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Economía

Ya no quedan reservas netas en el Banco Central: ¿Se acerca una mega-devaluación?

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A la espera de cerrar el acuerdo con el Fondo, las reservas netas del Banco Central ya son negativas, y los mercados descuentan un mayor ritmo en la devaluación del peso a lo largo del año.

El actual esquema monetario y cambiario comienza a mostrar signos de agotamiento, mientras que la posición de reservas internacionales en el Banco Central es extremadamente crítica. La autoridad monetaria ya no cuenta con las herramientas suficientes como para seguir sosteniendo el cepo cambiario bajo los parámetros del año pasado.

A la espera de una inyección de liquidez de US$ 5.600 millones de dólares prometidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI), las cuentas del Central se encuentran en rojo y el sistema financiero está completamente expuesto a una corrida cambiaria.

La posición de reservas del BCRA puede simplificarse en tres grandes grupos: las reservas brutas o totales, las reservas netas, y las reservas líquidas o de libre disponibilidad.

Estas últimas son utilizadas para articular la política cambiaria, al mismo tiempo en que se pretende realizar política monetaria y no permitir la libre circulación de capitales. Este esquema se denomina como la “trinidad imposible”, siendo que todo cepo cambiario está condenado al agotamiento y la pérdida de las reservas.

El esquema actual de reservas en el Banco Central

Si bien las reservas brutas del Central totalizan US$ 37.219 millones, hay una serie de posiciones que no son fácilmente convertibles a dólares en mano, por lo que no le sirven a la autoridad monetaria para frenar una corrida sobre la divisa extranjera.

En este grupo entran el Swap con China, el Swap con el Banco de Basilea, el Fondo de Seguro de Depósito, los encajes bancarios y las cuentas con el Tesoro Nacional. Descontando todo esto, el Banco Central no tiene ni un dólar disponible para intervenir el mercado cambiario, y actualmente está sosteniendo todo con regulaciones.

Tampoco las reservas en oro pueden ser vendidas fácilmente, ya que hay leyes internacionales que te obligan a vender esta reserva de valor en cantidades pequeñas a lo largo de un largo periodo de tiempo.

Reservas Brutas: US$ 37.219

  • Swap con China: US$ 20.416
  • Swap con el Banco de Basilea: US$ 3.069
  • Fondo de Seguro de Depósitos (SEDESA): US$ 1.818
  • Encajes bancarios: US$ 12.064
  • Cuentas con el Tesoro Nacional: US$ 222

Reservas Netas: – US$ 371

  • Reservas de oro: US$ 3.625
  • Posición de Derechos Internacionales de Giro en el FMI (DEGs): US$ 0

Reservas Líquidas de libre disponibilidad: – US$ 3.996

Aún considerando la posición de oro, las reservas netas ya registran valores negativos por primera vez en más de tres décadas. Esto refleja la pésima posición a la cual llegó el BCRA tras proponerse sostener un cepo cambiario extremadamente rígido.

La autoridad podría hacer uso de su posición de swaps para seguir sosteniendo la sangría de reservas, pero para hacerlo debe contar con la aceptación de la contraparte de estas posiciones, lo cuál hasta ahora no fue confirmado por fuentes oficiales.

La gira del presidente Alberto Fernández en China incluyó en su agenda la discusión por el uso y la aplicación de los fondos del Swap con ese país, pero aún continúan las negociaciones técnicas.

De esta manera, al menos hasta próximo aviso, estos montos deben descartarse de la posición neta de reservas internacionales para medir el margen de maniobra real que hoy tiene la autoridad monetaria.

Pero la otra gran fuente para articular la política cambiaria fue y es, aunque sin reconocimiento oficial, el uso de la posición de encajes bancarios. Los encajes bancarios forman parte de una regulación bancaria para respaldar los depósitos en caso de faltas de liquidez o corridas. Estos dólares son mantenidos en el BCRA, en teoría, para sortear este tipo de situaciones, pero la autoridad monetaria decidió hacer uso de estos montos para sus propios propósitos.

El Banco Central no emitió ningún tipo de comunicando ni circular evidenciando ni siquiera un uso temporal de los encajes bancarios, pero dada la estructura de pasivos del BCRA, y dado que todo balance contable debe tener una contraparte y que las reservas netas son negativas, el único instrumento factible capaz de fondear la sangría de reservas son los encajes bancarios.

Siempre y cuando se circunscriba a una identidad contable, se puede estimar que el BCRA ya habría utilizado hasta el 33% de los encajes bancarios, cuando deberían ser usados exclusivamente para respaldar los depósitos y no para sostener el cepo cambiario de forma indefinida.

Por otra parte, y ante una situación crítica de reservas, el Banco Central ya anunció un cambio en su programa de “micro-devaluaciones” que viene aplicando desde diciembre de 2019. El ritmo de devaluación en el mercado oficial vuelve a ser similar al que había en 2020.

El retraso del tipo de cambio oficial con respecto al aumento de precios a lo largo del 2021 pretendió ser un ancla nominal para mantener a la inflación bajo un cierto control, al mismo tiempo en que se buscó encarar el clima de las elecciones. Ambos objetivos terminaron en un profundo fracaso: la inflación del 2021 cerró en 20 puntos porcentuales por encima de la meta oficial, y el kirchnerismo sufrió una catastrófica derrota electoral.

