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Economía

Resumen económico de la semana: Megacanje sale mal, crecen las Leliqs y la sequía augura una recesión

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Todo lo que necesitas saber que pasó en la semana del lunes 6 hasta la fecha. Por el economista Felipe Núñez.

Esta semana estuvo marcado por el apodado “Megancaje de Massa“, que intentó despejar vencimientos de corto plazo y evitar un default o un reperfilamiento de estas obligaciones

El canje logró la entrada de hasta $4,34 billones sobre los vencimientos por $7,5 billones previstos entre abril y junio. Si bien el Gobierno trató de exagerar las estadísticas, lo cierto es que logró un nivel de adhesión efectiva del 57,7% y no del 64% como llegaron a decir algunos medios oficialistas, que contabilizaron otras operaciones ajenas a este último canje, realizadas entre enero y marzo por un monto de $1,13 billones. 

Esto quiere decir que el Ministerio de Economía (MECON) consiguió una participación menor a la esperada y deberá enfrentar un stock remanente de $ 3,2 billones de vencimientos entre marzo y junio.

Los motivos que impulsaron esta baja adhesión fueron: una integración menor al 20% por parte de los inversores privados, que permanecen reacios a estirar los plazos de vencimientos mas allá de las elecciones, y una participación un tanto menor a la proyectada del sector público, debido a necesidades de liquidez o a que sus tenencias eran menores a las esperadas.

Asimismo, los bancos privados, que contaban con un 20% del stock total, ingresaron al canje con aproximadamente un 50% de sus tenencias. De esta manera, la tasa promedio ponderada que dió como resultado de esta operación fue de CER+ 10.6% para las canastas de bonos emitidas, en línea con las tasas de mercado del TX24 y T2X4.

El premio no estuvo en la tasa de la licitación, sino que, en las medidas complementarias que implementó el BCRA, como la habilitación a los bancos de distribuir el 40% de sus dividendos entre abril y diciembre inclusive en 6 cuotas mensuales

Esta medida, en conjunto al otorgamiento de la opcionalidad de comprar un Put sobre los bonos licitados, se presume que fueron las “zanahorias” que utilizó Massa para seducir a los bancos para que ingresarán al canje.

Por otra parte, el Banco Central flexibilizó el límite que pueden tener los bancos de Leliqs a 28 días, contarán con un adicional de hasta AR$ 1,9 billones y el stock total podría elevarse hasta los AR$ 10,4 billones.

En conclusión, la incertidumbre sobre la deuda en pesos persistirá todo el año y probablemente esté sesgada por las tensiones provocadas por el confrontamiento político. Es muy difícil de estimar cómo se comportará el inversor privado pero a medida que el Gobierno y la oposición muestren voluntad de ir hacia un sendero fiscal sostenible, las tasas de los instrumentos en pesos tenderán a normalizarse.

Próximos vencimientos del Tesoro, por mes cifras en miles de millones de pesos.

Las proyecciones sobre la sequía y su impacto en la producción agropecuaria se agravan y el escenario pasó de ser malo a dramático. La Bolsa de Comercio de Rosario volvió a rebajar sus proyecciones sobre la cosecha a 27 millones de toneladas de soja y 35 millones de toneladas de maíz, lo que implicaría una caída de US$ 19.100 millones de dólares en el valor de la producción y una baja en la liquidación de divisas de por lo menos US$ 15.000 millones. Del mismo modo, se estima que la sequía tendrá un impacto de –3% del PIB en actividad y –1% del PIB en el déficit fiscal.

En este contexto, el drenaje de reservas continúa, el Banco Central ya vendió más de US$ 1400 millones en lo que va del año y cuenta con tan solo US$ 3.500 millones de reservas netas y US$ -5.400 millones de reservas líquidas.

Para concluir, el stock de divisas es bajo y el flujo futuro escaso. Por lo tanto, es probable que esto redunde en más cepo y en devaluaciones heterodoxas (dólar soja), que implicarán una aceleración de la inflación y de los tipos de cambios libres.

Continúa el drenaje de dólares y las reservas netas caen a los US$ 3.500 millones, cifras en millones de dólares.

Economía

Massa destruye las finanzas públicas: El déficit de agosto alcanzó los $37.000 millones y la meta con el FMI es inalcanzable 

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El resultado deficitario del Gobierno nacional ya acumuló el equivalente al 1,3% del PBI en los primeros 9 meses del año, y el tope que fija el Fondo para diciembre escala al 1,9% del PBI.

