
Los ídolos del Papa: Farro, Pontoni y Martino, el tridente sagrado de San Lorenzo
Estas leyendas del Ciclón enamoraron a Jorge Bergoglio y dejaron una huella imborrableen la historia del club
Para el Papa Francisco, el fútbol es mucho más que un deporte. Es una pasión que lo acompañó desde su infancia en el barrio porteño de Flores, donde creció hinchando por San Lorenzo de Almagro.
Entre todos los jugadores que pasaron por el club de Boedo, hay tres nombres que él mismo ha señalado como sus grandes ídolos. Se trata de René Pontoni, Rinaldo Martino y Armando Farro. Este trío ofensivo brilló en la década de 1940 y dejó una huella imborrable en la historia del club y en el corazón de Jorge Bergoglio.

Un tridente inolvidable
Apodado simplemente como "El Trío de Oro", Farro, Pontoni y Martino marcaron una época por su calidad técnica, su entendimiento casi telepático en el campo y su capacidad para deleitar a los hinchas con goles y fútbol vistoso. Juntos, condujeron a San Lorenzo al título del campeonato de 1946, un hito para el club que aún es recordado con nostalgia.
Armando Farro, nacido en Uruguay, se destacó por su velocidad y desborde por las bandas. Tenía una gambeta ágil, un estilo atrevido, y era el socio ideal para los otros dos.
Su capacidad para generar juego desde los costados lo convirtió en una pieza fundamental del engranaje ofensivo del equipo.

Por su parte, René Pontoni, centrodelantero de enorme jerarquía, fue considerado uno de los mejores nueves de su época. Dueño de una técnica exquisita y una visión de juego poco común para un delantero, Pontoni no solo hacía goles, sino que los inventaba.
Tenía una presencia imponente en el área, pero también bajaba a asociarse, entendiendo el juego con una inteligencia que lo distinguía del resto.

Finalemnte, Rinaldo Martino, elegante y creativo, era el toque artístico del trío. Combinaba talento natural con una picardía muy argentina. Su forma de jugar tenía algo de tango y potrero: una mezcla de ritmo, improvisación y atrevimiento. Martino podía arrancar desde mitad de cancha y dejar a tres rivales en el camino sin perder nunca la sonrisa ni la elegancia.

El Papa y su San Lorenzo
Jorge Bergoglio ha mencionado en varias oportunidades el impacto que este equipo tuvo en su vida. En una entrevista, recordó: "A mí me marcó aquel equipo de Farro, Pontoni y Martino. Era un lujo verlos jugar. Después uno crece y ve muchos cracks, pero los primeros ídolos no se olvidan".

Incluso ya siendo Papa, en el Vaticano, siguió mostrando su amor por San Lorenzo. Recibió camisetas del club, bendijo copas y saludó a delegaciones del Ciclón. Pero su memoria futbolera siempre volvió a aquellos años dorados de su infancia, donde empezó su romance con la pelota y con una delantera que hoy parece sacada de una fábula.
Para Francisco, estos ídolos no solo jugaban bien, sino que también representaban valores como el compañerismo, el juego en equipo y el amor por la camiseta. No es casual que haya mantenido vivos sus nombres en su corazón, como una manera de mantener vivo también su vínculo con la Argentina, con Boedo y con su juventud.
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