Economía

¿Nueva guerra comercial con China? Biden apunta a triplicar los aranceles para la importación de acero y aluminio

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La administración Biden amenaza con lanzar una nueva ofensiva arancelaria contra el ingreso de productos chinos, una maniobra que podría conducir a una pronta respuesta por parte del gigante asiático.

El giro proteccionista de la Casa Blanca bajo la presidencia de Joe Biden se hace cada vez más evidente. Pese a prometer lo contrario en su campaña electoral, Biden promete redoblar los aumentos tarifarios contra China y otros países del mundo.

Hasta ahora, las medidas proteccionistas del Gobierno se focalizaron en subsidios encubiertos, como por ejemplo los dispuesto en la llamada “Ley de Reducción de la inflación” del 2021. Pero esta vez se estudia abiertamente un nuevo rediseño del sistema arancelario.

El Presidente Biden propuso triplicar el arancel de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, del 7,5% al 25%. Esta resolución amplía una anterior que ya había adoptado el expresidente Donald Trump, en virtud de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial (establecida en 2018). Pero la ley sancionada durante la administración anterior sólo alcanzaba a unos productos específicos, y la propuesta de Biden es generalizar el aumento arancelario sin excepción en todo el sector.

Estados Unidos se constituye actualmente como el cuarto productor mundial de acero, mientras que China ocupa el primer lugar. Semejante participación en el mercado haría muy efectivo el impacto de un arancel sobre la importación de China (con beneficios positivos para la industria local), pero este tipo de medidas resultan en su mayoría estériles, debido a que se espera una pronta respuesta por parte de China y la situación volvería al punto de inicio (o aún peor debido a la persistente volatilidad).

Siguiendo el mismo patrón, la administración Biden intervendrá deliberadamente en la adquisición de US Steel por parte de inversores japoneses, un acto populista y desesperado en medio del clima de la campaña electoral.

Asimismo, el Presidente Biden propuso incrementar los aranceles para la importación de madera canadiense del 8% al 14%, sin ningún tipo de justificación convencional. Esto supone un golpe hacia uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos en la región.Queda en evidencia que la política comercial de Biden no se limita exclusivamente a China.

Biden despliega este paquete de propuestas como respuesta a las medidas prometidas por Trump, entre las cuales se encuentra el establecimiento de un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones, y una tasa especial del 60% sobre todas las importaciones de China.

Como es de amplio conocimiento, la dictadura comunista en China se negó a cumplir con la liberalización total de su mercado de divisas, un requisito al que se había expresamente comprometido tras su ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el año 2000. En lugar de ello, solo se dio lugar a una serie de desregulaciones parciales y progresivas que, hasta el momento, no llegaron a desembocar en un mercado libre.

Las políticas proteccionistas se utilizaron como una medida coercitiva para forzar la liberalización cambiaria de China durante la administración de Donald Trump, aunque una vez finalizada la guerra comercial (2018-2020) se llegó a un nuevo status-quo sin mayores cambios en esta materia y con aranceles más elevados entre ambos países (la relación final entre ellos favoreció ligeramente a Estados Unidos).

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Economía

Caída en picada de la inflación: Los precios mayoristas subieron un 5,4% en marzo, después de haber alcanzado la hiper en diciembre del año pasado

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La variación mensual de los precios al por mayor se derrumba a un ritmo incluso más rápido que en los precios minoristas. La tasa de inflación general podría retroceder al 6% a partir del mes de abril, según estimaciones privadas.

El INDEC confirmó una nueva y fuerte caída de la tasa de inflación en Argentina: el Índice de precios internos al por mayor (IPIM) registró un aumento del 5,4% en marzo, la variación más baja en lo que va del año. Retrocedió implacablemente con respecto al salto del 10,2% producido en febrero, al 18% de enero, y al estallido del 54% registrado en diciembre de 2023. Esta última cifra constituye técnicamente una situación de hiperinflación.

Se observó un incremento mensual del 6,2% sobre productos de origen estrictamente nacional, mientras que los bienes importados cayeron en un promedio del 1,7% en marzo. La energía destacó de entre los aumentos mensuales, marcando una suba del 12% (debido a la corrección de precios relativos que lleva adelante el equipo económico).

Los precios mayoristas acumularon una suba del 37% entre enero y marzo, muy por debajo del 51,6% de aumento que se registró en los precios minoristas. La inflación mayorista está bajando a un ritmo mucho más acelerado que la minorista, un fenómeno muy común entre los programas de estabilización. Se registró un aumento interanual del 330,6%, debido al efecto de arrastre estadístico después del salto de diciembre. 

El programa de ajuste fiscal y monetario del Gobierno logró tumbar la hiperinflación que había dejado plantada el kirchnerismo en los últimos meses de la gestión de Massa. Este fue sin lugar a dudas el principal objetivo de las medidas de emergencia que se tomaron a partir del 10 de diciembre.

