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Vista panorámica de un puerto con varios barcos y grúas en el muelle, edificios y el mar al fondo.
URUGUAY

Por un Uruguay abierto al mundo

La apertura comercial es escencial para el desarrollo del país

Es indudable que el comercio internacional, en especial para los países cuyo mercado interno es reducido, es de suma importancia para alcanzar niveles de desarrollo y crecimiento sostenible. Tal es el caso de Uruguay, que dada su escasa población y el consiguiente nivel de consumo interno, la única alternativa es crecer hacia afuera, ya sea exportando bienes o servicios.

Existen países que por sus características, ya sea naturales, climáticas o de otra índole, son más eficientes en la producción de determinados bienes. A modo de ejemplo, Uruguay es eficiente en la producción de materias primas, lo que hace que nuestros productos sean demandados a nivel internacional y sea redituable producir para exportarlos.

Dada la estructura de costos de nuestro país, se dificulta implementar procesos de industrialización que permitan agregar valor a las materias primas. Dichos costos, en parte, podrían reducirse si lográramos mejorar nuestra competitividad. Asimismo, nuestro país es ineficiente, por ejemplo, en la producción de otros bienes como es el caso de los textiles a gran escala.

Es por ello que resulta más barato importar esos productos de otros países.

Los intercambios comerciales internacionales favorecen tanto a consumidores como productores. Por un lado, los consumidores pueden acceder a bienes y servicios de mejor calidad a un menor precio, beneficiándose de las ventajas comparativas del país exportador. Dicho beneficio, además, supone que quedarán recursos disponibles para consumir en otros sectores de la economía, y por tanto ampliar el bienestar de los consumidores.


Por otra parte, cuanto más abierto al mundo sea un país, los productores locales accederán a mayores mercados para exportar sus bienes, generando así empleo y riqueza genuina en su país de origen. Es por ello que la apertura comercial fomenta la inversión y la innovación, ya que amplía los horizontes del emprendedor.

Naturalmente resulta más atractivo invertir sabiendo que el mercado global demandará dichos productos. En virtud de ello, Uruguay debe propender a la diversificación de los mercados, y eso se logra celebrando nuevos acuerdos comerciales.

La evidencia empírica demuestra que los países que han optado por la apertura comercial, que supone mayor libertad económica, han alcanzado mayor crecimiento que aquellos que eligieron caminos proteccionistas, y, en definitiva, tomaron un camino de menor libertad. Es claro que nuestro país debe profundizar su apertura al mundo, en especial celebrando acuerdos con la Unión Europea y la EFTA (Asociación Europea de Libre Comercio).

Lamentablemente, en las últimas tres administraciones se perdió una excelente oportunidad para insertar el país en el camino virtuoso de los acuerdos comerciales. Dichos acuerdos permiten acceder al mercado mundial con preferencia.

Mientras tanto, nuestros competidores, como es el caso de Nueva Zelanda, que partía de una mejor situación que Uruguay en materia de Tratados de Libre Comercio celebrados, avanzaron y celebraron nuevos acuerdos. Uruguay quedó relegado en esta materia, limitándose a los escasos acuerdos celebrados por el MERCOSUR.

Celebrar dichos acuerdos comerciales permite acceder a los mercados de los países firmantes con arancel cero, lo que favorece tanto a exportadores como importadores y consumidores finales.

Por el contrario, acceder a un mercado sin preferencia implica lidiar con barreras arancelarias y no arancelarias que disminuyen sensiblemente los márgenes de rentabilidad de los sectores exportadores del país. Los cuantiosos recursos que se desperdician innecesariamente en gravámenes de otros Estados, resultan en menos dinero en los bolsillos de trabajadores y empresarios.

O peor aún, la existencia de esas barreras pueden dejar fuera del mercado a las empresas que les sea inviable lidiar con esos costos adicionales.
Un tema no menos importante, es el aspecto ideológico que atraviesa a los diferentes actores del comercio internacional. Si bien es comprensible que a los efectos de comerciar prevalezca el pragmatismo, también sería importante que Uruguay priorice fortalecer los vínculos comerciales con aquellas naciones con las que comparte una comunidad de valores similar.

De este modo se pueden compatibilizar las relaciones de índole política con los vínculos económicos, y mancomunar esfuerzos para la defensa de sistemas de gobierno respetuosos del Estado de Derecho, en el marco de la democracia liberal y la economía de mercado.

En suma, en atención al signo aperturista y favorable al libre comercio del gobierno nacional, bregamos desde nuestro lugar por la eliminación de las barreras arancelarias y no arancelarias, a los efectos de potenciar los intercambios comerciales entre Uruguay y el mundo.

Esto nos permitirá ser más competitivos y propiciar la inversión y el empleo de calidad para los uruguayos, en especial teniendo en cuenta las dificultades que atraviesa el mercado laboral. Urge imitar a los países que les ha ido mejor y apostar por el camino de los Tratados de Libre Comercio.

➡️ Uruguay

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