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Una pintura histórica muestra a un grupo de líderes militares y civiles en un balcón dirigiéndose a una multitud de personas reunidas en una plaza.
OPINIÓN

La faceta liberal de San Martín y su influencia en la Independencia Argentina

San Martín es conocido por liberar América del Sur, pero se habla poco de su profundo compromiso con las ideas liberales

José de San Martín, una de las figuras más icónicas de la independencia sudamericana, es ampliamente reconocido por sus logros militares y su papel decisivo en la liberación de Argentina, Chile  y Perú. Sin embargo, al adentrarnos en los aspectos menos conocidos de su vida, descubrimos un hombre profundamente influenciado por las ideas liberales de su tiempo, un intelectual que, más allá del campo de batalla, cultivó un amor por el conocimiento y la educación, y cuyo enfoque hacia la independencia fue moldeado por una comprensión avanzada de la diversidad cultural y política de América Latina.

Desde su juventud, el Libertador mostró una sed insaciable de conocimiento. Nacido en Yapeyú en 1778, fue enviado a España a una edad temprana, donde recibió una educación militar en un contexto europeo convulsionado por las ideas de la Ilustración y las guerras napoleónicas. Este entorno no solo le proporcionó una formación militar de primer nivel, sino que también le abrió las puertas a conocer de primera mano las corrientes filosóficas y políticas que estaban transformando Europa.

Una de las dimensiones menos exploradas del General es su faceta como ávido lector y pensador. Su biblioteca personal, que lo acompañó en sus múltiples campañas y exilios, contenía más de setecientos volúmenes, que incluían desde clásicos como Homero  y Cicerón, hasta las obras de pensadores ilustrados como Voltaire, Montesquieu  y Rousseau. Estos textos no solo reflejan sus intereses personales, sino que también tuvieron una influencia decisiva en su visión política liberal y en su enfoque hacia la independencia.

Federalismo y Libertad

San Martín adoptó muchas de las ideas de estos pensadores, particularmente en lo que respecta a la crítica de la monarquía absoluta y la importancia de la separación de poderes. Por ejemplo, Montesquieu, con su obra "El espíritu de las leyes", influyó profundamente en su visión de una estructura política que respetara la diversidad regional y evitara la concentración de poder en manos de un solo individuo o institución. Esta visión federalista se reflejaría más tarde en sus propuestas para la organización política de los territorios liberados.

Comparado con Simón Bolívar, otro de los grandes libertadores de América, San Martín tenía un enfoque distintivo hacia la independencia y la gobernanza. Mientras Bolívar abogaba por una América Latina unida bajo una confederación fuerte y centralizada, el General prefería un enfoque más regionalista, federal, descentralizado y colaborativo, enfocado en el respeto a las autonomías locales. Esta diferencia no solo revela las distintas influencias filosóficas de ambos líderes, sino también sus percepciones sobre la mejor manera de gobernar y consolidar las nuevas naciones.

El Libertador también fue un estudioso de la ciencia militar, y su biblioteca incluía numerosos textos sobre estrategia, tácticas y logística. Estos libros no eran meros adornos intelectuales; fueron herramientas fundamentales en la planificación y ejecución de sus campañas. Estudió las memorias de generales como Maurice de Saxe y Federico el Grande, así como los reglamentos de infantería y artillería de España y Francia, lo que le permitió adaptar las mejores prácticas militares europeas a las realidades del continente sudamericano.

Liberalismo no solo económico y político, sino cultural y artístico

Otro aspecto menos conocido del General es su relación con el arte y la música. Aunque es principalmente recordado por su rol militar, San Martín también tenía un talento notable para el dibujo y una apreciación por la música. Durante sus años en Cádiz, tomó lecciones de música con el compositor español Fernando Sor, y su habilidad artística le permitió sostenerse económicamente y continuar adquiriendo libros, lo que demuestra una faceta de su vida que contrasta con su imagen de guerrero austero.

Además, su postura frente al imperialismo y la intervención extranjera es otro rasgo distintivo de su liderazgo. El Libertador siempre buscó preservar la autonomía de los nuevos estados sudamericanos y evitó, en la medida de lo posible, alianzas que pudieran comprometer la independencia a largo plazo. Esta postura lo llevó a rechazar la ayuda de potencias extranjeras, prefiriendo confiar en los recursos y la voluntad de los pueblos que luchaban por su libertad.

La creación de la Biblioteca Nacional del Perú es un ejemplo tangible de su compromiso con la educación y el conocimiento como pilares de la nueva sociedad. Donó muchos de sus libros a esta institución, convencido de que "la biblioteca, destinada a la ilustración universal, es más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la independencia". Esta afirmación subraya su creencia en el poder transformador del conocimiento y en la necesidad de una ciudadanía educada para mantener la libertad recién ganada.

Retiro final sin ambiciones de poder

Finalmente, su retiro a Francia, lejos de los reflectores y la política activa, es un acto que debe ser visto como un heroico sacrificio. San Martín, al elegir alejarse de la vida pública, demostró una vez más su profundo compromiso con los ideales de libertad y estabilidad para los nuevos estados sudamericanos.

Tras liberar a la Argentina, evitó inmiscuirse en las luchas de poder que siguieron a la independencia, consciente de que su presencia podría generar divisiones y conflictos. Este acto de humildad, renunciando a cualquier ambición personal en favor del bienestar común, refleja la esencia de su carácter como un verdadero héroe.

A diferencia de Simón Bolívar, que asumió como presidente de la Gran Colombia, y ejerció como encargado supremo de los territorios de Perú, Bolivia, Ecuador y Venezuela, o de George Washington, quien luego de la independencia optó por ejercer los dos primeros mandatos presidenciales de Estados Unidos, San Martín no buscó la gloria ni el poder; buscó, con total dedicación, el bienestar y la independencia duradera de los pueblos a los que sirvió.

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