Chile
Sigue la caída de la economía chilena: Se desplomó un 1,1% en abril y ya acumula 17 meses de recesión
Se trata de la tercera caída consecutiva sobre el nivel de actividad en lo que va del 2023. La confianza empresarial de Chile permanece en los niveles más bajos desde la pandemia, en consecuencia de las fatídicas reformas llevadas a cabo por el presidente Boric.

El Banco Central de Chile informó que la actividad económica mensual medida por el índice IMACEC sufrió una modesta caída del 0,03% en abril según la serie desestacionalizada, y se observó una fuerte retracción del 1,1% con respecto al mismo mes del año pasado.
La actividad mensual cayó por tercer mes consecutivo, y al mismo tiempo las variaciones interanuales también marcaron tres meses seguidos de caída. Chile acumula un total de 17 meses en plena recesión, la economía se derrumbó hasta un 2,23% con respecto al nivel que tenía en noviembre de 2021.
De acuerdo al informe oficial del Banco Central, la mayor parte de la caída fue explicada por la merma de las ventas del comercio minorista, y en menor medida una ligera caída sobre la producción industrial. La actividad comercial se contrajo un 7,7% interanual y la producción manufacturera cayó un 2,5%.
Únicamente la producción minera logró aminorar parcialmente la caída de la actividad, y repuntó hasta un 3,1% interanual a pesar de la caída sobre los precios internacionales del cobre. Se trata del sector más dinámico y competitivo de Chile.

Por otra parte, el ingreso real por habitante (el índice IMACEC ajustado por población) sufrió una caída dramática de casi 4 puntos porcentuales desde noviembre de 2021. De hecho, el ingreso real promedio de los chilenos ya volvió a los niveles previos al estallido de las violentas protestas de la izquierda en septiembre de 2019.
La recesión ya está impactando de lleno sobre los principales indicadores sociales de la economía. La tasa de desocupación abierta alcanzó el 8,74% en febrero de este año y llegó al nivel más alto observado desde mayo de 2021.
Las reformas llevadas a cabo por el presidente Gabriel Boric boicotearon continuamente la tasa de crecimiento y la iniciativa inversora del sector privado. Probablemente la reforma más contundente en ese sentido sea la previsional, que atentó directamente contra la principal fuente explicativa del mercado de capitales en moneda doméstica.
El sistema de capitalización privada permitió generar una suerte de puente entre el ahorro de los cotizantes y el crédito para financiar proyectos de inversión en el sector privado. El crédito doméstico para el sector privado alcanzó a representar el 124,6% del PBI de Chile en 2020, partiendo de un nivel no superior al 20% en la primera mitad de la década de 1980.
El tamaño del mercado de capitales se contrajo brutalmente por debajo del 109% del PBI para 2021 según el Banco Mundial, y la tendencia para 2022 se habría profundizado aún más. La estatización parcial del sistema previsional constituye un error histórico que puso en jaque al motor que condujo el crecimiento económico de las últimas décadas.
El Instituto Chileno de Administración Racional de Empresas concluye que el índice de confianza empresarial retrocedió a los 41,4 puntos en abril de 2023, niveles históricamente bajas de acuerdo a la serie iniciada en 2004. Chile se encuentra en esta situación desde la segunda mitad de 2019, entre las violentas protestas, la pandemia y las reformas de Boric.
Chile
Boric le rindió homenaje a Allende en Chile pero no dijo nada sobre cómo colapsó la economía chilena durante el yugo socialista
La izquierda chilena conmemoró el 50° aniversario del golpe de Estado de 1973, reivindicando la figura del expresidente comunista Salvador Allende. El país atravesó la peor crisis económica y social de toda su historia durante los años en los que el socialismo tomó las riendas del país.

