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Economía

El legado de Milton Friedman: El economista que derribó a Keynes y propulsó décadas de crecimiento sin inflación

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Este lunes se cumplen 111 años del nacimiento del Ganador del Premio Nobel en 1976, quien amasó una robusta reputación académica y también se involucró en la economía aplicada, para ayudar a distintos países a salir de la estanflación.

Un 31 de julio de 1912 nacía el economista y estadístico Milton Friedman, uno de los liberales más influyentes del siglo XX, y el principal exponente de la corriente monetarista de las ciencias económicas. El líder de la corriente de la Universidad de Chicago en materia económica se alzó en contra del establishment económico de la época e impulsó una verdadera revolución académica.

Sus numerosos aportes al debate académico de la segunda mitad del siglo pasado fueron el origen de la denominada “contra-revolución” en rechazo de las ideas del keynesianismo tradicional, que habían conformado el mainstream de la economía mundial entre la décadas de 1930 y 1970.

Sus ideas le valieron el Premio Nobel en el año 1976, por su investigación sobre el comportamiento del consumo, la política monetaria, y las políticas de estabilización de la inflación. Sus aportes inspiraron toda una corriente de economistas que precipitaron el abandono definitivo del keynesianismo tradicional en el debate económico, entre ellos el también Premio Nobel Robert Lucas.

Hoy, el mundo parece estar dejando de lado sus ideas cada vez más, en lo que se ha denominado como un nuevo resurgir de Keynes, o «neokeynesianismo«, y la academia añora por un nuevo economista como Friedman que permita volver a poner a las economías del mundo en la senda del crecimiento.

Los principales aportes de Friedman a la teoría económica

La inflación como un fenómeno monetario y rechazo de la Curva de Phillips

Posiblemente la aportación más conocida de Friedman sea su aporte al debate en torno a la inflación. Hasta la década de 1970 se atribuía la inflación a una serie de factores de índole real, que podían perturbar tanto la demanda de bienes y servicios (crecimiento económico, gasto agregado de los consumidores) como la oferta (shocks petroleros, sequías, etc). Todo esto implicaba una relación inversa entre desocupación e inflación, bautizada como la Curva de Phillips.

Friedman atacó los pilares de la teoría keynesiana y postuló que a la inflación como un fenómeno monetario, derivada de un desequilibrio entre la oferta y la demanda de dinero (y no de bienes y servicios). 

Rescató a la teoría cuantitativa del dinero y la neutralidad del mismo a largo plazo, y modificó la interpretación de la Curva de Phillips para explicar que las políticas monetarias expansivas no pueden garantizar un determinado nivel de empleo: la emisión monetaria sólo llevaba a equilibrios de desocupación e inflación cada vez más altos que los anteriores, algo que finalmente se corroboró en todas las economías desarrolladas en la década de 1970 con el fenómeno de la estanflación.

Reinterpretación del origen de la Gran Depresión de los años 30s

La teoría keynesiana tradicional postuló que el origen de la Gran Depresión de los años 30s se correspondía a un desequilibrio entre la oferta y la demanda agregada, en el cual se incumplía abiertamente la Ley de Say y la demanda resultaba insuficiente. En este sentido, el Estado cumplía un rol rector en la dirección de la economía a través de shocks de demanda para suavizar ciclos económicos.

Este argumento fue completamente desmantelado por Friedman. La interpretación moderna del origen de la crisis postula que el problema fue la brutal contracción de la oferta monetaria en términos reales, algo que se produjo por el estallido de una corrida bancaria en el marco de un tipo de cambio fijo (el patrón oro).

Dada la tesitura de Friedman, el origen del problema fue el accionar (o la falta de accionar) de la Reserva Federal a la hora de no inyectar la suficiente liquidez para compensar la demanda de dinero que la gente exigía de los bancos. 

Friedman postuló que las políticas fiscales expansivas del New Deal no fueron las que lograron revertir la depresión, sino más bien el abandono del patrón oro y la política monetaria expansiva que contribuyó a neutralizar el exceso de demanda en el mercado del dinero (equivalente a exceso de oferta en el resto de los mercados).

Esta interpretación fue rescatada nada menos que por Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal entre 2006 y 2014. Precisamente por las contribuciones de Friedman, la FED no volvió a cometer los mismos errores que en la década de 1930, y la crisis internacional de 2008 fue superada con éxito a través de una política monetaria sensata. 

