
El Manual del Golpe Blando: estrategias para la desestabilización
El primer paso consiste en potenciar los conflictos y fomentar el descontento popular. Con Milei no van a poder.
Las democracias enfrentan amenazas que no siempre se presentan de manera directa o convencional. En la actualidad, se observa la aplicación sistemática de estrategias de desestabilización con el objetivo de socavar gobiernos democráticos y forzar su caída sin recurrir a un golpe de Estado clásico.
Este método, conocido como "golpe blando", se estructura en fases bien definidas, cada una diseñada para debilitar progresivamente al gobierno en turno hasta llevarlo a un punto de crisis irreversible.
Fase 1: Ablandamiento
El primer paso consiste en potenciar los conflictos y fomentar el descontento popular. A través de marchas, escraches, huelgas y otros mecanismos de presión, se busca generar una sensación de crisis permanente.
Paralelamente, los medios y sectores opositores desarrollan matrices de opinión centradas en problemas reales o ficticios, amplificando fallas en salarios, salud o educación para erosionar la confianza en el gobierno.
Asimismo, se promueven factores de malestar social, tales como desabastecimiento, criminalidad o manipulación de expectativas económicas. Esta etapa también se alimenta de denuncias de corrupción, intrigas sectarias y narrativas conspirativas que profundizan la inestabilidad.

Fase 2: Deslegitimación (fase actual)
En este punto, la estrategia pasa a la manipulación de la opinión pública, atacando la legitimidad del gobierno. Se explotan prejuicios históricos contra la propiedad privada, la empresa, la policía y conceptos como neoliberalismo.
El discurso opositor se radicaliza mediante la idea de que el gobierno limita la libertad de prensa y los derechos humanos. Se suman denuncias de censura y persecución a periodistas, con el objetivo de alimentar la percepción de un régimen autoritario.
Se refuerzan las acusaciones de totalitarismo y pensamiento único, y la confrontación social se profundiza a través de la fractura ético-política. Se promueven protestas más violentas, buscando generar heridos o muertos para construir el relato de una dictadura.
Fase 3: Calentamiento de calle (la que viene ahora)
Una vez debilitada la legitimidad del gobierno, se incrementa la presión en las calles. Se fomenta la movilización constante y la unificación de demandas políticas y sociales a través de una “Multisectorial”.
Esta fase se caracteriza por la generalización de protestas masivas, la exposición constante de fallas gubernamentales y la radicalización de la confrontación mediante cortes de calles y tomas de instituciones públicas.
Fase 4: Combinación de diversas formas de lucha
El proceso se torna más agresivo. Se organizan marchas y tomas de edificios gubernamentales con el fin de coparlos y convertirlos en plataformas de propaganda.

Además, se activan operaciones de guerra psicológica y acciones armadas que buscan justificar medidas represivas y sembrar un clima de ingobernabilidad. Se intensifican los rumores entre las fuerzas militares con el fin de debilitar la cohesión de los organismos de seguridad.
Fase 5: Fractura institucional
El objetivo final es la caída del gobierno. Mediante el uso de protestas violentas, tomas de instituciones y pronunciamientos militares, se busca forzar la renuncia del presidente.
Si el intento fracasa, la estrategia se adapta: se mantiene la presión de calle y se migra hacia la resistencia armada. La situación puede derivar en un conflicto prolongado, con llamados a la guerra civil impulsados por sectores extremistas.
A nivel internacional, se promueve el aislamiento del gobierno con el respaldo de ONGs progresistas y organismos como la ONU, reforzando el cerco sobre la administración en turno.
Estos métodos, basados en las ideas de Gene Sharp, fueron utilizados en distintos países con el fin de erosionar gobiernos democráticos. Sin embargo, el éxito de esta estrategia depende de la capacidad del gobierno y la ciudadanía para reconocer y desarticular estos intentos antes de que alcancen su fase final.
Con Javier Milei no van a poder.
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