En un acto con un total de 1.000 invitados, el presidente chileno Gabriel Boric conmemoró el 50 aniversario del golpe de Estado que derrocó al Gobierno de Salvador Allende, en hecho que se produjo en el contexto de la peor crisis económica y social de la historia del país.
El acto no se limitó a recordar el golpe, sino que también reivindicó abiertamente la figura y las ideas de Allende, aquellas que llevaron al país al colapso. Lo que podría haber sido un acto meramente institucional, se convirtió en un hecho sectario y protagonizado solamente por los grupos de la izquierda.
Para el 11 de septiembre de 1973, probablemente muchas y muchos de nosotros no estábamos vivos. Sin embargo, lo que pasó hace 50 años y se prolongó durante 17 años de dictadura, es una herida que no ha terminado de sanar. pic.twitter.com/1ZGppi7snI
— Gabriel Boric Font (@GabrielBoric) September 11, 2023
Así colapsó la economía de Chile durante el Gobierno de Allende
El Gobierno de Allende llegó al poder con la promesa de “socializar” la economía, y un diagnóstico completamente estrafalario de la situación económica que se presentaba en el año 1970.
El ministro de Economía de Allende, Pedro Vuskovic, un “brujo de la economía” análogo a José Ber Gelbard en Chile, implementó lo que se dio a conocer como “Plan Vuskovic” que implementaba una masiva socialización.
- Estatización de los recursos minerales del país, siendo el cobre el más importante de éstos
- Estatización de todos los bancos extranjeros operativos en Chile
- Estatización de la mayor parte de los bancos chilenos y de miles de empresas privadas
- Reforma agraria y redistribución forzosa de tierras a militantes comunistas
- Drástico aumento del gasto público y una masiva emisión de dinero para financiarlo, anulando la poca independencia que le quedaba al Banco Central
- Reforma tributaria que llevó a la tasa máxima del impuesto a las Ganancias al 80% para personas físicas
- Masivo congelamiento de precios sobre una amplia gama de productos, las empresas fueron forzadas a pedir permiso por cada aumento que quisieran disponer
- Estricto control de cambios, que llevó a un fuerte atraso del segmento oficial del dólar con respecto a la inflación, y el estallido de la paridad en el mercado paralelo
- Ultra-proteccionismo: El arancel aduanero promedio aumentó al 105% y el máximo hasta el 750%
La inflación cayó del 35,3% interanual en noviembre de 1970 al 15,5% en septiembre de 1971, durante los primeros 10 meses de aplicación del programa, pero el “verano cambiario” terminó rápidamente y la represión financiera se volvió completamente imposible de administrar.
A finales de ese año, Fidel Castro visitó Chile por tres semanas, donde junto a Allende declararon públicamente que “la revolución socialista había sido exitosa en Chile”. Durante su estadía, recorrió todo el país por casi un mes, donde se tuvieron que esconder los primers signos de desabastecimiento, en especial de azúcar.
Según reportaron años después fuentes cercanas a Allende, el líder comunista le manifestó en privado que había visto que estaban empezando a tener desabastecimiento y que le recomendaba “abandonar la vía pacífica” de la revolución. Cabe recordar que Allende fue hasta ese momento el primer político comunista del mundo que llegaba al poder por la vía democrática e institucional.
Las políticas de Allende destruyeron completamente las finanzas del Estado chileno. El déficit del Gobierno central escaló del 1,4% del PBI en 1970 al 8,1% en 1971, casi un 12% en 1972, y para el año 1973 el desequilibrio llegó al 23% del PBI, el resultado más elevado de la historia de Chile.

El Banco Central proveyó asistencia monetaria directa para financiar los gastos corrientes del Gobierno, y precipitó una violenta expansión de la oferta monetaria. Esto condujo al desastre inflacionario.
Para inicios de 1972 el desabastecimiento ya cubría la totalidad de los productos básicos en todo el país y no podía ocultarse más de los medios. Los productos que aún permanecían en las góndolas mantenían aumentos a un ritmo del 6% mensual. Para el mes de abril, la inflación ya había alcanzado el 38%, perdiendo así lo poco que había conseguido por el “Plan Vuskovic”.
El Gobierno comunista respondió por medio de la creación de las Juntas de Abastecimiento y Control de Precios, cuya función principal fue el racionamiento de productos y el monitoreo de los precios “oficiales” fijados por el Estado, de la misma manera que en cualquier economía socialista de la época.
Los resultados fueron catastróficos. La represión a la inflación solo masificó las góndolas vacías en comercios y supermercados, así como la proliferación de mercados alternativos para la subsistencia. Pero aún así, la inflación no pudo controlarse.
Ese año Chile entraría en su primera espiral hiperinflacionaria: los precios se dispararon un 22,7% en agosto de 1972, un 22,2% en septiembre y un 15,2% en octubre. Para el mes de diciembre la tasa de inflación interanual se ubicaba por encima del 163%, casi cinco veces más que la inflación recibida en 1970.
En 1973, Chile estaba bajo la peor crisis económica, inflacionaria y humanitaria de su historia. Los precios aumentaron un 10,2% en abril, 19,4% en mayo, 15,7% en junio, 17,1% en agosto y 16,9% en el último mes de gestión de Allende. El país había perdido su capacidad de producir comida y la producción de cobre se había desplomado por culpa de las estatizaciones.