La crítica a los estímulos fiscales “para reactivar la economía”

Aún habiendo desestimado el supuesto “milagro” que había tenido el New Deal en la economía estadounidense, Friedman avanzó incluso más allá y en 1957 propuso la llamada “hipótesis del ingreso permanente”.

A diferencia del pensamiento keynesiano tradicional, que asumía una supuesta “propensión marginal al consumo y al ahorro” como patrones fijos para los individuos, la hipótesis de Friedman postuló que los agentes prefieren suavizar su consumo a través del tiempo y no tienen por qué ahorrar o consumir siempre una determinada proporción de sus ingresos.

Esta contribución desestima el efecto de los “multiplicadores keynesianos” a la hora de desplegar estímulos fiscales, ya que si las personas interpretan que ese estímulo de ingresos extraordinarios es meramente transitorio (y no permanente) entonces optarán por ahorrarlo, anulando el efecto esperado sobre la demanda agregada.

En este esquema, las políticas fiscales de índole permanente (como por ejemplo recortes impositivos con vigencia a largo plazo) son mucho más efectivas que los estímulos fiscales percibidos como transitorios (generalmente impulsados desde el gasto público y situaciones de emergencia).

Asesoría para Gobiernos en Estados Unidos y otros países

El pensamiento de Friedman no pasó inadvertido por una gran cantidad de Gobiernos y políticos, su influencia a nivel global fue significativa. El economista sirvió como asesor durante la administración de Richard Nixon, promoviendo la salida del régimen de Bretton Woods y el establecimiento de tipos de cambio flotantes, la rebaja de impuestos y su famosa propuesta del “impuesto negativo sobre la renta” en reemplazo de los programas sociales.

También sirvió como asesor durante la administración de Ronald Reagan, defendiendo las ambiciosas reformas tributarias del presidente republicano, y más tarde obtuvo reconocimiento por parte del expresidente George W. Bush, que rescató su idea de vouchers escolares e impulsó el debate por la privatización de la seguridad social en Estados Unidos.

El presidente Reagan felicitando a Friedman por recibir la Medalla Presidencial de la Libertad, en 1988.

Su propuesta de vouchers escolares en reemplazo de la educación estatal llegó a Sucia y se implementó con éxito. Las ideas de Freidman también llegaron a la reformada economía de Rusia, cuando se estableció el “flat tax” sobre el impuesto a las Ganancias a partir del año 2002.

El pensamiento del monetarismo fue trascendental, además, para la transformación económica que protagonizó Chile entre las décadas de 1970 y 1980 bajo la obra de los Chicago-Boys, y en 1988 fue invitado a China por Zhao Ziyang y Deng Xiaoping para ofrecer sus perspectivas al respecto del proceso de apertura y transformación pro-mercado del país.

Homenaje a Milton Friedman, llevado a cabo en la Casa Blanca por iniciativa de George W. Bush en 2002.

Economía

Colapsa el déficit cuasi-fiscal: El Banco Central rebajó la tasa de política monetaria de los Pases del 60% al 50%, la más baja 

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La carga de intereses a cuenta de los pasivos remunerados es cada vez menor, después de la quinta reducción de tasas en lo que va de la presidencia de Javier Milei. La autoridad monetaria también tomó la decisión de incrementar nuevamente el encaje legal aplicado sobre las billeteras virtuales.

El Banco Central al frente del Presidente Santiago Bausili determinó una nueva reducción de la tasa de política monetaria de referencia, aquella a cuenta de los Pases, pasando del 60% al 50% nominal anual a partir del 2 de mayo. De esta forma, la tasa efectiva anual fue establecida en el 64,82% según informó el propio BCRA.

En otras palabras, los pasivos remunerados que emite el Banco Central pasan a abonar una tasa nominal equivalente al 4,2% por mes, a cuenta de los Pases que se renuevan cada día. 

La decisión oficial responde a la drástica caída de las expectativas de inflación para los próximos meses, un hecho que se refleja claramente en el informe de expectativas REM que elabora la autoridad monetaria. Las principales consultoras privadas del país también dan cuenta de esta situación, y proyectan un claro escenario de desinflación para 2024.

Las mediciones inflacionarias de alta frecuencia están reflejando el colapso de la variación de los precios minoristas en alimentos y bebidas. Para la consultora LCG, la variación semanal en este rubro fue negativa por más de 1 punto porcentual al término de la quinta semana de abril. 

