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Burundi llega a un acuerdo con el FMI: A diferencia de Argentina, tendrá que ajustar, privatizar y liberar el tipo de cambio

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Una vez más, los acuerdos del Fondo Monetario en otros países muestran una completa divergencia con respecto a la posición extremadamente permisiva que se mantiene con Argentina. El país africano deberá emprender reformas estructurales para recibir apoyo financiero.

A diferencia de lo que ocurre en la Argentina, en donde el Fondo Monetario Internacional prácticamente financió al país para no emprender ningún tipo de reforma significativa, en otros países los acuerdos firmados sí comprometen una serie de medidas concretas que no están sujetas a discusión.

Tras algunos meses de estudio y negociación, el FMI llegó a un acuerdo con Burundí para otorgar Servicio de Crédito Ampliado de US$ 200,2 millones de DEGs (271 millones de dólares), que para la magnitud de las finanzas del pequeño país africano resulta un valor significativo.

Se dispuso de un primer desembolso inmediato por el equivalente a 62,6 millones de dólares, y el acuerdo mantienen un plazo de desembolsos y vencimientos de hasta 38 meses. El financiamiento no es fortuito, sino que el Gobierno de Burundí encabezado por el presidente Évariste Ndayishimiye se compromete a emprender reformas estructurales, todo lo contrario a lo que ocurrió en la Argentina durante el mandato de Alberto Fernández.

Los requisitos que estableció el FMI

Liberalización del mercado cambiario

El Gobierno deberá unificar el tipo de cambio oficial y el paralelo siguiendo una estrategia de shock, desregulando completamente las operaciones comerciales y financieras que hasta ahora eran reprimidas. Este requisito es consistente con la meta de acumulación de reservas en el Banco Central.

La brecha cambiaria será completamente eliminada, junto con las restricciones cuantitativas a las importaciones, las restricciones a la remisión de utilidades y las trabas para la cancelación de obligaciones de empresas locales con acreedores en el exterior o casas matrices.

Consolidación fiscal

El Gobierno deberá emprender tanto una reforma sobre la estructura de erogaciones como también una reforma tributaria. El FMI estima que las exenciones impositivas arbitrarias alcanzan a explicar una masa de recursos equivalente al 18,3% de los ingresos fiscales de Burundi. La reforma tributaria buscaría ampliar la base imponible de los impuestos.

El acuerdo estima que los ingresos fiscales deberán subir del 26,2% al 31,1% del PBI entre 2023 y 2024. Por otra parte, el Gobierno deberá acotar y moderar sus gastos para precipitar una caída del 35% al 27,7% del PBI en un lapso de 5 años.

La meta fiscal, probablemente la más importante del programa, establece que el déficit primario deberá reducirse del 6,4% del PBI en 2023 a solo el 1,8% del producto en 2024, y un déficit del 0,7% del PBI para el año 2025. En el mismo período el rojo financiero del Gobierno central deberá moderarse del 8,9% al 3,3% del PBI respectivamente.

Se espera que el acuerdo pueda restaurar la confianza en el país para reactivar la llegada de donaciones y ayudas provenientes del exterior. Para Burundi estos ingresos no son nada desdeñables, y de hecho llegaron a explicar una factura de ingresos anuales de entre el 4% y el 7% del PBI en los últimos 3 años. El acuerdo con el FMI podría facilitar la llegada de donaciones hasta superar los 15 puntos del PBI para el año 2024.

Política monetaria restrictiva para combatir la inflación

El acuerdo establece la vuelta de la independencia de la política monetaria por sobre la fiscal. La dominancia fiscal fue la gran responsable de la inflación crónica que sufrió el país desde hace décadas, de la misma manera en que ocurre en Argentina.

La autoridad monetaria deberá priorizar la estabilidad de la moneda, la estabilidad financiera y facilitar la desregulación del mercado cambiario, en el marco de una política monetaria ortodoxa. Una vez eliminado el déficit primario, el riesgo por dominancia fiscal se ve acotado y el programa incrementa sus chances para generar confianza y credibilidad.

Reformas estructurales

Burundi deberá retomar el sendero de las reformas estructurales para llevar confianza, desregular la economía y dar paso a una mayor iniciativa del sector privado en el país. Una de las reformas pendientes es la apertura arancelaria, que se encuentra prácticamente estancada desde el año 2006.

Otra gran apuesta del programa será la recreación de instituciones creíbles que sean capaces de garantizar derechos de propiedad y seguridad jurídica a la inversión local o extranjera.

En tercer lugar, aún cabe la posibilidad de recuperar el proceso de privatizaciones que fue interrumpido en el año 2015, y más tarde en 2019 el Gobierno decidió volver a estatizar amplios sectores de la producción de café y té.

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