
Mansilla formalizó su renuncia mediante una fuerte carta contra la casta judicial
Tras el bloqueo en el senado, García-Mansilla reveló en su carta a Milei, las verdades ocultas detrás de su renuncia.
Mediante la tramposa resistencia de la casta política frente a la transformación institucional que lidera el presidente Javier Milei, el jurista Manuel García-Mansilla presentó este domingo su renuncia indeclinable al cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La decisión se formalizó a través de una carta enviada al mandatario nacional, luego de que el Senado de la Nación —boicoteado por una alianza premeditada entre sectores kirchneristas y macristas— rechazara el pliego de designación del magistrado, a pesar de haber sido legalmente nombrado por decreto en comisión (Decreto N.º 137 del 26 de febrero de 2025).
En su misiva, fechada el 7 de abril, García-Mansilla dejó plasmado su profundo malestar por el sabotaje institucional ejecutado desde el Congreso: “Me dirijo a Usted a fin de presentar la renuncia indeclinable al cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación para el que fui nombrado, en comisión, por el decreto 137 del 26 de febrero de 2025”, introdujo en su carta a Milei.
El reconocido jurista aceptó su designación con la convicción de que su aporte era necesario ante “la falta de integración de la Corte Suprema”, que calificó como “un grave problema institucional que requería una solución urgente”. Lejos de una situación normal, García-Mansilla cuestionó que se haya naturalizado la existencia de una vacante sin cubrir durante años, advirtiendo: “Es francamente sorprendente que, a pesar de la importancia y del peso que tiene cada juez en un tribunal con una integración tan reducida, se hubiera naturalizado la existencia de una vacante sin cubrir durante un lapso tan prolongado”.
En uno de los pasajes más críticos, denunció como “un espejismo institucional” la creencia de que el máximo tribunal puede funcionar normalmente con solo tres jueces. Consideró que el uso de conjueces “no es una solución” y que, sin una Corte debidamente integrada, “no se puede resolver casos con la cantidad y el ritmo necesarios”.

García-Mansilla también se defendió de las acusaciones vertidas desde sectores opositores que utilizaron como pretexto su nombramiento por decreto: “El nombramiento en comisión era constitucional, ya que se ajustaba estrictamente a cada una de las condiciones de validez que exige el art. 99, inc. 19, de la Constitución Nacional”. No obstante, lamentó que se haya construido una narrativa falaz para boicotear su pliego: “Una inverosímil excusa” de “falta de idoneidad moral”, basada en una supuesta contradicción con declaraciones previas. “Nunca afirmé que no aceptaría en ningún caso, o bajo ningún punto de vista, un nombramiento en comisión como juez de la Corte”, aclaró. Y denunció que todo se basó en “un video recortado y editado” utilizado políticamente.
Su carta también denuncia la inacción del Senado frente a cargos estratégicos que permanecen vacantes desde hace años, como el de Procurador General de la Nación y el del Defensor del Pueblo. “La inacción, la indolencia y el desprecio por la independencia del Poder Judicial... es francamente escandalosa”, escribió con claridad, exponiendo el cinismo de quienes hoy obstruyen la renovación institucional.

En un tono grave, García-Mansilla consideró que su permanencia en la Corte no solo no contribuiría a resolver la crisis, sino que sería utilizada como una nueva excusa por los sectores que se niegan a ceder sus privilegios: “Tal vez este episodio y esta renuncia sirvan de advertencia para que se den cuenta de una vez de que la integración de la Corte Suprema, y de todo el Poder Judicial federal, es urgente”, expresó.
Ya como ciudadano, y no como juez, cerró su carta con un mensaje potente y esperanzador, que conecta con el proyecto de regeneración institucional que encarna el gobierno de Javier Milei: “Creo que el proceso de transformación de la República Argentina depende de una condición indispensable para que tenga éxito, se consolide y se encarne en cada uno de los argentinos: que exista un Poder Judicial recto, decente e independiente”.
Finalmente, agradeció al Presidente Milei “la oportunidad de poder servir” al país y concluyó su carta con un deseo que interpela a todos los argentinos: “Que Dios lo ilumine y que el futuro de la República Argentina sea, finalmente, el que todos nos merecemos”.
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