
Taiwán en la historia: desde los primeros pobladores hasta el siglo XX
Descubrí la historia de Taiwán, desde sus orígenes hasta su disputa entre potencias europeas, China y Japón.
En la prehistoria, la isla de Formosa fue ocupada por pueblos austranesios (originarios de Oceanía). Con posterioridad, recibió migraciones de la tribu Han, procedentes de las más próximas costas de China. Los Han son considerados los antepasados de los actuales chinos. Ese núcleo originario constituyó la población nativa de Taiwán, durante miles de años.
Mientras se desarrollaban las distintas dinastías del Imperio Chino, la vida en la isla transcurría, despegada de la suerte del continente. Hubo, no obstante, algunas migraciones japonesas, al Norte y malayas, al Sur.
A partir del descubrimiento de América, los europeos comenzaron a llegar al extremo Oriente con mayor asiduidad, luego de la expedición de Fernando de Magallanes, a partir de 1521.
Los primeros en instalarse, en forma permanente, en la zona, fueron los españoles; que se asentaron en las Filipinas, durante la primera mitad del Siglo XVI; seguidos por sus vecinos, y rivales, los portugueses. Estos, desde sus asentamientos en África y la India, se dirigieron a la Malasia, luego a la China continental y, esquivando el archipiélago filipino, para evitar un enfrentamiento frontal con España, prosiguieron hacia el Norte. Al pasar frente a Taiwán, la denominaron Formosa, en 1546. No consta que hayan desembarcado; sino que continuaron hacia Japón, para comerciar en tierras de los temibles Shogunes, o señores feudales.

Mapa de las Indias Orientales (Madrid - 1601)
El desarrollo del comercio marítimo en Oriente llevó a que, en poco tiempo, todas las aguas situadas al Este de la China, se vieran surcadas por embarcaciones españolas y portuguesas, llevando y trayendo mercancías entre las Filipinas y América los primeros; y Japón, Corea y Malasia, los segundos. Ello atrajo el obvio asentamiento de piratas en la isla de Formosa: japoneses al Norte, en Keelung, y chinos al Sur; la elección era estratégica: la isla se encontraba en una posición privilegiada como base para asaltar cuanta embarcación surcara por la zona.
Siguieron las tensiones del imperio español y portugués (ahora unificados, bajo el gobierno de los Habsburgo o Austrias) con los piratas; a lo que también se sumó la amenaza de los shogunes japoneses de atacar Manila. Para colmo, al poco tiempo, una potencia recién llegada se convertiría en el tercero en discordia, en la zona: Holanda, potencia naval europea en ascenso, también quería asentarse en Malasia, Indonesia y China. Para tal fin, en 1624 instalaron una factoría en Tainán, al Sur de la isla, como base de operaciones.

Puerto holandés en el Sur de Formosa (mapa español Siglo XVII)
Ante esta amenaza, dos años después (1626) los españoles instalaron un precario fuerte al Norte de la isla, al que denominaron San Salvador y a su puerto, Santísima Trinidad; donde hoy es Keelung. Doscientos efectivos y doce cañones guarnecían el lugar.

Puerto de la Santísima Trinidad en Formosa (mapa español Siglo XVII)
Dos años después (1628), para reforzar su presencia en la zona, España levantó el fuerte de Santo Domingo en Tamsui (cerca de la actual Taipei). El mismo aún se conserva, como un testimonio permanente de la presencia española en Taiwán. Al año siguiente, alrededor del fuerte, se fundó el pueblo de San Salvador, el germen de lo que hoy es la capital taiwanesa.
En 1630 los holandeses intentaron desalojar a los españoles del Norte de la isla, infructuosamente. Luego, tifones, enfermedades, desatención de la guarnición española, por parte de Manila, conflictos con los indígenas y choques con los holandeses, llevaron a los hispanos a abandonar Tamsui (Santo Domingo) en 1638. Quedaba aún el asentamiento de la Santísima Trinidad; el cual, casi librado a su suerte por Manila, terminó sucumbiendo ante un fuerte ataque neerlandés que, desde el Sur, desalojó a España del último reducto que le quedaba, en Formosa, en 1642.
En los 16 años que duró la ocupación española del Norte de la isla, destacó la actividad de los misioneros católicos, que evangelizaron a más de 5000 nativos de la zona; labor que luego se perdió, con el retiro de España.
Los holandeses continuarían enseñoreados de la isla por veinte años más. Fue en 1662 que el legendario guerrero chino, de origen japonés, Koxinga, venció a los neerlandeses y los desalojó de Formosa. Con posterioridad, sus descendientes juraron lealtad a los emperadores chinos de la dinastía Ming. Desde ese momento y hasta 1895, la isla de Taiwán se integró al Imperio Celeste. Primero bajo los Ming, y luego con la última dinastía, los Qing.
En 1894/1895 tuvo lugar la primera guerra Sino-Japonesa, donde el Imperio Nipón, en expansión en el Oriente, chocó con China por intereses contrapuestos en la península de Corea. El joven y naciente imperio japonés, que había implementado un veloz y eficiente proceso de modernización y occidentalización, que lo llevó a estar, en pocos años, a la altura de las principales potencias occidentales; venció fácilmente al anquilosado y milenario Imperio Chino, que no se terminaba de acomodar a los nuevos tiempos. Esta estocada sería una de las principales causas de la caída del Imperio fundado por el mítico Emperador Amarillo, 2.700 años Antes de Cristo.
Como resultado del tratado de paz de Shimonoseki, China cedió Corea, partes de Manchuria y la isla de Formosa a Japón. De ese modo, y por 50 años, Taiwán fue ocupada por el Imperio Japonés, que dejó huellas en la isla. Principalmente, se favoreció a los residentes de origen nipón en las principales posiciones, aumentó la prostitución forzosa en las nativas, se obligó a los indígenas a convertirse al budismo o al sintoísmo de los indígenas, se obligó a enrolarse a los jóvenes taiwaneses en las fuerzas armadas japonesas, se impuso al japonés como lengua, la vestimenta y la arquitectura de los conquistadores.
El actual palacio presidencial taiwanés, de corte monumental clásico, con influencias de la Europa de los años 1930, fue la residencia del gobernador colonial nipón, durante la ocupación japonesa. Como puntos favorables de ese período se pueden mencionar mejoras en la situación económica genera de la isla, de las tasas de ocupación, la cultura y la industria. Aún hoy algunos añoran la época de la ocupación japonesa. Los jóvenes, sobre todo, admiran al Japón; desentendiéndose de las atrocidades que se denunciaron durante este período.
Durante la Segunda Guerra Mundial tuvo lugar, en 1943, la conferencia de El Cairo; en la cual participaron los líderes aliados: Winston Churchill (Primer Ministro británico), Franklin D. Roosevelt (Presidente norteamericano) y Chiang Kai Shek (Primer Mandatario de la República de China). En esta conferencia se acordó que, terminada la guerra, la isla de Taiwán sería reintegrada a la República de China.
En cumplimiento de lo convenido, y terminada la conflagración, Japón entregó Formosa a la República de China, en 1945; país que mantiene su soberanía desde ese momento sobre la isla y sus territorios adyacentes.
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