Aunque con demora, finalmente el Ministerio de Economía publicó las estadísticas del resultado fiscal correspondiente al caótico mes de agosto. Se informó que el déficit primario llegó a los $36.964 millones al término del mes, con lo cual el monto acumulado en los últimos 12 meses representó los 2,25 billones de pesos.

De esta forma, el resultado deficitario acumulado en lo que va del 2023 llegó a representar el 1,3% del PBI, un dato que se acerca peligrosamente a la meta establecida para fin de año en torno al 1,9% del producto. 

El gasto primario del Sector Público Nacional (SPN) acumuló una suba interanual del 100,3%, mientras que los gastos de capital aumentaron a razón del 135,7% respectivamente.

La meta del FMI ya es prácticamente imposible de cumplir, debido a que la estacionalidad del último bimestre del año normalmente hace crecer al déficit más que proporcionalmente en comparación a cualquier otro período.

En otras palabras, solamente queda un “margen” de 84.000 millones de pesos para cumplir la meta del FMI entre septiembre y diciembre. El “plan platita” de Massa avanzó en la dirección opuesta, y añadió un desequilibrio adicional equivalente al 1% del PBI (hasta ahora). Ya se consumió el 70,3% de la meta nominal proyectada para diciembre.

De hecho, para cumplir la meta fiscal trimestral correspondiente a septiembre el déficit tendrá que mantenerse en cero durante un mes, y la ejecución presupuestaria verse eventualmente “congelada” hasta el 1° de octubre. Esto no ocurrió, y no tiene ninguna chance de ocurrir hasta que finalicen las elecciones.

El resultado financiero marcó un rojo de hasta $384.504 millones, incluyendo los crecientes intereses de la deuda pública. Se estima que el déficit financiero podría finalizar el año por encima del 5% del PBI, y esto se suma a la peligrosa carga de intereses por el déficit cuasi-fiscal del Banco Central (que ya superan los 5 puntos del PBI actualmente).

El Gobierno ya estima que el FMI no desembolsará los US$ 2.500 millones que restan para lo que queda del año, con lo cual deberá financiarse con líneas de crédito alternativas para poder efectuar los vencimientos correspondientes y evitar un dramático default.

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Economía

Argentina incumple con el FMI: El Gobierno quiere tomar más deuda externa para evitar un default, y el Riesgo País se disparó a los 2.400 puntos

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El “plan platita” del ministro Massa significó la ruptura definitiva de los lineamientos acordados con el FMI. El organismo no aprobará el último desembolso previsto para fin de año, y el kirchnerismo quiere apostar al endeudamiento externo para cancelar los vencimientos de noviembre y evitar el default.

La estrategia del ministro Sergio Massa le está costando muy caro al país, y dejará secuelas preocupantes ya no tan solo al próximo Gobierno, sino tan pronto como termine la contienda electoral en el mes de noviembre.

En los hechos, el lanzamiento del “plan platita” rompió con los lineamientos del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Todas las metas trimestrales fueron incumplidas en lo que va del año, y nada hace pensar que no vuelvan a ser violentadas para el último tramo que resta hasta diciembre.

Se estima que las medidas de Massa, entre reducciones impositivas y el sideral aumento del gasto público, tendrá un impacto fiscal de por lo menos el 1% del PBI, pero la cifra crece todos los días conforme se van agregando más y más medidas en favor de la campaña del candidato kirchnerista. 

El acuerdo con el FMI establece un tope del 1,9% del PBI para el déficit primario de fin de año, un número imposible de alcanzar con los parámetros que llevó a cabo este Gobierno. En consecuencia, tampoco será posible llegar a la meta de asistencia monetaria, y del mismo modo la acumulación de reservas netas en el BCRA también podría ser insuficiente.

Debido a estas condiciones, se descuenta casi como un hecho que el FMI no aprobará el próximo desembolso previsto para la Argentina en US$ 2.500 millones, que en teoría debe realizarse en el último bimestre del año. Todo indica que la cadena de desembolsos sólo podrá ser restaurada en un próximo Gobierno, con más credibilidad y con un plan consistente. 

