Una imagen dividida muestra a un hombre joven detrás de rejas a la izquierda y a un hombre mayor con gorra a la derecha, con una flecha roja apuntando hacia él.
POLÍTICA

La verdadera historia de José Mujica, un criminal terrorista y asesino

Quién fue presidente de Uruguay fue un execrable terrorista que asesinó por la espalda.

Nacido el 20 de mayo de 1935 en Montevideo, José Mujica ostenta un extenso historial criminal que resulta difícil de igualar por su crudeza y violencia.

Tras un breve paso por el Partido Nacional a fines de la década del 50, a comienzos de los 60, profundamente inspirado por la recién instaurada dictadura comunista cubana, junto a otros inadaptados sociales, decidió sumarse al camino de la violencia política con fervor.

Inició una guerrilla demencial y sanguinaria contra la democracia uruguaya, mostrando una clara adicción a la violencia y al asesinato por motivos políticos, sin reparar en las consecuencias.

Rapiña a un trabajador humilde

Su oscuro historial criminal se remonta al año 1964, cuando perpetró una rapiña contra un humilde repartidor en un tranquilo barrio de Montevideo.

En aquella ocasión, fue arrestado y terminó preso por apenas unos pocos meses en la entonces cárcel de Miguelete, un centro penitenciario de la época.

Una imagen en blanco y negro muestra dos rostros parcialmente visibles con un texto en la parte superior que dice
Topolansky y Mujica en 1971 | La Derecha Diario

La víctima era un simple trabajador, un hombre común que luchaba por ganarse la vida honradamente.

Hacia 1965, el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros comenzaba a dar sus primeros pasos delictivos con rapiñas y hurtos para, según afirmaban los malvivientes que lo integraban, “hacer finanzas” y sostener sus actividades.

Mujica, en ese momento, no era más que un bandolero común, carente de cualquier tipo de formación política o ideológica sólida.

Un simple maleante que veía en los Tupamaros una oportunidad fácil para hacerse de dinero sin esfuerzo ni trabajo honesto.

Entre los años 1966 y 1970, los delitos de esta mencionada pandilla continuaron sin cesar, acumulando un historial de violencia.

Mujica nunca fue un jefe, sino apenas un integrante más de la organización.

Los que verdaderamente mandaban eran Raúl Sendic, Eleuterio Fernández Huidobro y Mauricio Rosencof, este último aún vivo.

Un retrato borroso de un hombre con bigote y cabello oscuro.
Mujica en un diario en 1971 | La Derecha Diario

Mujica fue partícipe de innumerables hurtos y rapiñas, casi siempre perpetrados contra personas indefensas que no podían resistirse.

La infame “toma de Pando”

Participó activamente en la nefasta “toma de Pando”, cuando los Tupamaros ocuparon la ciudad durante un par de horas el 8 de octubre de 1969, sembrando el caos.

A Mujica le tocó la tarea de rapiñar uno de los bancos locales, actuando con audacia y desprecio por la ley.

Mujica asesinó a un policía

José Leandro Villalba, nacido en Mercedes, departamento de Soriano, el 30 de diciembre de 1939, tenía apenas 31 años al momento de su brutal asesinato, ocurrido el 11 de enero de 1971.

Era el menor de sus hermanos y, en busca de mejores oportunidades de trabajo, llegó a Montevideo, donde ingresó al cuerpo de Policía.

El agente, que permanecía soltero, vivía con su madre en un modesto apartamento ubicado en la calle Monte Caseros 3225.

Villalba trabajaba como administrativo en una Seccional Policial hasta la medianoche, percibiendo un magro salario por su labor.

“Así pagan los delatores”. Esa fue la inscripción mafiosa y cobarde que dejaron en el lugar del asesinato los tupamaros que cometieron el vil homicidio, buscando justificar su crimen.

Para no dejar ningún lugar a dudas, Villalba, tiempo atrás, en marzo de 1970, había cumplido con su deber al dar aviso a la Policía sobre una reunión de sediciosos en el bar “La Vía”.

En el procedimiento policial fue capturado, entre otros, un conocido malandro que luego sería tristemente célebre.

Ese malviviente no era otro que José Alberto Mujica Cordano. El aviso de Villalba, que no hizo más que cumplir con su responsabilidad, se convirtió en su sentencia de muerte, decidida por quienes se arrogaban el derecho de impartir “justicia” por mano propia con total impunidad.

Portada de un periódico antiguo con el titular
Diario de la época | La Derecha Diario

Cayó preso nuevamente

En 1972, durante un procedimiento policial, Mujica fue detenido y permaneció encarcelado durante varios años, pagando por algunos de sus crímenes.

Años después, en 1994, durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle Herrera, tuvo lugar la violenta trifulca alrededor del hospital Filtro en Montevideo, un episodio de gran tensión.

Mujica alentó y promovió la violencia desde la emisora CX 44 Radio Panamericana. Desde los micrófonos de la radio, incitó a los manifestantes a agredir a la Policía, exacerbando el conflicto.

Político frenteamplista

En 1995, Mujica asumió como diputado, iniciando una carrera política que lo llevó a ser senador, ministro y, finalmente, presidente de la República en 2010, un ascenso sorprendente para alguien con su pasado.

Como político frenteamplista, se destacó por ser un gobernante nefasto, liderando un gobierno horrible, que dejó un legado de decisiones controvertidas y perjuicios para el país.

Nunca mostró arrepentimiento

A lo largo de su vida, ha concedido miles de entrevistas a diversos medios nacionales e internacionales, incluso brindando testimonios para libros y documentales.

Jamás expresó arrepentimiento por sus crímenes. Nunca pidió perdón a las víctimas ni a sus familias, manteniendo una postura inflexible hasta el día de hoy.

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