartera de Economía, la tasa de inflación interanual escaló del 71% al 124,4%, y la economía acumuló 12 meses de recesión.

Pese a su contundente fracaso como Ministro, prometió dos recetas para “bajar” la inflación: el lanzamiento de una “moneda digital argentina”, y una nueva ley de blanqueo de capitales que trataría de incentivar la repatriación de activos argentinos girados al exterior.

Sin más, con estas dos propuestas pretende reducir la tasa de inflación más violenta de los últimos 32 años, bajo la falsa creencia de que los precios suben porque faltan dólares, cuando la realidad es que sobran pesos.

Estas medidas no están ni cerca de poder contener la estampida inflacionaria, y más bien apuntan a profundizar la represión financiera con la misma lógica que usó el chavismo en el año 2017. Queda en evidencia que el ministro Massa no tiene previsto un plan de estabilización auténtico para fin de año, en su lugar se apostará con seguir “administrando” el mercado cambiario y el comercio exterior.

El paquete de medidas prometido por Massa en pleno debate parece calcado del que llevó a cabo el régimen de Nicolás Maduro en diciembre de 2017. El chavismo lanzó el “petro” digital a través de la Gaceta Oficial Nº 41.296 el 8 de diciembre de ese mismo año, paralelamente a la “Superintendencia de la Criptomoneda y Actividades Conexas” para administrar y monitorear su uso efectivo en la economía.

La primera emisión de esa moneda digital tomó lugar en enero de 2018 y alcanzó las 100 millones de unidades, con la promesa de respaldar la moneda en regalías obtenidas por el petróleo y el gas, y las escasas reservas de oro que aún disponía el Banco Central. Por supuesto, la promesa no fue creíble y tampoco se pudo llevar a cabo con efectividad. 

Durante el primer semestre de 2018 también se lanzó un decreto de blanqueo a través de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario de Venezuela (SUDEBAN), principalmente enfocado en la recepción de remesas desde el exterior, excluyéndose del pago de impuestos para favorecer su llegada a la economía a través del mercado oficial de cambios

El resultado fue casi tan desastroso como el bolívar papel: en la práctica, sólo un número de transacciones se efectuaron mediante esta moneda digital, al mismo tiempo en que la población venezolana continuó desprendiéndose de bolívares para adoptar al dólar como medio de ahorro y medio de cambio transaccional.

Venezuela no logró estabilizar los precios con estas medidas. La tasa de inflación mensual de diciembre de 2017 llegó al 85%, y a pesar de la moneda digital y el blanqueo de remesas, para mayo de 2018 los precios se dispararon un 110% y la variación siguió escalando hasta el 233% en el mes de septiembre. Lejos de detenerse, el proceso hiperinflacionario se acentuó todavía más.

En 2021, la hiperinflación obligó a Maduro a lanzar un nuevo cono monetario, y el dictador chavista insistió con esta idea. De esta manera, nombró a la nueva moneda como “Bolívar digital” el 5 de agosto de aqué año, a través del Decreto N.º 4.553 publicado en la Gaceta Oficial N.º 42.185.

Dicho bolívar le quitó 6 ceros al anterior “Bolívar Soberano“, y a pesar de su nombre, la moneda fue emitida en papel, pero el Banco Central de Venezuela se reservó el derecho a intentar un nuevo proceso de digitalización en los próximos años.

Las medidas irrisorias de Massa no significan ningún tipo de garantía para las millones de personas que todos los días ven deteriorado el poder adquisitivo de sus salarios. El Ministro se queda sin plan económico, y sin ideas de cara a las próximas elecciones generales.

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Economía

El bimonetarismo que propone Bullrich es idéntico al modelo que implementó Maduro en Venezuela en 2021 y fracasó estrepitosamente

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Tanto Cuba como Venezuela tienen actualmente sistemas bimonetarios entre su moneda nacional y el dólar. Sin embargo, la inflación jamás convergió a estándares internacionales, y en el caso venezolano siguen en hiperinflación.

La candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, presentó una propuesta de sistema “bimonetario” como su principal caballo de batalla para controlar la inflación, marcando una fuerte diferencia con la dolarización que propone el candidato Javier Milei

Por el momento, no se realizaron mayores precisiones acerca de qué implica el plan de Juntos por el Cambio. El economista Carlos Melconian descartó una salida rápida del cepo cambiario y minimizó el problema de los pasivos remunerados en el BCRA, y evitó otorgar detalles acerca de cómo se instrumentaría un sistema bimonetario entre el peso y el dólar en la Argentina.

