
Cómo Pepsi logró ser potencia militar gracias a una histórica negociación con la URSS
Todos los detalles del inédito trueque en 1989 entre Pepsi y la fallida URSS durante la Guerra Fría.
En pleno verano de 1959, mientras la Guerra Fría congelaba el mundo, Estados Unidos y la Unión Soviética intentaban un deshielo. Ambos lados apostaban por una coexistencia pacífica que parecía improbable.
De ese contexto surgió una alianza insólita: la entrada de Pepsi en la URSS. Lo llamativo de esta operación es lo que entregó la URSS a cambio por contar con un sistema comunista en plena crisis económica.
Un acuerdo inesperado en medio de la Guerra Fría
La idea nació en la Exhibición Nacional Americana de Moscú en 1959. El vicepresidente Nixon y el premier soviético Jrushchov compartían un momento tenso cuando apareció Donald Kendall, director de operaciones internacionales de Pepsi.

Kendall tuvo la astucia de acercar al acalorado Khruschev una Pepsi helada, generando una publicidad global instantánea y gratuita, además de abrir la puerta del mercado soviético. La imagen fue un golpe mediático.
Aunque Khruschev fue supuestamente "engañado" al elegir Pepsi fabricada en Moscú sobre la estadounidense (ambas contenían lo mismo), este gesto inicial sentó las bases para una relación comercial futura. Sin embargo, hubo que esperar hasta 1972 para que Pepsi finalmente entrara en la URSS. En el medio se superaron conflictos graves como el derribo de un avión espía estadounidense en 1960 y la crisis de los misiles en Cuba.
Con Leonid Brézhnev al frente del Kremlin, Pepsi hizo historia convirtiéndose en el primer producto estadounidense en establecerse en suelo ruso. El acuerdo fue brillante: al no poder convertir los rublos soviéticos en divisa internacional, Pepsi aceptó como moneda de intercambio el vodka Stolichnaya, bebida emblemática rusa diseñada por el reconocido químico Dmitri Mendeleiev.
El trueque fue un éxito absoluto. Pepsi exportó vodka a Estados Unidos generando ganancias millonarias, mientras en la Unión Soviética se multiplicaron las plantas de producción de la gaseosa, comenzando en Novosibirsk. Una ciudad que cobró gran fama al atraer turistas deseosos de probar la refrescante bebida americana.

Cómo Pepsi se convirtió en una potencia militar
En 1988, Pepsi marcó otro hito comercial: fue el primer anunciante privado en la televisión soviética, protagonizado nada menos que por Michael Jackson. Esto generó que las ventas se dispararan en la URSS.
En 1989, la Unión Soviética estaba en una crisis económica terminal y el acuerdo con Pepsi estaba a punto de terminar. Pero propusieron un pago insólito: 17 submarinos, una fragata, un destructor y un crucero. Pepsi aceptó, convirtiéndose de un día para otro en la sexta flota naval más poderosa del planeta.

La empresa norteamericana no dudó en vender estos barcos a una empresa sueca para chatarra, haciendo otro gran negocio por 300 millones de dólares.
Donald Kendall, ya presidente de Pepsi desde 1963, bromeó con Brent Scowcroft, asesor de seguridad de EE.UU.: "Estamos desarmando a la Unión Soviética más rápido que ustedes".
En 1990, en un último acto genial, Pepsi recibió cargueros y petroleros soviéticos por valor de 3.000 millones de dólares. A cambio del concentrado de la bebida valuado en solo 300 millones, consolidando su legado empresarial.
Hoy, Pepsi sigue siendo una de las marcas más queridas en Rusia, símbolo del triunfo del capitalismo y recordatorio constante de las limitaciones y locuras económicas del comunismo.
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