El mandato de Allende finalizó con una tasa de inflación interanual 286,1% sobre los precios oficiales, pero se debe tener en consideración que la economía sufría de un importante problema de sobrante monetario que escondía una tasa de inflación muchísimo mayor, sin mencionar la gran distorsión sobre precios relativos (tarifas de servicios públicos atrasadas, salarios reprimidos artificialmente, tipo de cambio oficial atrasado, etc).
Por estas razones, el IPC se disparó más de un 87% en octubre de 1973 cuando se sinceraron los precios y la tasa de inflación oficial cerró el año por arriba del 500%, todo esto bajo un nuevo Gobierno. Los salarios reales, que se habían recompuesto en una primera etapa del proceso hasta el primer trimestre de 1971, rápidamente sufrieron los efectos de la dramática inflación.
Las juntas reguladoras y los controles de precios poco y nada pudieron hacer para contener tan siquiera los precios oficiales, y mucho menos los precios que se fijaban en el mercado informal.
El Gobierno anunció un aumento generalizado de suma fija sobre los salarios al cabo del primer trimestre de 1973, pero la medida fue completamente inútil y para el tercer trimestre de ese año el salario real había acumulado una pérdida del 45,4% con respecto al año 1970.

La actividad económica sufrió una fuerte recesión de la cual Chile no se recuperaría sino hasta 1978. El PBI mantuvo un débil crecimiento hasta el tercer trimestre de 1972, y posteriormente se desplomó casi un 3% en el tercer trimestre de 1973. El ingreso per cápita real se desplomó un 4,4% en el mismo período. El programa que se proponía “desarrollar” el país había sido un fracaso estrepitoso.
El cepo cambiario y el atraso real de la paridad oficial con el dólar, que se mantuvo relativamente fija entre noviembre de 1970 y abril de 1973 (con ligeras devaluaciones puntuales), provocó una galopante crisis de balanza de pagos que hacía imposible el uso de divisas para afrontar importaciones básicas con las cuales poder sostener el nivel de actividad y atender a la población (como por ejemplo los insumos médicos).
Completamente aislado en una crisis humanitaria sin precedentes, luego de que sus socios en la Democracia Cristiana le soltaran la mano, y con una Unión Soviética debilitada por la política exterior de Nixon en Estados Unidos, Allende intentó romper con el Congreso.
El 23 de agosto de 1973, el Congreso lanzó un comunicado oficial que declaraba el “grave quebrantamiento del orden constitucional y legal de la república”, punto donde muchas personas aseguran que fue el verdadero momento donde Chile perdió la democracia ese año, en manos del Partido Socialista de Chile.
Chile
De locos: Continúa la dictadura sanitaria en Chile, ahora con una “emergencia por enfermedades vectoriales”
El Gobierno chileno de Boric se niega a entregar los poderes extraordinarios que se arrogó durante la pandemia. Tras terminarse el COVID-19, comienza una nueva Alerta sanitaria por la gripe común.

El 31 de agosto de 2023 y luego de 1.303 días, finalmente se terminó la Alerta Sanitaria en Chile, por el COVID-19, que comenzó con el Decreto 4, firmando el 5 de febrero de 2020 por el Ministerio de Salud del entonces presidente Sebastián Piñera.
Aquél decreto, abrió el espacio para la coerción y supresión de libertades posteriores que vivieron los chilenos, como no se veía desde la última dictadura militar. Esta alerta sanitaria, que dotó de poderes extraordinarios al Ministerio de Salud y a la Policía, se prolongó sucesivamente hasta el fin de su mandato y luego fue prorrogada sucesivamente por Gabriel Boric hasta finales de agosto.
Sin embargo, inmediatamente luego de que se decidiera levantar la emergencia sanitaria por el COVID, tras las intensas lluvias, el Gobierno comunista decidió el 25 de agosto decretar la Alerta Sanitaria por Emergencia Meteorológica en diversas regiones de la zona centro-sur del país.
Este decreto tendrá vigencia hasta el 31 de diciembre 2023, y le da a diversos ministerios las mismas facultades inconstitucionales que fueron otorgadas durante la alerta sanitaria por el COVID-19.
Además, no contentos con la “alerta meteorológica”, el Ministerio de Salud de Boric lanzó una nueva Alerta Sanitaria por enfermedades vectoriales y zoonóticas, como indica el Diario Oficial de la República de Chile, lo que muestra que el Gobierno se niega a devolver los poderes autoritarios que se arrogó durante la pandemia.
Cabe aclarar que la pandemia dejó de ser una “emergencia sanitaria” para la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde mayo de este año, y no queda ningún país del mundo donde el COVID-19 sea considerado una amenaza alarmante para la salud general de la población.
Pero de esta manera, los funcionarios chilenos podrán seguir usando los amplios poderes para disponer de recursos exorbitantes del Estado para los que antes tenían que pedir permiso para usar, a pesar de que ya no hay una excusa, ni valida ni invalida, para justificar lo que hacen.
De esta manera, Chile se consolida como uno de los países democráticos con mayores restricciones a las libertades del mundo, y durante la pandemia lideró el tiempo de cierre en las escuelas y mantuvo como obligatorio el uso de barbijo hasta este 31 de agosto de 2023, donde se registraron caídas históricas en las pruebas de calidad educacional entre 10 (primaria, 4° básico) y 12 puntos (secundaria, 2° medio).
Chile, además, fue uno de los únicos países de la OCDE cuyos cierres de escuelas superó los 250 días, lo que arrastró una deserción escolar de más de 50 mil alumnos entre 2021 y 2022, un crimen por el que ningún gobernante pagará.

