
Cárteles reclutan forzosamente a menores en cinco Estados mientras el gobierno calla
Baja California, Guerrero, Michoacán, Guanajuato y Zacatecas concentran la explotación infantil del narco
Los cárteles mexicanos han intensificado el reclutamiento forzado de menores en varias regiones del país. Un informe de la Secretaría de Gobernación revela que los estados más afectados son Baja California, Guerrero, Michoacán, Guanajuato y Zacatecas. Mientras tanto, el gobierno federal guarda silencio y mira hacia otro lado.
La Red por los Derechos de la Infancia estima que más de 145 mil menores están en riesgo de ser captados por el crimen organizado. Los grupos delictivos los usan como halcones, distribuidores, sembradores de droga e incluso sicarios. El Estado, simplemente, ha perdido el control del territorio y la niñez.
Narco-menores: la nueva realidad de México
En Tijuana y Mexicali, el Cártel de Sinaloa y el CJNG reclutan adolescentes para el trasiego de droga. En Acapulco e Iguala, son usados para extorsionar y secuestrar. En Michoacán, los Viagras y la Familia Michoacana los emplean para sembrar y vigilar.

En Guanajuato y Zacatecas, los cárteles los lanzan al robo, la extorsión y el tráfico de fentanilo. Ya no son víctimas colaterales, ahora son objetivo directo del crimen organizado. Todo esto ocurre sin una estrategia nacional clara de protección a la infancia.
Reclutamiento por redes y violencia
El crimen ya no solo usa amenazas.
Ahora recluta menores mediante redes sociales, videojuegos y falsas ofertas de trabajo. Prometen dinero, pertenencia o “protección” y terminan convirtiéndolos en instrumentos de muerte.

En lugares como Teuchitlán, Jalisco, fueron hallados centros de entrenamiento y exterminio donde el CJNG tortura y entrena a jóvenes reclutados.
Ese rancho ya es comparado con un campo de concentración.
El gobierno permite que la niñez mexicana sea usada como carne de cañón
La estrategia de abrazos no solo fracasó, también dejó abandonada a una generación.
No hay programas efectivos, no hay presencia estatal, no hay respuesta.
Solo comunicados y estadísticas que maquillan una tragedia diaria.
Cada menor reclutado es un grito que el Estado ignora. Mientras los criminales avanzan con impunidad, el gobierno sigue administrando la tragedia.
La infancia en México no está en riesgo: ya está en manos del narco.
Hoy no basta con indignarse. Hay que señalar, documentar y exigir. Porque en un país donde los niños son carne de cañón, el verdadero crimen es la indiferencia.
Y el verdadero cómplice es el poder que mira hacia otro lado.
Más noticias: