
Detectan señales inexplicables bajo el hielo antártico y desconciertan a la ciencia
Un experimento detectó señales imposibles bajo el hielo antártico. No se ajustan a lo que sabemos sobre las partículas.
Un grupo de científicos captó emisiones de radio con trayectorias imposibles bajo el hielo. Las señales fueron detectadas por el experimento ANITA y desafiaron los modelos actuales.
Podrían estar vinculadas a partículas subatómicas muy difíciles de observar, aunque no hay consenso. El hallazgo reaviva el debate sobre fenómenos que aún no entendemos.

¿Qué encontraron bajo el hielo en la Antártida?
Durante un experimento con antenas en un globo aerostático, el proyecto ANITA registró pulsos de radio provenientes de direcciones inesperadas. Llegaban desde debajo del horizonte, en ángulos cercanos a los 30 grados bajo el hielo.
Esto implica que atravesaron miles de kilómetros de roca sólida, algo que las teorías actuales no logran explicar. Según los cálculos, deberían haberse atenuado antes de llegar a la antena.
Neutrinos tau: los posibles responsables
La hipótesis inicial apuntó a los neutrinos tau, partículas casi imposibles de detectar que podrían generar señales al atravesar la Tierra. Sin embargo, hay serias dudas al respecto.

De haber sido neutrinos, el Observatorio Pierre Auger en Argentina debería haber registrado eventos similares en el mismo período. Pero eso no ocurrió.
Qué se sabe sobre los neutrinos
Según el Departamento de Energía de EE.UU., los neutrinos son las partículas con masa más abundantes del universo, aunque apenas interactúan con la materia.

Se generan en procesos como fusiones solares, reacciones nucleares o incluso en un plátano maduro, y viajan casi sin detenerse por el cosmos.
¿Y si no son neutrinos?
Stephanie Wissel, miembro de ANITA, explicó que las señales no eran reflejos, sino pulsos que venían desde dentro del planeta. “Todavía no tenemos una explicación real”, sostuvo.
Además, aclaró que las antenas apuntaban hacia abajo, buscando esas interacciones con el hielo. Las señales se mostraron demasiado energéticas y en direcciones difíciles de justificar.

El aporte del Observatorio Pierre Auger
Para confirmar las señales, el equipo recurrió a los datos de 15 años de observaciones del observatorio ubicado en Mendoza. Analizaron eventos que pudieran provenir desde abajo, en ángulos superiores a 110°.
También realizaron simulaciones por computadora para comparar distintos escenarios y descartaron interferencias o errores. Solo un evento coincidía, y su frecuencia podía explicarse por ruido de fondo.
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