Los sondeos de Alphacast también prevén una ligera caída de precios hacia la segunda mitad del mes pasado, considerando al rubro de los alimentos. En la misma dirección, el economista Alberto Cavallo (el hijo del exministro de Economía) anticipó mediante un índice diario de precios que la inflación ya está viajando al 5% mensual, descontando el efecto de las tarifas de los servicios públicos.

Entran en juego dos lógicas principales detrás de la rebaja de tasas. En primer lugar, la caída de la inflación efectiva y de la inflación esperada permiten una tasa de interés más baja, ya que de este modo se evita generar rendimientos excesivos medidos en dólares. Pero por otro lado, y más importante aún, la caída de la tasa de interés (en un contexto de cepo cambiario) permite sanear el balance del Banco Central y reducir la expansión monetaria a cuenta de los pasivos remunerados.

La carga de la deuda remunerada en pesos del BCRA es cada vez menor en relación al PBI, y lo mismo ocurre con el pago de sus respectivos intereses. Y desde el Gobierno nacional, el superávit fiscal concretado durante los primeros 3 meses del año permite anular cualquier tipo de financiación monetaria para el fisco.

El Banco Central de Bausili también tomó la decisión de elevar la tasa de encaje aplicado para billeteras virtuales del 10% al 15%, y de esta manera es altamente probable que disminuyan los rendimientos de alternativas como por ejemplo Mercado Pago, además del efecto que tuvo la reducción de tasas.

Se busca generar un marco de reglas de juego que genere incentivos para la compra de títulos públicos al Tesoro por parte del mercado. Esto responde a dos fines bien concretos: por un lado el rollover de la deuda interna en pesos a plazos más extensos, y en segundo lugar la retención de pesos para cancelar Adelantos Transitorios con el propio BCRA (una manera adicional para retirar pesos de la circulación).

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La reforma tributaria que propone Biden amenaza con destruir hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo para el año 2025

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Así lo sugiere un reciente informe de la Tax Foundation, estimando el efecto total de los aumentos impositivos que propone la campaña de Biden de cara a las elecciones. Se estima una reducción del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI en caso de aprobarse los cambios.

El Presidente Joe Biden lanzó una agenda económica completamente radicalizada hacia la izquierda, buscando contentar al ala más extremista de su partido (anteriormente representada por el excandidato Bernie Sanders en la contienda electoral del 2020).

En este sentido, el Presidente recuperó una profunda impronta favorable a subir generalizadamente los impuestos en Estados Unidos, tanto para empresas como para personas físicas y para productos importados. Se buscan gravar ingresos, patrimonios y bienes con tasas sustancialmente más elevadas que las actuales.

La Tax Foundation desarrolló un reciente informe estimando el impacto económico que podría desatar el plan fiscal de Biden para el año 2025. Se estima una reducción total del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI, una caída del 3,8% en el capital social potencial acumulado en las empresas, una reducción del 1,6% sobre la masa salarial promedio, y finalmente la destrucción de hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo en el sector privado, en relación a la cantidad que cabría esperar de no aprobarse las subas impositivas.

La agenda de los demócratas es, y por diferencia, la más ambiciosa y extremista desde la era de Franklin D. Roosevelt. El esquema tributario resultante de una eventual victoria de Biden en las próximas elecciones de noviembre queda resumido de la siguiente manera:

  • Aumento de la tasa del impuesto sobre la renta empresarial del 21 por ciento al 28 por ciento (a partir del año fiscal 2025)
  • Aumento del impuesto mínimo alternativo corporativo introducido en la Ley de Reducción de la Inflación del 15 por ciento al 21 por ciento (a partir de 2024)
  • Cuadruplicar el impuesto a la recompra de acciones implementado en la Ley de Reducción de la Inflación del 1 por ciento al 4 por ciento (a partir de 2024)
  • Hacer permanente la limitación de pérdidas comerciales excesivas para las empresas de paso
  • Limitar aún más la deducibilidad de la compensación de los empleados según la Sección 162
  • Aumento de la tasa impositiva global sobre ingresos intangibles de baja tributación (GILTI) del 10,5 por ciento al 21 por ciento, calcular el impuesto jurisdicción por jurisdicción y revisar las reglas relacionadas
  • Derogar la tasa impositiva reducida sobre los ingresos intangibles derivados del extranjero (FDII)
  • Ampliar la base del impuesto sobre la renta neta de inversiones (NIIT) para incluir ingresos comerciales no pasivos y aumentar las tasas del NIIT y el impuesto adicional de Medicare para alcanzar el 5 por ciento sobre ingresos superiores a $400,000
  • Aumento del impuesto sobre la Renta individual al 39,6 por ciento sobre ingresos superiores a $400 000 para declarantes solteros y $450 000 para declarantes conjuntos (a partir de 2024)
  • Gravar las ganancias de capital a largo plazo y los dividendos calificados a las tasas ordinarias del impuesto sobre la renta para Ingreso imponible por encima de US$ 1 millón de dólares, y gravar las ganancias de capital no realizadas en caso de fallecimiento por encima de una exención de US$ 5 millones, revirtiendo parcialmente la reforma de George Bush (2001-2003)
  • Triplicar los aranceles de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, desatando una nueva guerra comercial con el gigante asiático

Pese a las subas impositivas, la administración Biden no propone un sendero sostenido de reducción del déficit fiscal, ya que la mayor parte del paquete tributario se vería acompañado por nuevas expansiones presupuestarias. 

Y a diferencia de la estrategia seguida por el expresidente Donald Trump, la guerra comercial con China que propone desatar Biden se produciría en un contexto de profunda caída en la competitividad fiscal de Estados Unidos, todo lo contrario a lo que ocurrió entre 2017 y 2020 (cuando las empresas estadounidenses disfrutaron de fuertes recortes impositivos).

Esto deja a Estados Unidos en una posición comparativamente difícil para forzar una nueva “tregua” con China en la cual se flexibilicen controles cambiarios o medidas arancelarias proteccionistas, como sí ocurrió tras el último acuerdo firmado en 2020.

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Economía

Con Milei, los bancos vuelven a cumplir su función fundamental: Prestarle dinero a familias y empresas y no al Estado

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Se redujo drásticamente la absorción de crédito a través del Estado nacional y el Banco Central, y se amplía la cantidad de recursos disponibles para ser prestados al sector privado productivo. La política económica del Gobierno produjo un punto de inflexión para el sistema financiero.

Desde la caída de la convertibilidad y el rebrote inflacionario en la Argentina, la proporción de crédito retenido deliberadamente por el sector público fue creciendo incesantemente en los últimos años.

El Estado se adueñó de una parte creciente en la cantidad de pesos disponibles generados por el ahorro del país, y en consecuencia se redujo la proporción canalizada por el sector privado (las familias y las empresas). Mientras que el crédito al sector privado superaba holgadamente el 20% del PBI durante el menemismo, al término del último experimento kirchnerista consiguió superar a duras penas el 7% del PBI en 2023

A partir de diciembre de 2023, la política económica ejecutada por el Presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo se propuso un giro drástico en la direccionalidad del crédito argentino. El superávit financiero del Sector Público Nacional (SPN) permitió liberar una gran masa de recursos para el sector privado, algo que hasta el momento parecía completamente imposible.

Por primera vez desde 2018 se produjo un rebrote de créditos hipotecarios, nuevamente atados a la unidad UVA más un cierto margen de rendimiento en términos reales. Estos créditos no solo permiten la reapertura del mercado de crédito inmobiliario, sino que además implican una fuerte presión para aliviar los aumentos sobre los precios de los alquileres.

A partir de la nueva política económica, los bancos privados debieron replantearse la canalización del crédito. El Gobierno nacional dejó de incurrir en amplias licitaciones por encima de sus posibilidades para financiar el déficit (las licitaciones actuales solo refinancian la deuda interna), y el Banco Central profundizó su agresiva política de rebajas en la tasa de interés que pagan los Pases (ahora hasta el 60% nominal anual).

Todo esto abrió la posibilidad de volver a financiar a las familias vía hipotecas, y a las empresas a través de diversos proyectos de inversión productiva. El Gobierno espera que este efecto, habitualmente llamado “crowding-in” o desplazamiento positivo, contribuya activamente a la reactivación de la actividad económica a partir del segundo semestre del año.

Dada la fuerte credibilidad en la política económica, el mayor ahorro del sector público (efecto recesivo) podría ser compensado por un repunte de la inversión del sector privado por la vía del crédito (efecto expansivo).

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