Sin embargo, así como la dolarización fue exitosamente implementada en Ecuador y El Salvador, podemos mirar a la misma región para encontrar casos donde se aplicó el bimonetarismo, y los dos casos más paradigmáticos de los últimos años son en Cuba y en Venezuela.

En ambos casos, el modelo está en vigencia en estos momentos y muestran actualmente un fracaso estrepitoso del sistema, que encima no fue implementado por voluntad propia, si no que tanto el régimen cubano como el venezolano tuvieron que adaptarse ante la creciente demanda de la población por dolarizar la economía.

El bimonetarismo en Cuba

Hasta la década de 1980, Cuba funcionaba bajo un estricto régimen de control cambiario, similar al de cualquier otro país socialista. El sistema colapsó definitivamente en los primeros años de la década de 1990, la huída del peso parecía inevitable, y la dictadura se vio obligada a lanzar el “Peso cubano convertible” (CUC) a partir de 1994.

Mediante esta maniobra, se estableció una paridad fija en 1 a 1 entre el CUC y el dólar, y se dispuso la circulación del peso cubano no convertible, el CUC y el dólar al mismo tiempo, pero con una serie de restricciones dependiendo de cada sector en particular y su vinculación con los bienes transables. De esta forma se logró contener la inflación, no sin antes permitir una brutal devaluación inicial.

Pero ese régimen de Convertibilidad se fue resquebrajando con el tiempo. A partir de 2004, el Gobierno decidió imponer un impuesto a la compra de divisas del 10%, y se reprimió estrictamente la circulación del dólar en la isla (aún más que antes). En este sentido, los controles cambiarios perduraron y el “eje” del bimonetarismo fue la paridad fija con el dólar.

Más tarde, en 2011, la dictadura volvió a flexibilizar la circulación del dólar, pero conservando el recargo del 10%. El dictador Miguel Díaz-Canel finalmente eliminó este impuesto con la reforma monetaria de 2021, pero al mismo tiempo anuló la circulación de la moneda convertible.

Ese año, el Banco Central de Cuba rompió la convertibilidad al emitir una sideral cantidad de dinero durante la pandemia, y reforzó nuevamente los controles cambiarios para reprimir la huida del peso no convertible. Esto dio lugar a una brecha cambiaria superior al 70%, y una tasa de inflación fluctuante entre el 30% y el 80% anual.

El bimonetarismo en Venezuela

El caso venezolano probablemente sea el más extremo de represión financiera. El chavismo profundizó los controles cambiarios desde febrero de 2003, creando oficialmente la Comisión Nacional de Administración de Divisas (CADIVI) para monitorear ferozmente a los ciudadanos. 

Esto dio lugar a dos tipos de cambio en el país, uno oficial y otro paralelo (libre e ilegal). Con el tiempo el sistema se fue complejizando cada vez más, a partir de 2008 se le quitaron 4 ceros a la moneda, y a partir del año 2010 pasaron a regir 3 tipos de cambios diferentes: el oficial regulado, el que correspondía al Sistema Cambiario Alternativo de Divisas, y finalmente el paralelo en el mercado informal.

En el año 2014 el régimen de Nicolás Maduro volvió a reformar el mercado cambiario, esta vez creando un dólar especial para bienes esenciales y deuda pública, un segundo para importaciones no prioritarias, un tercero para viajes al exterior y transacciones financieras (flotante y legal), y finalmente el dólar paralelo (lo que conoceríamos en Argentina como “dólar blue”).

Esta segmentación de dólar es una idea que promueve Carlos Melconian, el elegido por Patricia Bullrich para que sea su ministro de Economía en caso de llegar a la presidencia. Sin embargo, este sistema quedó pulverizado en Venezuela cuando estalló la hiperinflación.

La paridad oficial se atrasó tanto con respecto a los precios que adquirió valores irrisorios, la mayor parte de las transacciones migraron al dólar paralelo aún pese a las restricciones legales, y la economía entró en la peor depresión de su historia. El sistema cambiario colapsó, y la dictadura venezolana se vio obligada a aceptar dosis crecientes de bimonetarismo legal.

