El factor Milei impulsa las expectativas de investment grade para Argentina
Para alcanzar el "Investment Grade", la deuda argentina debería recibir una calificación mínima de BBB-.
La idea de que Argentina pueda acceder al "Investment Grade" (grado de inversión) ya comienza a discutirse en los mercados. Este estatus, reservado para las economías más confiables del mundo, permitiría al país acceder a financiamiento internacional más barato y ampliar el espectro de inversores en su deuda.
Sin embargo, alcanzar esta calificación es un desafío que requiere estabilidad económica y un historial crediticio sólido.
¿Qué es el "Investment Grade" y por qué es importante?
El "Investment Grade" es una calificación crediticia otorgada por agencias como S&P Global, Moody’s y Fitch Ratings. Indica que un país o empresa tiene un bajo riesgo de incumplimiento en sus obligaciones de deuda.
Lograr este estatus implica:
- Mayor demanda de bonos argentinos: Fondos internacionales, que por reglamento solo invierten en activos de bajo riesgo, podrían adquirir deuda argentina.
- Menores tasas de interés: El costo de financiamiento del gobierno se reduciría sustancialmente.
- Caída del riesgo país: Actualmente en 750 puntos básicos, podría descender a niveles inferiores a los 300 puntos.
¿Qué tan lejos está Argentina del grado de inversión?
Actualmente, la deuda soberana argentina tiene una calificación de CCC+ según S&P Global, una de las más bajas del espectro. Este nivel refleja un elevado riesgo de incumplimiento.
No obstante, un informe de Delphos Investment sostiene que, bajo un escenario optimista, el camino hacia mejoras crediticias podría acelerarse:
- Proyecciones optimistas: Se anticipa crecimiento económico, estabilidad institucional y avances en política fiscal y monetaria.
- Historial complicado: Los múltiples defaults pasados complican el acceso a mejores calificaciones. Sin embargo, mercados e inversores ya muestran optimismo, como refleja el reciente aumento en los precios de los bonos.
¿Cuánto tiempo podría tomar llegar al grado de inversión?
Para alcanzar el "Investment Grade", la deuda argentina debería recibir una calificación mínima de BBB-, lo que podría llevar varios años. Sin embargo, algunos analistas creen que el país podría romper récords históricos:
- Ejemplo de Corea del Sur: Alcanzó el grado de inversión en solo cinco años tras iniciar su camino de reformas económicas.
- Potencial argentino: Si se logra un superávit fiscal sostenible y se fortalecen las reservas internacionales, el tiempo podría acortarse significativamente.
Desafíos clave para alcanzar el "Investment Grade"
- Reservas internacionales negativas: Actualmente, las reservas netas están en déficit por más de USD 4.000 millones, lo que genera dudas sobre la capacidad de pago del país.
- Estabilidad fiscal y monetaria: A pesar del superávit fiscal logrado por la administración de Javier Milei, es crucial mantenerlo y generar confianza en los mercados internacionales.
- Escasez de dólares: La falta de divisas continúa siendo un factor de fragilidad para la economía argentina.
Perspectivas optimistas en los mercados
Pese a los desafíos, los mercados mantienen expectativas positivas sobre el futuro económico de Argentina:
- Crecimiento proyectado: Según el ministro de Economía, Luis Caputo, la economía podría crecer un 5% en 2025, con una inflación que rondaría el 20%.
- Expectativas para los bonos: Tras las fuertes subas de noviembre, los inversores esperan que el próximo pago de deuda en enero (USD 4.500 millones) genere un "efecto confianza", impulsando los precios de los bonos y reduciendo el riesgo país a niveles de 500 puntos básicos a mediados de 2024.
Investment grade: un camino desafiante pero posible
Si bien Argentina enfrenta importantes obstáculos, las reformas económicas y el optimismo del mercado abren una puerta al "Investment Grade". El éxito dependerá de la capacidad del país para sostener la estabilidad macroeconómica, aumentar sus reservas y consolidar políticas fiscales responsables.
Aunque alcanzar este estatus puede parecer lejano, los mercados ya anticipan avances que, de concretarse, podrían cambiar radicalmente la percepción del riesgo soberano argentino en el mediano plazo.
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