
Masacre en Villa Crespo: un tratamiento psiquiátrico fallido bajo la lupa judicial
El psiquiatra de Laura Leguizamón confirmó que estaba bajo medicación, investigan por qué no fue internada
La masacre que sacudió a Villa Crespo sigue arrojando datos estremecedores. Laura Leguizamón, de 51 años, fue señalada como la autora del triple crimen que terminó con la vida de su esposo y sus dos hijos. Después, se quitó la vida en el mismo departamento familiar.
El hecho ocurrió en un edificio de la calle Aguirre, en pleno corazón del barrio porteño. Fue la empleada doméstica quien halló los cuerpos y llamó al 911. La escena del crimen dejó al descubierto una trama marcada por el deterioro mental y un tratamiento psiquiátrico que, al parecer, no alcanzó para evitar la tragedia.

Un cuadro crítico, sin internación
El psiquiatra que trataba a Leguizamón confirmó que ella estaba bajo seguimiento clínico y medicación desde hacía al menos dos meses. Su identidad aún se mantiene en reserva. Según fuentes judiciales, en el último tiempo el profesional había estado muy involucrado, ya que el estado de salud mental de la paciente había empeorado notablemente.

Entre las hipótesis más fuertes, se considera que la mujer atravesaba un episodio psicótico severo, posiblemente vinculado a esquizofrenia o una depresión profunda. Estos cuadros fueron inferidos a partir de los medicamentos incautados en la vivienda: sertralina, un antidepresivo; y olanzapina, un antipsicótico de uso habitual para trastornos graves.
También surgió un dato sensible en la investigación: se habría sugerido una internación en el Hospital Italiano, pero no se concretó. Una fuente cercana al caso afirmó que Laura se mostró reticente y que la recomendación médica no fue ejecutada. Este punto genera gran polémica y es uno de los ejes de análisis de los peritos judiciales.
La carta, el patrón del celular y el silencio final
Durante el operativo, la policía encontró una carta escrita en una hoja A4. Tenía manchas de sangre y frases desordenadas, con letra cursiva en diferentes tamaños. Todo indica que Leguizamón la escribió tras cometer los crímenes. Incluso, habría dejado anotado el patrón de desbloqueo de su celular, tal vez como último gesto para que se accediera a su contenido.
La hermana de la mujer, Nora Leguizamón, ratificó que Laura había comenzado un tratamiento psiquiátrico dos meses antes y que, en los últimos días, “estaba distinta”. La empleada doméstica también había notado un cambio: mencionó que Laura parecía haber abandonado la medicación.

Mientras la Justicia espera los resultados de las pericias sobre los dispositivos electrónicos, la historia clínica, y las armas blancas utilizadas —un cuchillo y una cuchilla de hoja ancha—, el caso quedó caratulado como triple homicidio seguido de suicidio.
Las despedidas de los fallecidos se dividieron entre ambas familias. Nora organizó el funeral de su hermana, mientras que la familia Seltzer se ocupó de los restos de Adrián y de sus hijos Ian, de 15 años, e Ivo, de 12.
La investigación continúa bajo la órbita de la Fiscalía Criminal y Correccional N°5, a cargo del fiscal César Troncoso. Mientras tanto, una pregunta resuena con fuerza: ¿pudo haberse evitado esta tragedia si se hubiera concretado la internación?
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