Un cuadro que muestra una escena naval con varios barcos de vela en el mar y humo de cañones.
POLÍTICA

Aniversario del combate de San Nicolás: El bautismo de fuego de la Armada Argentina

Este enfrentamiento naval significó el bautismo de fuego de la incipiente Marina de Guerra argentina.

La Junta Grande alistó, a principios de 1811, tres pequeñas embarcaciones, al mando del marino maltés Juan Bautista Azopardo, para llevar auxilios y suministros al Gral. Manuel Belgrano, quien estaba empeñado en su Campaña al Paraguay.

Enterada de esta maniobra, una escuadra realista partió desde Montevideo, para interceptar la flotilla patriota, comandada por el capitán de fragata Jacinto de Romarate Salamanca; un vizcaíno de 36 años; que había participado, en Europa, en las acciones navales contra la Revolución Francesa, en el Mediterráneo; y había sido héroe en la lucha contra los ingleses.

Era un marino hábil; que únicamente cayó derrotado ante el Almirante William Brown, con la caída de Montevideo, tres años después.

Romarate comandaba dos bergantines: el "Cisne", de 12 cañones, al mando del teniente de fragata Manuel de Clemente, que era su buque insignia, y en donde flameaba su gallardete; el "Belén", de 14 cañones, al frente del teniente de fragata José María Rubión, el falucho "San Martín", al frente del alférez de navío don José Aldana, el falucho "Fama", capitaneado por el alférez don Joaquín Tosquella; la sumaca "Aranzazú", y dos buques menores más. Cada falucho tenía un cañón.

Ambas flotas se avistan: el plan de Romarate

Con la aurora del 28 de Febrero de 1811, ambas escuadras se divisaron, en el Paraná, algunos kms. aguas abajo del pueblo de San Nicolás. Romarate convocó, entonces, a sus oficiales, a una Junta de Guerra. En la misma, resolvieron internarse por el canal formado entre la costa de San Nicolás y la isla de enfrente.

En ambas bandas Azopardo había colocado a sus buques, con sus cañones dispuestos para enfrentar al enemigo, en fuego cruzado. El problema era que los realistas se verían obligados a navegar contra la corriente, que en ese punto tiene mucho caudal y rapidez.

Ello significaba una navegación lenta por entre los cañones patrios. Pero también representaba una ventaja: ya que los buques realistas estaban mejor artillados. Además, su tripulación estaba mejor entrenada, para disparar más velozmente que los patriotas, y sus cañones funcionaban bien; a diferencia de los de Azopardo.

En consecuencia, resolvieron atacar contra la corriente, avanzar despacio, y aprovechar la lentitud para someter a los patriotas a mayor cantidad de cañonazos, por ambas bandas de sus bergantines, pasando entre los barcos patrios. Como el viento no soplaba, al mediodía, Romarate ancló como a "dos tiros de cañón" (entre 1,5 km. a 2 kms.) de las posiciones de Azopardo.

Mapa esquemático de una batalla naval con la disposición de fuerzas patriotas y realistas, incluyendo nombres de embarcaciones y posiciones numéricas.
Plano del Combate de San Nicolás. | La Derecha Diario

El ultimátum de Romarate

Estando ambas escuadras, una frente a la otra, Romarate, desde el "Cisne", disparó una salva de cañón, e envió a un bote, con un parlamentario (el comandante del "Fama"), hacia la corbeta patriota "Invencible"; donde se encontraba Azopardo. El bote no alcanzó a llegar a destino, ya que los patriotas amenazaron con hundirlo.

Entonces, el bote regresó al "Cisne" sin poder entregar un oficio emitido del líder realista Javier Francisco de Elío, en donde calificaba a los revolucionarios de "rebeldes… parte de una sedición… enemigos del orden"; y declaraba traidores a quienes acataban a la Junta "subversiva".

Junto con este bando, Romarate acompañaba un ultimátum a Azopardo, para que se rindiera en el término de 2 horas, por razones de humanidad.

Como reinaba la más absoluta calma, los contendientes se mantuvieron así, hasta el amanecer. Entonces, Azopardo enarboló una bandera roja en su trinquete, signo de que no daría, ni pediría cuartel; mientras Romarate mandaba una lancha para reconocer las posiciones patriotas; que sufrió algunos disparos. Por falta de vientos, así estuvo todo, hasta el alba del sábado 2 de Marzo de 1811, que amaneció con viento del Sur.

La primera fase del Combate

Sabiéndose prontos al combate, ambas flotillas activaron los preparativos. A las 8 de la mañana, los bergantines, seguidos por los dos faluchos realistas comenzaron a introducirse en el canal, en medio de la corbeta "Invencible", por un lado, y el bergantín "25 de Mayo", por la otra banda. Así comenzó el fuego nutrido, tanto desde la costa, por parte de los 4 cañones allí destacados, como entre los buques.