La caída de la variación mensual en los precios mayoristas fue contundente. El Índice de precios básicos al por mayor (IPIB) registró un aumento incluso menor y en torno al 4,9% al cierre de marzo, un indicador que excluye el efecto impositivo sobre los precios relevados.

Asimismo, el Índice de precios básicos del productor (IPP) marcó un aumento del 5% en marzo, y nuevamente el salto de la energía destacó de entre las principales aperturas que componen el indicador.

Con esta dinámica en los precios al por mayor, se estima que el IPC minorista volverá a registrar una nueva rebaja en su ritmo de aumento en abril. En este sentido, el exministro de Economía Domingo Cavallo sugiere que la inflación de precios al consumidor podría estabilizarse en el 9,5% a partir de abril, y retroceder hasta un umbral del 6% al 7% a partir del mes de mayo. Esto es coincidente con la desaceleración de los precios online.

La reactivación de la actividad real dependerá casi exclusivamente de la velocidad en la salida del cepo cambiario, ya que resulta un elemento imprescindible para la tan esperada recuperación en “V”. 

Por otra parte, para que la liberalización del mercado cambiario pueda ser posible sin conducir a un nuevo proceso hiperinflacionario, resulta necesario continuar con el saneamiento del balance del Banco Central (BCRA). El director de la institución, Santiago Bausili, logró recomponer el salto de las reservas netas en sus primeros meses de gestión. 

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Contundente fracaso de la Ley de Alquileres en Cataluña: La oferta de viviendas se derrumbó y los alquileres suben al doble que la inflación

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Nuevamente se observaron de primera mano los resultados desastrosos de la regulación de los alquileres, esta vez en la experiencia catalana. El valor real de los alquileres se incrementó casi un 5% desde la vigencia de las normativas regulatorias.

El gobierno socialista-independentista de Cataluña lanzó un masivo programa estatal para tratar de controlar arbitrariamente el precio de los alquileres en la región. Así como en Argentina, el gobierno comunitario lanzó una Ley de Alquileres que dispuso la regulación total de los contratos entre inquilinos y propietarios.

Nuevamente como en Argentina, las regulaciones no cumplieron su cometido y no ofrecieron ningún tipo de alivio a los ciudadanos para acceder a una vivienda más asequible, más bien ocurrió lo contrario.

El primer experimento regulatorio de Cataluña se lanzó en septiembre de 2020, en plena pandemia, con la llamada “Ley Autonómica de Alquileres”. Dicha legislación se mantuvo casi sin cambios hasta abril de 2022. Durante este período, la oferta de viviendas cayó un 35,5%, y el valor real de los alquileres más baratos y accesibles se disparó un 12,7%, el doble que la inflación para esa misma etapa. Los datos fueron computados por un estudio del Centro de Política Económica de España (ESEADE) en base a los dos años de evidencia empírica de la regulación.

El presidente de Cataluña, Quim Torra, salió expulsado del gobierno en 2021, y tomó el control Pere Aragonès, quien a pesar de ser más moderado en cuestiones económicas, demostró no haber aprendido absolutamente nada del fracaso regulando los alquileres, y volvió a lanzar una nueva ofensiva de controles a partir de marzo de este año.

Se dictó un estricto control sobre 140 municipios en toda Cataluña, y más tarde la cantidad de localidades alcanzadas se extendió a un total de 241, abarcando territorios que representan hasta el 90% de la población catalana.

Los primeros resultados de la nueva normativa regulatoria son tan deplorables como los que cosechó la primera ley de alquileres de 2020. La oferta de viviendas respondió rápidamente con una reducción del 13% según estimaciones de la compañía inmobiliaria Idealista.

“Es innegable que el origen del problema del alquiler en España está en la poquísima oferta disponible, por lo que se hace imprescindible un cambio de rumbo que reequilibre las relaciones entre inquilinos y propietarios, que asuma que los propietarios no son el problema sino la solución al aumento de la oferta y el ajuste de los precios”, confirmó la firma inmobiliaria.

En la Ciudad de Girona la caída de la cantidad de viviendas disponibles para un alquiler cayó un 21%, en Tarragona la reducción fue del 16%, y en Barcelona se desplomó no menos de un 14%.

Sin excepción, todas las localidades afectadas por las regulaciones experimentaron fuertes caídas en la oferta disponible de inmuebles, tal y como anticiparon la mayoría de los agentes del mercado inmobiliario, y del mismo modo en que ocurrió durante el periodo 2020-2022. El Gobierno cometió dos veces el mismo error estrafalario, por motivo de un cinismo ideológico.

Dada una demanda relativamente estable (como la que de hecho se observa), la fuerte caída de la oferta de inmuebles empujó los precios hacia arriba en términos reales. Los alquileres aumentaron un 4,6% por encima de la inflación en Barcelona desde el pasado mes de marzo, siendo esta una de las regiones más afectadas por la aplicación efectiva de los controles.

El aumento real promedio de los alquileres en toda Cataluña fue del 4% en solo un mes, y el panorama luce sombrío conforme el Gobierno se niegue a torcer el rumbo económico para permitir una mayor libertad de negociación entre las partes.

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