Una maestra junto a 37 niños contó su experiencia varada en la Ruta 9 por el temporal

En medio del temporal que azota gran parte del país y mantiene en vilo al área metropolitana de Buenos Aires, una historia conmovió a miles de personas: un micro escolar con 37 niños y cuatro docentes quedó varado durante más de quince horas en plena Ruta 9, rodeado por el agua. La experiencia, marcada por la incertidumbre y la espera, fue relatada por Marina, una de las maestras, en una entrevista con el canal TN.

“Estamos en el medio del agua, no vemos la ruta. No podemos ir para atrás, no podemos ir para adelante”, describió la docente mientras aún se encontraban atrapados a la altura de Campana, mano hacia Buenos Aires.

El micro, de la empresa Colprim, regresaba de un viaje de estudios en Rosario y había partido el viernes a las seis de la tarde. En ese momento, no llovía. Sin embargo, en el trayecto el temporal los alcanzó, provocando el desborde de la calzada y sumergiendo completamente la ruta.

La falta de advertencias fue uno de los puntos más criticados por los padres y docentes. “Ni en Rosario ni en el peaje nos avisaron sobre lo que estaba ocurriendo. Si alguien nos hubiera advertido, jamás hubiéramos arriesgado a los chicos”, contó Diego, padre de uno de los alumnos.

Aislados entre el agua, sin posibilidad de avanzar o retroceder, los docentes intentaron mantener la calma y cuidar a los menores. “Estamos muy atentos. Por suerte el agua no entró al micro. Logramos movernos unos 200 metros para ubicarnos en un lugar más elevado”, detalló Marina, quien forma parte del equipo del colegio AUCAM de Lanús. “Los chicos están bien contenidos, viendo películas, comieron galletitas, alfajores y tienen agua”, explicó, destacando también que contaban con un baño en condiciones.

A pesar de los esfuerzos por conservar la calma dentro del micro, la angustia se intensificó por la dificultad para obtener asistencia. Durante la noche, los docentes se comunicaron con Gendarmería, Bomberos, el 911 y Defensa Civil, pero la respuesta fue una constante: no podían llegar hasta el lugar. “Nos dicen que no hay forma de acceder. Están todos varados”, explicó la docente. Alrededor del micro, una larga fila de vehículos inmovilizados completaba un paisaje desolador.