
La planta de Río Tercero sigue paralizada y crece la tensión por los 124 despidos
El gremio anticipa permanencia en los puestos si no hay reincorporación. El lunes vence la conciliación obligatoria.
Desde que Petroquímica Río Tercero anunció 124 despidos, la tensión en la planta no ha dejado de escalar entre directivos y trabajadores. El sindicato de los químicos advirtió que, de no haber reincorporaciones este lunes, los despedidos permanecerán en sus puestos dentro de la fábrica. El plazo de la conciliación obligatoria, dictada por el Ministerio de Trabajo, vence ese mismo día sin que se haya alcanzado ningún acuerdo.
Durante las audiencias oficiales, la empresa no presentó ninguna propuesta concreta para revertir las cesantías, lo que alimentó el malestar sindical. “Estamos llegando al final de una conciliación obligatoria con una empresa que prácticamente se presentó obligatoriamente, pero nunca trajo ninguna propuesta para solucionar el problema o el conflicto en el que estamos”, declaró Gabriel Cuaino. Desde el gremio insisten en que la permanencia "pacífica" es una medida legítima ante lo que consideran una violación de derechos laborales.
Lucas Felici, uno de los referentes gremiales, aseguró que el conflicto ya trascendió lo estrictamente laboral y afecta directamente a toda la ciudad. “Ya dejó de ser un conflicto laboral para ser un conflicto social, porque detrás de este conflicto Río Tercero pierde 10.000 millones de pesos de ingresos en el año”. Además, señaló que si la policía interviene en caso de toma, la responsabilidad política recaerá sobre las autoridades municipal y provincial.

Impacto regional y silencio empresarial
El cierre de la planta de TDI en octubre de 2024 marcó el inicio de una ofensiva empresaria que hoy pone en jaque al empleo local. Esa unidad representaba el 80% de la facturación de Petroquímica y al clausurarse dejó sin destino al ácido nítrico producido por la vecina Fábrica Militar. El gremio remarcó que en tan solo nueve meses la empresa despidió a 249 trabajadores, reduciendo la plantilla de 375 a 130.
A pesar del ajuste masivo, la empresa no ha pagado las indemnizaciones correspondientes a los nuevos despedidos. Desde el sindicato aseguran que Petroquímica recurrió a una figura de “lockout patronal” y frenó toda la producción, pese a que los trabajadores deben seguir cumpliendo sus turnos. El procedimiento preventivo de crisis judicializado no ha impedido que el personal siga sin certezas ni ingresos.
“El gobierno provincial tiene que marcar la cancha y construir una solución concreta para este conflicto”, reclamó nuevamente Felici. Acompañados por otros gremios, los trabajadores anticipan una marcha masiva en Córdoba, entendiendo que este caso puede sentar un precedente grave. La falta de intervención oficial alimenta la sospecha de que se busca normalizar despidos sin indemnización y la precarización de derechos laborales.

Críticas al modelo y advertencias sindicales
La parálisis productiva en una empresa con más de cuatro décadas de historia plantea un escenario desolador para la economía regional. El gremio advierte que, si no hay freno al vaciamiento, otros sectores industriales podrían enfrentar maniobras similares. “Si esta situación termina siendo beneficiosa para los empresarios es la nueva receta que van a usar los empresarios de Córdoba”, alertó Felici.
La inacción de las autoridades ante la pérdida de un polo químico clave impacta también sobre Fabricaciones Militares, cuya producción ha quedado parcialmente paralizada. “Aquí se están discutiendo no solamente el futuro de los trabajadores de Petroquímica Río Tercero, sino el futuro de los trabajadores industriales de una provincia”, insistió Felici.
El silencio del gobierno provincial y la falta de respuestas empresariales profundizan un conflicto que excede lo gremial y adquiere dimensión política. Petroquímica utilizó recursos estatales y municipales durante décadas, pero hoy intenta retirarse sin saldar sus deudas con la ciudad y los trabajadores. Lo que está en juego no es sólo una fuente laboral, sino el precedente que deja una crisis sin resolución y con la producción detenida.
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