Meloni celebra la reducción de la inmigración ilegal en Italia mientras sube en España
España enfrenta un aumento significativo en los flujos migratorios irregulares mientras que en Italia no paran de caer.
La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, ha logrado cumplir una de sus principales promesas electorales: la reducción de la inmigración irregular en el país. Con un descenso del 65% en las llegadas de inmigrantes ilegales respecto al año anterior, la líder italiana presume de los resultados de su política migratoria.
Sin embargo, mientras Italia ve disminuir las llegadas, España enfrenta un aumento significativo en los flujos migratorios irregulares, lo que pone en evidencia las diferencias en las gestiones migratorias de ambos países.
El éxito de Meloni en la reducción de la inmigración irregular
Desde su ascenso al poder, Giorgia Meloni ha trabajado intensamente para cumplir su promesa de controlar los flujos migratorios hacia Italia.
Según los últimos datos del Ministerio del Interior italiano publicados el 27 de agosto de 2024, un total de 40,138 inmigrantes ilegales han desembarcado en las costas italianas. Una cifra significativamente inferior a los 113,469 registrados hasta la misma fecha del año anterior.
Este notable descenso se debe en gran parte a la implementación de una política migratoria más estricta además de la colaboración con países del norte de África.
El ministro del Interior Matteo Piantedosi ocupa un rol clave en la aplicación de estas políticas. Desde su nombramiento en 2022, Piantedosi ha fortalecido las relaciones con naciones como Libia y Túnez. Estos acuerdos han permitido no solo reducir las llegadas de inmigrantes, sino también aumentar las repatriaciones.
En lo que va de 2024, más de 9,000 personas han sido repatriadas, una cifra que sigue en ascenso.
Las medidas que han marcado la diferencia
La estrategia de Meloni se basa en una combinación de acuerdos bilaterales, endurecimiento de las leyes internas y medidas disuasorias para quienes intentan ingresar ilegalmente al país.
Entre las acciones más destacadas se encuentran el endurecimiento de las penas para los contrabandistas y para los capitanes de embarcaciones que transportan inmigrantes ilegales, así como la agilización de las expulsiones, sin considerar vínculos familiares en Italia.
Otra medida clave ha sido la restricción del derecho al trabajo para aquellos que se encuentran en el país bajo un régimen especial de asilo. Asimismo, el gobierno ha implementado controles más estrictos sobre las actividades de las ONG que operan en el Mediterráneo, limitando su capacidad para rescatar y desembarcar inmigrantes en territorio italiano.
Además, el gobierno italiano ha avanzado en la construcción de centros de acogida en Albania, los cuales son diseñados para trasladar a los solicitantes de asilo fuera de las fronteras de la Unión Europea mientras se evalúa su situación.
Aunque la construcción de estos centros ha enfrentado retrasos, el Ministerio del Interior espera que estén operativos a finales de agosto, lo que contribuirá aún más a la disuasión de la inmigración irregular.
El contraste de Italia con España
Mientras Italia celebra su éxito, la situación en España es diametralmente opuesta. Las llegadas de inmigrantes irregulares han aumentado un 155% en lo que va del año, según las últimas cifras oficiales.
Este incremento se debe, en parte, a que las rutas migratorias que antes se dirigían a Italia se han desplazado hacia las costas españolas a medida que los traficantes buscan rutas alternativas ante las estrictas medidas italianas.
El gobierno español, liderado por Pedro Sánchez, ha enfrentado críticas por su manejo de la crisis migratoria. A diferencia de Meloni, Sánchez ha adoptado un enfoque, según él, más humanitario, priorizando la acogida y protección de los inmigrantes. Esto ha generado un debate interno sobre la eficacia de su estrategia frente al aumento de llegadas.
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