El despilfarro del Tren de los Pueblos Libres
Millones de dólares tirados a la basura debido al despilfarro estatal
En 2011, bajo el gobierno de Cristina Kirchner en Argentina y Mujica en Uruguay, se lanzó con bombo y platillo el llamado "Tren de los Pueblos Libres".
Este proyecto, que prometía unir Argentina con Uruguay a través de una conexión ferroviaria, fue presentado como un avance en la integración regional, pero al final, como todo proyecto socialista, resultó ser un monumento al despilfarro de fondos públicos. Monumento que se puede visitar ya que en Enrique Carbó, un pueblito de mil quinientos habitantes del sur de Entre Ríos, se pueden encontrar los restos del mismo, así como si de un museo del derroche se tratase.
Millones y millones de dólares tirados a la basura debido al despilfarro estatal de quienes se creen dueños del dinero de los demás.
El tren, que contó con la colaboración del gobierno uruguayo del Frente Amplio, liderado por Mujica, y con la del Kirchnerismo, operó apenas durante cinco meses antes de quedar abandonado desde 2012.
Este "logro" emblemático del kirchnerismo no solo fue una chantada gigante, sino que también dejó un legado de desidia, abandono, y lo mas importante: corrupción.
Negocio ruinoso
Los trenes en cuestión eran dos duplas diesel de fabricación alemana (Wadloper), adquiridas en Holanda, cada una con capacidad para 140 pasajeros. La ruta inicial unía Pilar en Argentina con Paso de los Toros en Uruguay, cubriendo 813 kilómetros de vías.
Los planes incluían extender la ruta hasta Buenos Aires y Montevideo, pero esto nunca pasó de ser una promesa hueca.
En su breve período de operación, el tren hacía paradas en múltiples estaciones de ambos países, incluyendo el cruce por la represa de Salto Grande. Para los pasajeros de Pilar, se ofrecía un servicio complementario de autobús hacia Buenos Aires, mostrando una logística que, a la postre, resultó ineficiente y poco sostenible.
Lo que según la delirante condenada y ex presidente, Cristina Kirchner era “un símbolo de progreso y cooperación binacional”, ahora es un montón de chatarra vandalizada, símbolo del derroche y la mala gestión de aquellos que prometieron progreso pero entregaron ruinas.
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