En febrero de 2016, se eliminó el dólar financiero especial y se unificó con el de las importaciones no prioritarias, y en febrero del año 2018 se unificó todo el mercado legal de cambios. En este último año se decretó la anulación de los controles cambiarios para rupias, yuanes, euros y rublos, pero lo que realmente quería la población era el dólar.

En mayo de 2018, el Gobierno flexibilizó los controles para recibir remesas familiares en divisas provenientes del exterior. En el mes de agosto, el Gobierno elimina el control de cambios que había sido instaurado 15 años atrás, y a partir de este punto el país alterna entre períodos con libre flotación cambiaria y períodos con “flotación administrada” en los que interviene el Banco Central.

En octubre del 2021, Maduro anunció oficialmente el “bimonetarismo” en Venezuela, con la introducción del “Bolívar Digital“, que a pesar de su nombre no tiene nada que ver con una criptomoneda, si no que flota más libremente que los anteriores conos monetarios con el dólar.

La nueva moneda le quitó 6 ceros al anterior “Bolívar Soberano“, que de soberano tampoco tenía nada porque fue una moneda hiperinflacionada, que llegó a subir un 3.000.000 %.

El sistema bimonetario aún está vigente hasta el día de hoy, y a pesar de todos los cambios formulados, la tasa de inflación sigue fluctuando entre el 300% y el 400% anual. Los sucesivos programas de estabilización bajo el sistema demostraron ser más efectivos que la represión financiera del chavismo tradicional, pero nunca lograron eliminar el problema inflacionario.

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Economía

De fracaso en fracaso: Cae el nuevo plan de Maduro, los precios de Venezuela se disparan y la inflación llega al 422%

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El régimen de Nicolás Maduro volvió a fracasar en su intento por reprimir la dolarización, y el IPC llegó a aumentar hasta un 13,6% solamente en agosto. Los precios acumularon un aumento del 144,6% en lo que va del año.

La dictadura socialista de Nicolás Maduro ya implementó tres intentos de estabilización desde el año 2021, y el tercero de ellos está dando indicios claros de un fracaso contundente.

El Observatorio Venezonalo de Finanzas (OVF) confirmó que el IPC tuvo un aumento récord de hasta el 13,6% solamente en el mes de agosto (paradójicamente una cifra muy similar a la que se espera para Argentina en el mismo período). De esta manera se rompe con una racha de cinco meses desde marzo en los cuales la tasa de inflación mensual se había situado por debajo de los 2 dígitos.

Los precios acumularon una suba del 144,6% en lo que va del 2023, y la tasa de inflación interanual llegó a representar el 422% con respecto al mismo mes del año pasado. Los sucesivos intentos del Gobierno por reprimir la dolarización e imponer la moneda que emite el Banco Central no rindieron frutos, la población rechaza sistemáticamente la moneda que emite el Estado venezonlano.

El OVF confirmó un gran aumento en torno al 26,7% sobre las tarifas de las telecomunicaciones (servicios de internet y la telefonía móvil), los alimentos subieron un 8%, las tarifas de transporte casi un 10%, la educación aumentó un 9,4% y los alquileres se dispararon un 10%. Estas cifras parecen casi calcadas del caso argentino.

El rebrote inflacionario se produce al mismo tiempo en que el plan de estabilización se agota y se resquebraja cada vez más. El Banco Central de Venezuela no pudo contener la cotización del dólar en agosto, y tras una devaluación del 10,5% mensual los precios sobre-reaccionaron con incertidumbre hacia el futuro.

Debido a la quita de subsidios económicos para las tarifas públicas, estas ya no constituyen un “ancla nominal” capaz de disciplinar los precios. La dictadura chavista persiste con el congelamiento de los salarios y las jubilaciones que paga el sector público.

“Entre tanto, en medio de esta espiral inflacionaria, las remuneraciones del sector público se mantienen congeladas desde marzo de 2023, con lo cual el poder adquisitivo de los trabajadores activos y pensionados ha experimentado un notable deterioro, lo que indudablemente debilita el consumo e inhibe el crecimiento de la economía”, señala el informe del OVF.

Dada la gran significatividad del empleo público en el total de la economía chavista, el golpe a los salarios como herramienta anti-inflacionaria también alienta la profundización de la recesión.

Venezuela entró nuevamente en recesión a partir del segundo trimestre del año, y los niveles de la actividad económica persisten en el “piso” heredado de la gran depresión registrada entre 2014 y 2020.

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