La Derecha Diario Fentanilo: la nueva arma del crimen organizado y su impacto en la Argentina
El experto en seguridad, Daniel Adler, habla sobre la importancia de combatir este mal que crece en el país.
El fentanilo, un opioide sintético 50 veces más potente que la heroína, está causando estragos en comunidades de todo el mundo. Si bien su uso inicial era estrictamente medicinal, los cárteles han encontrado en esta sustancia una poderosa herramienta para generar dependencia masiva y devastar a sus enemigos.
El experto en seguridad, Daniel Adler, asegura que esta droga, barata y fácil de producir, ha evolucionado en manos del crimen organizado y se está utilizando como una táctica de control social.
La letalidad del fentanilo lo convierte en una nueva forma de guerra que no solo destruye vidas individuales, sino que fragmenta el tejido social de países enteros, erosionando su estabilidad y seguridad.
Fentanilo: la nueva arma del crimen organizado y su impacto en la Argentina
El origen del fentanilo y su expansión global
El fentanilo fue desarrollado en la década de 1950 para su uso médico, especialmente en el tratamiento del dolor agudo y crónico. Sin embargo, su naturaleza altamente adictiva y su potencial para causar la muerte en dosis extremadamente pequeñas hicieron que pronto fuera objeto de abuso.
En las últimas décadas, su producción ha caído en manos de laboratorios clandestinos en países como China, donde se fabrica de manera ilegal. Estos laboratorios abastecen a los cárteles mexicanos, quienes han tomado el control del tráfico de esta droga hacia Estados Unidos y otros países de América Latina.
La capacidad de estos grupos para distribuir el fentanilo a bajo costo ha generado una crisis de opioides a nivel mundial, agravando los problemas de salud pública y adicción en múltiples regiones.
Argentina ante la amenaza del fentanilo
Aunque Estados Unidos es el país más afectado por la crisis de opioides, Argentina también ha comenzado a experimentar los efectos de esta droga letal. El caso de Puerta 8 en 2022, en el que murieron 24 personas tras consumir cocaína adulterada con fentanilo, es solo un ejemplo del creciente problema en el país.
Si bien el fentanilo aún no ha alcanzado los niveles de distribución observados en Norteamérica, su presencia en el mercado ilegal argentino está aumentando. Los cárteles ven en Argentina un nuevo mercado para explotar, aprovechando las debilidades en los controles fronterizos y la falta de infraestructura para combatir esta amenaza emergente.
Fentanilo como herramienta de guerra
Más allá de su uso como droga recreativa, el fentanilo se ha convertido en una herramienta clave para desestabilizar sociedades. Los cárteles, con el objetivo de consolidar su poder y aumentar su control territorial, han utilizado el fentanilo como un arma para causar estragos en la salud pública y generar caos social.
En Estados Unidos, el fentanilo ya ha matado a decenas de miles de personas, alimentando una crisis de salud pública sin precedentes. La capacidad de este opioide para generar dependencia física casi inmediata hace que los grupos criminales lo utilicen no solo para generar ingresos, sino para controlar y debilitar a comunidades enteras, sumiéndolas en la adicción y la violencia.
Consecuencias sociales y económicas del tráfico de fentanilo
El tráfico de fentanilo no solo genera muertes y adicciones, sino que también tiene profundas repercusiones en las economías y en la seguridad pública de los países afectados. Los costos asociados al tratamiento de adicciones y a la respuesta a las emergencias de salud pública son exorbitantes, ejerciendo una gran presión sobre los sistemas de salud ya de por sí sobrecargados.
Además, el aumento en los niveles de violencia y criminalidad asociados al narcotráfico crea un ambiente de inseguridad que afecta el desarrollo económico y social de las comunidades. Los gobiernos se ven obligados a desviar recursos para enfrentar esta crisis, afectando otros sectores esenciales.
La responsabilidad internacional en el tráfico de fentanilo
El tráfico de fentanilo ha revelado las profundas fallas en las políticas internacionales de lucha contra el narcotráfico. Países productores de precursores químicos, como China, han sido objeto de críticas por su papel en el crecimiento del tráfico de esta droga.
Aunque se han implementado algunas medidas para controlar la producción y exportación de estos precursores, el fentanilo sigue llegando a los cárteles de manera constante. A nivel regional, los países de América Latina deben aumentar su cooperación para interceptar los envíos ilegales de fentanilo y reforzar sus sistemas de salud para enfrentar la creciente demanda de tratamientos de adicción.
¿Cómo frenar el avance del fentanilo?
Adler asegura que para combatir la crisis del fentanilo requerirá un enfoque integral que combine la aplicación de la ley con políticas de salud pública. La prevención y la educación deben desempeñar un papel clave en la reducción de la demanda de opioides, mientras que los gobiernos deben intensificar sus esfuerzos para controlar la producción y distribución de precursores químicos utilizados en la fabricación del fentanilo.
Asimismo, es fundamental mejorar el acceso a tratamientos de adicción y promover alternativas terapéuticas para el manejo del dolor, evitando así la prescripción excesiva de opioides que podría llevar a futuras crisis.
Fentanilo: una amenaza global en expansión
El fentanilo, que en un principio fue desarrollado como una herramienta médica, ha mutado en una de las mayores amenazas para la salud pública y la estabilidad social de nuestros tiempos.
Su uso como táctica de guerra por parte del crimen organizado no solo destruye vidas a nivel individual, sino que debilita a las sociedades desde sus cimientos.
Para frenar su avance, es necesario que los gobiernos de todo el mundo trabajen juntos en un esfuerzo coordinado que aborde tanto la oferta como la demanda de esta letal droga, antes de que su impacto sea irreversible.
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