
Murió Alejandra “Locomotora” Oliveras: tenía daño cerebral irreversible tras un ACV
La ex campeona mundial de boxeo falleció a los 47 años. Será velada este martes en la Legislatura de Santa Fe
Alejandra “Locomotora” Oliveras murió este lunes a los 47 años, tras dos semanas de internación en estado crítico por un ACV. El último parte médico indicaba que le habían retirado el respirador mecánico y que su pronóstico era reservado, pero esta tarde se conoció la triste noticia que todos lamentan.
La ex boxeadora permanecía internada en el Hospital José María Cullen, en la ciudad de Santa Fen y se encontraba en estado delicado luego de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) isquémico el pasado lunes 14 de julio. Se indicó que falleció a las 16 horas.
El último adiós a Alejandra “Locomotora” Oliveras se llevará a cabo este martes, entre las 17 y las 21:30, en la Legislatura de la Provincia de Santa Fe, ubicada en General López 3055. Allí será velada por familiares, amigos, referentes del deporte y admiradores que quieran rendirle homenaje a una de las figuras más emblemáticas del boxeo argentino.
Una campeona histórica y un símbolo de resiliencia
Con seis títulos mundiales en cinco categorías diferentes, Oliveras marcó un antes y un después en el boxeo femenino argentino. Su carrera dejó una marca indeleble: 38 combates profesionales, 33 victorias —16 por nocaut—, tres derrotas y dos empates, según detalló el portal especializado Box Rec.
Su primera derrota llegó en el emblemático Luna Park, cuando enfrentó a Marcela “La Tigresa” Acuña por el título del CMB en 2008. Oliveras cayó en el quinto round tras recibir un golpe en la nuca que calificó de “antirreglamentario”, y denunció que el jurado le “robó el combate”. La revancha, muy esperada por el público y por ella misma, nunca llegó a concretarse.
En 2015, alcanzó uno de sus sueños más ambiciosos: ingresar al Récord Guinness como la primera mujer en ganar títulos mundiales en cuatro divisiones distintas, y con todos sus combates por campeonato definidos por nocaut. En una nota que escribió para Orato World, recordó: “Me compré mis primeros guantes después de ser campeona mundial. Antes, peleaba con los guantes prestados de los sparrings”.

Una vida marcada por la lucha dentro y fuera del ring
Nacida en Jujuy, Alejandra no solo se convirtió en referente del boxeo, sino también en símbolo de superación personal. Fue víctima de violencia de género en su juventud, y aquella experiencia determinó su decisión de entrenarse: “Cuando le pegó a nuestro hijo, le dije: ‘Basta asesino, criminal’. Me golpeó fuerte. Y yo dije: ‘Esta es la última vez, me voy a defender’. Me empecé a entrenar. Es el miedo el que te paraliza. Y yo enfrenté mi miedo”.
Su idolatría por Mike Tyson, las carencias materiales y su deseo frustrado de estudiar marcaron su camino. “Mi sueño era ser abogada, bailarina, cantante, karateca y astronauta. Eso decía que iba a ser a los 12 años, pero no podía estudiar: la universidad me quedaba a 100 kilómetros y no tenía ni para comer”.
Fue entrenada por el legendario Amílcar Brusa, quien también formó a Carlos Monzón y figura en el Salón de la Fama del Boxeo Mundial. Esas vivencias moldearon su carácter indomable, que también volcó en charlas motivacionales y redes sociales, donde miles de personas comenzaron a buscarla para pedirle consejos.
“Me piden consejos y a todos se los doy desde el corazón”, decía. Esa vocación la llevó a inscribirse en la carrera de Psicología en la Universidad de Morón, con el objetivo de sumar herramientas para ayudar profesionalmente a quienes atravesaban situaciones difíciles. “Esto que soy hoy se da porque primero me tuve que motivar a mí”, confesaba.

El sueño de una película y un mensaje de vida
La Locomotora soñaba con llevar su historia al cine. Decía que quería contarla con el fin de ayudar a otros a superar sus problemas. Tras el ACV, se viralizó un emotivo video en el que, entrevistada por Alejandro Fantino en Animales Sueltos, hablaba del sentido de la vida y del dolor por la muerte de sus padres. “A mí también me va a tocar. En cualquier momento me puedo morir. Ojalá llegue a los 75. Pero si no disfrutás el tecito que estás tomando, ¿qué sentido tiene la vida?”, reflexionaba.
Allí también recordaba su infancia atravesada por la pobreza: “Deseaba un helado, miraba a la gente con un helado y se me hacía agua la boca. No tenía ni para un chicle. Siempre luché. Si vos no luchás, no tiene sentido la vida”.
Actividad política y un destino truncado
El día mismo de su internación, Alejandra Oliveras debía representar al Frente de la Esperanza como constituyente en la Convención Reformadora de la Constitución de Santa Fe. Su participación estaba ligada a temas clave como la reelección del gobernador, la autonomía municipal, y la ampliación de derechos ciudadanos. Ese compromiso cívico quedó inconcluso.
Más noticias: