
El CJNG y la Familia Michoacana sitiaron el EDOMEX ante la inacción del gobierno
Los cárteles se apoderaron de municipios clave mientras las autoridades no lograron contener la violencia
El Estado de México se ha convertido en un polvorín. La Familia Michoacana y el CJNG han llevado su guerra a municipios estratégicos.
En esta zona, las ejecuciones, los ataques armados y las amenazas contra comerciantes son constantes, sin que las autoridades logren contener la crisis.
Los municipios más afectados incluyen Toluca, Zinacantepec, Texcaltitlán y Tenancingo, donde los enfrentamientos son cada vez más frecuentes y las autoridades parecen incapaces de detenerlos.
Los criminales han tomado el control de comunidades enteras, y los habitantes denuncian que viven bajo amenazas constantes, sin que exista una respuesta efectiva por parte del gobierno.
Extorsión y desapariciones: el saldo de la guerra criminal
Las denuncias por extorsión han aumentado un 40% en el último año, y los comerciantes aseguran que pagar “derecho de piso” ya no es una opción, sino una obligación.
Los taxistas y transportistas también son víctimas del crimen, pues los cárteles han tomado el control de las principales rutas, cobrando cuotas para permitir la circulación.
Además, las desapariciones siguen en aumento.
Decenas de cuerpos han sido encontrados en fosas clandestinas, mientras que los colectivos de búsqueda han señalado que las autoridades no están haciendo lo suficiente para frenar la crisis.
El miedo a denunciar sigue presente. Muchas víctimas de secuestro o extorsión prefieren pagar y callar por temor a represalias de los cárteles.
El gobierno reacciona, pero no resuelve
Ante la creciente violencia, el gobierno del Estado de México ha desplegado operativos con la Guardia Nacional y el Ejército, pero hasta ahora los cárteles siguen operando con total impunidad.
Los patrullajes en las calles no han reducido la inseguridad, y los ataques armados continúan ocurriendo a plena luz del día.
Los cuerpos aparecen abandonados en carreteras, los negocios siguen cerrando y las familias siguen desapareciendo, mientras las autoridades insisten en discursos vacíos sobre seguridad.
Los habitantes de los municipios más afectados han comenzado a organizarse en autodefensas, armándose para protegerse ante la ausencia del gobierno.
Sin embargo, esto también ha generado enfrentamientos con las autoridades, que buscan desarmar a los civiles en lugar de enfrentarse a los verdaderos delincuentes.
La situación en el Estado de México sigue deteriorándose.
Cada día, más personas son víctimas de la violencia, mientras el gobierno sigue sin mostrar una estrategia real para recuperar el control.
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