Parte de la crisis de salud de la que se habla en Chile, es que existe un cuello de botella en que de las 136 mil personas que mueren al año, cerca de 40 mil lo hacen esperando una operación, como señaló el ex Subsecretario de Redes Asistenciales, Luis Castillo.
Actualmente el sistema público de salud, Fonasa, tiene deudas por más de 450 millones de dólares con algunas clínicas privadas, que están trabajando para descongestionar el sistema. Muchos creen que la decisión de prorrogar una y otra vez la alerta sanitaria, que puso contra las cuerdas al sistema de salud, tiene que ver con la intención de terminar con el sistema privado de salud por parte del gobierno de Gabriel Boric.
Por otra parte, todos estos años de restricciones dejaron en evidencia que la estrategia de cuarentenas y elementos restrictivos parecieran no haber tenido resultados tan buenos.
Por ejemplo, al comparar dos países como Suecia, que nunca aplicó una cuarentena, versus Chile, que la aplicó por casi 3 años, se puede ver que murieron menos personas debido a la saturación del sistema en donde menos restricciones se impusieron desde el Estado.

Chile
Efecto Boric: La actividad económica cayó por tres trimestres consecutivos y Chile está oficialmente en recesión
La economía chilena sufrió una fuerte caída del 1,1% en el segundo trimestre de 2023, después de haberse desplomado un 0,8% entre enero y marzo, y hasta un 2,3% en el último cuarto del año pasado.

El Banco Central de Chile confirmó que la actividad económica sufrió una fuerte caída del 1,1% interanual en el segundo trimestre del año, siendo el tercer período consecutivo en el que se contrae la economía.
Asimismo, ya se había producido una caída trimestral del 0,8% en el primer cuarto de 2023, mientras se registró un derrumbe de hasta el 2,3% entre octubre y diciembre del año pasado.
Se registró una caída del 0,3% con respecto al primer trimestre del año. Cabe señalar que de los últimos 6 trimestres observados, 4 de los mismos marcaron caídas, y solamente 2 lograron mantener una variación porcentual positiva entre octubre de 2022 y marzo de 2023.
La mayor parte de la caída registrada entre abril y junio se correspondió con una menor actividad para la industria manufacturera, la minería, el comercio minorista y el transporte.
El gasto de consumo de los hogares se contrajo hasta un 6,1% interanual, principalmente sobre el rubro de la indumentaria, alimentos y bebidas no alcohólicas, automóviles, productos tecnológicos, y hoteles y restaurantes.
Los datos preliminares correspondientes al tercer trimestre no son prometedores, ya que en el mes de julio el índice IMACEC de actividad económica mensual sufrió una caída del 1,1% de acuerdo a la serie desestacionalizada del indicador con respecto a junio.
La inversión real de la economía se contrajo brutalmente hasta un 8,1% interanual en el segundo trimestre, en gran medida por la menor variación de existencias y la ralentización de la formación bruta de capital fijo (FBCF) que solo consiguió crecer un 1,6% interanual.
Las medidas adoptadas por el Gobierno socialista atentaron directamente contra el sector más dinámico de la economía, la actividad minera, responsable del mayor volumen de exportaciones del país y con un importante efecto de arrastre sobre otras actividades.
El presidente Gabriel Boric anunció un impuesto con una tasa del 46,5% sobre las grandes empresas de esta actividad, imponiendo un tope inferior equivalente a las 80.000 toneladas anuales de producción para establecer el tributo.
Con estas medidas, la carga tributaria para el sector minero chileno ya supera fácilmente a la que aplican países como Estados Unidos, Canadá, Perú y Australia, los principales competidores en lo que respecta a la producción y exportación de cobre a nivel mundial.
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