Una banda presidencial con los colores de la bandera de Colombia y la inscripción "Mi poder en la constitución" exhibida en una vitrina.
POLÍTICA

La batalla final por la presidencia movilizó a indecisos y votos ausentes

Daniel Noboa y Luisa González disputan 1,2 millones de votos clave a doce días del balotaje

A doce días del balotaje, los candidatos Daniel Noboa y Luisa González intensificaron sus campañas con la mira puesta en al menos 1,2 millones de votos aún en disputa. Esta cifra incluye electores de candidaturas eliminadas, votos nulos, blancos y ausentes.

El consultor político Antonio Tramontana indicó que la etapa actual es emocional y decisiva, marcada por un giro del razonamiento al sentimiento. El reto de los candidatos es conectar con los votantes desilusionados, confundidos o indecisos, que representan una porción decisiva del electorado.

Daniel Noboa ha optado por una estrategia directa: contacto en territorio, entrevistas y movilización de su base como “embajadores”. Su llamado es claro: convencer puerta a puerta, salir de la zona de confort y ganar nuevos votos para consolidar su proyecto de centro que prioriza estabilidad y gobernabilidad.

Por su parte, Luisa González se ha apoyado en los movimientos indígenas afines al correísmo y en promesas que contrastan con el historial de la Revolución Ciudadana. Ofreció una moratoria minera y consultas previas, pese a que en el gobierno de Correa —del que fue parte— no se aprobaron estas medidas y se reprimieron las protestas indígenas.

Ambos candidatos llegaron a esta instancia con una diferencia mínima: Noboa con 4′527.606 votos (44,17 %) y González con 4′510.860 (44 %). El resto, más de un millón de votos, provino de catorce candidaturas ahora fuera de la contienda.

Además, más de 2,4 millones de ciudadanos no acudieron a votar, y más de un millón sufragó en blanco o anuló su papeleta. Ese electorado, desenganchado o escéptico, representa una oportunidad para inclinar la balanza en esta segunda vuelta.

Mientras Noboa busca consolidar su narrativa de cambio responsable, González intenta seducir a la izquierda fragmentada, incluso con alianzas contradictorias. Este domingo planea firmar un acuerdo con Leonidas Iza, expresidenciable de Pachakutik, cuyo respaldo resulta cuestionable por la base indígena, dado el historial con el correísmo. La tensión se eleva y las emociones dominan los discursos finales antes del silencio electoral. La clave estará en cuán efectivas resulten las estrategias para movilizar a quienes aún no se sienten representados por ninguno de los dos.

En esta recta final, la contienda entre Noboa y González se define por la capacidad de atraer a los votantes huérfanos del sistema. Con un pasado que pesa sobre el correísmo y una campaña emocional en marcha, Noboa se perfila como una opción renovadora frente al regreso de viejas prácticas.

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