Como el canal era muy estrecho, para evitar ser arrastrados hacia la orilla, los realistas enrollaron algunas velas. Pese a ello, ambos bergantines encallaron en un banco cercano a la isla; de donde pudo zafar el "Belén", por la destreza de su tripulación.

El "Cisne", mientras, siguió varado, soportando el fuego de la batería costera patriota, que le abrió 4 agujeros en el casco, y otros en sus velas (aparejo). Maniobrando desesperadamente, al final, el "Cisne" consiguió zafar, también.

En ese momento providencial, los patriotas perdieron la oportunidad de atacar de inmediato a los buques encallados. Algunos creen que por indecisión, cobardía o inexperiencia de parte de la tripulación. Sin embargo, es más sensato pensar que Azopardo prefirió no arriesgar la posición segura donde se había afianzado.

Vista desde abajo de un obelisco detrás de una reja con una estatua en primer plano y el sol brillando en el cielo.
Monumento a Azopardo, en San Nicolás. | La Derecha Diario

La segunda fase de la acción

Efectuadas algunas mínimas reparaciones, la escuadrilla realista arremetió de nuevo a eso de las 15:00 horas, con más ímpetu. El "Belén" se dirigió contra la "Invencible", para abordarla. El "Cisne", con Romarate en cubierta, se encargó del "25 de Mayo", con el apoyo de los dos faluchos, disparando fusilería y sus cañones.

Cuando la poca tripulación de la balandra patriota "Americana", que había quedado (el resto estaba sirviendo los cañones de tierra) advirtió que se le venía encima toda la escuadra enemiga, dispuesta a abordarla, entró en pánico y abandonó el buque.

Seguramente había influido el hecho de que su jefe, Ángel Hubac, estaba sirviendo la batería de tierra y no pudo ordenar la situación.

Pese a esta deserción, Azopardo seguía en la cubierta de la "Invencible", esperando la arremetida final realista. Así, él y su tripulación lucharon valientemente, durante dos horas.

Entretanto, el "25 de Mayo" fue abordado por el "Cisne", ayudado por los faluchos. La tripulación del bergantín entró en pánico y empezó a abandonar la nave, pese a los denodados esfuerzos realizados por su comandante, Hipólito Bouchard; quien, al ver perdida la situación, se arrojó al río, para no caer prisionero.

Mientras, la única que resistía aún era la "Invencible", con Azopardo en cubierta; hasta que finalmente, la goleta fue atacada por todos los demás buques, que ya se habían desocupado, después de dar cuenta del "25 de Mayo".

Fue entonces abordada por fuerzas muy superiores, que acorralaron a Azopardo y a los pocos tripulantes que lo rodeaban contra la santabárbara (depósito de pólvora) de la nave. Siguiendo las instrucciones recibidas de la Junta Grande, Azopardo amenazó con volar el buque.

Sin embargo, los heridos, a su alrededor le suplicaron que no lo hiciera. Fue en ese momento que el comandante accedió a rendirse, a cambio de que se respetara la vida de sus marineros; a lo que accedió Romarate.

Las consecuencias del combate

De 60 tripulantes de la "Invencible", yacían en cubierta 41, entre muertos y heridos. Azopardo y 62 sobrevivientes fueron tomados prisioneros; todos los buques patrios fueron capturados y llevados a Montevideo.

La batería de tierra, al mando de Angel Hubac, entretanto, había agotado hasta el último cartucho, y apoyó todo lo que pudo a sus camaradas de los buques. El sargento de milicia Juan Cardoso, ofreció su poncho, para improvisar "tacos" para disparar los cañones.

Los tripulantes que escaparon (muchos a nado), y los jefes Bouchard y Hubac llegaron por tierra a Buenos Aires. En su parte, Romarate dijo que los patriotas tuvieron más de 40 bajas. No hay registros de las bajas realistas; pero sólo el "Belén" tuvo 11 muertos y 16 heridos; y severos daños en su casco y mástiles.

Tras la derrota, el comandante de San Nicolás abandonó su posición, de custodia de la batería de tierra. Al ponerse el sol, los realistas desembarcaron, y sin oposición, recorrieron las inmediaciones, se llevaron los 4 cañones, sin alcanzar el pueblo.

Se quedaron unos días más, para efectuar las reparaciones mínimas. Desembarcaron varias veces, para proveerse de víveres; hasta que pusieron proa a Montevideo, con sus tres buques de presa.

Este combate significó el bautismo de fuego de la incipiente Marina de Guerra argentina


De Juan Pablo Bustos Thames, para La Derecha Diario.

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