Este incumplimiento deja al país al borde del default, con todas las consecuencias que ello implica. El Gobierno de Alberto Fernández tratará de recurrir al endeudamiento externo para financiar los vencimientos restantes del año (ya que no podrán ser cancelados con los desembolsos como se hacía hasta el momento), y la fuente para hacerlo podría volver a ser la CAF y las líneas de crédito de corto plazo que ofrece Qatar.

Cabe destacar que entre finales de 1988 y principios de 1989, uno de los elementos que disparó la hiperinflación fue la ruptura de la cadena de desembolsos que mantenía el país con el Banco Mundial, después de que el Gobierno de Alfonsín incumpliera las metas acordadas.

El índice de Riesgo País se disparó a los 2.375 puntos básicos al cierre del día jueves, mientras que los bonos soberanos sufrieron una verdadera paliza y cayeron entre 2% y 5%. Llevan retrocediendo toda la semana, y el panorama se torna cada vez más adverso.

Por su parte, el índice bursátil S&P Merval sufrió una estrepitosa caída de hasta el 6% al término del día jueves, incluso cuando la Reserva Federal decidió no subir las tasas de interés en Estados Unidos. El riesgo argentino ya no se explica por ningún shock externo, sino por la disfuncional política fiscal de Sergio Massa, Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

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Economía

Papelón de Bullrich: A pesar de haber prometido eliminar las retenciones “el día 1” en las PASO, ahora su equipo admite que podría demorar hasta 6 años

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Lo confirmó Guillermo Bernaudo, uno de los asesores de la candidata de Justos por el Cambio en relación al agro. Muy lejos de sus promesas originales, ahora se plantea un cronograma de rebajas graduales similar al que había implementado Macri en 2018.

La cantidada de Juntos por el Cambio Patricia Bullrich volvió a desdibujar su discurso, y las promesas que había hecho durante la campaña de las PASO se quedan cada vez más lejos. Una de las diferencias que trató de marcar con Horacio Rodríguez Larreta fue precisamente la velocidad en la quita de las retenciones, a lo cual Bullrich prometía un shock “inmediato”.

En un principio prometió que se eliminarían el día 1 después de asumir, aunque compensado por una suerte de “ahorro forzoso” que más tarde se devolvería. Pero las últimas declaraciones de Guillermo Bernaudo, asesor en temas agropecuarios, sugirieron más bien una estrategia extremadamente gradualista que podría demorar entre 5 y 6 años para quitar las retenciones.

Queda en evidencia que realmente no había ninguna diferencia entre el programa de Larreta y el de Bullrich, y que la candidata decidió mentirle descaradamente a los que fueron originalmente sus votantes en las PASO, pensando que apoyaban a algo diferente a su contrincante en la interna.

La candidata de JxC también aceptó la figura de Carlos Melconian como eventual ministro de Economía, otra vez en contradicción con sus allegados más cercanos durante la campaña de las primarias.

El principal problema con el cronograma de reducción gradual para las retenciones es la continuidad en el tiempo. El expresidente Mauricio Macri instrumentó una estrategia similar a partir de enero de 2018, mediante el llamado “Plan de Fortalecimiento de las Economías Regionales”, que incluía a las exportaciones más relevantes como la soja, el trigo, el maíz, el girasol y sus derivados.

De acuerdo al plan de Macri, las retenciones disminuían a razón de un 0,5% por mes (6 puntos por año), hasta verse eventualmente eliminadas entre 2020 y 2021. El cronograma de reducciones fue rápidamente abandonado en septiembre de ese mismo año ante la menor contingencia, y fue Carlos Melconian uno de los asesores que recomendó explícitamente el fin del plan.

La sola idea de continuidad durante períodos de tiempo tan extensos luce poco plausible a la luz de los hechos de la anterior gestión de Cambiemos. La credibilidad del espacio es muy baja, y los productores podrían demorar años en responder a los incentivos que se les pretende dar, postergando las liquidaciones y esperando mejores condiciones para hacerlo en el futuro.

No solo se propone repetir el mismo camino fallido que se intentó en el pasado, sino que además se promete que el ejecutor de las medidas será nada menos que Melconian, el mismo que propuso boicotear el cronograma en 2018.

Por no mencionar que el discurso de Patricia Bullrich alrededor de las retenciones agropecuarias cambió incesantemente desde el comienzo de las elecciones primarias, dejando en claro que no existe un plan concreto en Juntos por el Cambio, como denunciaba el economista y asesor Ariel Coremberg.

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