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Francia

Macron entró en razón: Francia planea construir seis nuevos reactores nucleares

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Francia apuesta a la energía nuclear y planea construir nuevos reactores nucleares utilizando el dinero ahorrado en el fondo centenario Livret A, fundado por el rey Luis XVIII hace más de 200 años.

Électricité de France (EDF), la empresa operadora nuclear estatal de Francia, anunció que está analizando utilizar sus fondos para financiar parte de un plan de 50.000 millones de euros para construir seis nuevos reactores nucleares después de decomisar unos cuantos durante la pandemia por orden del gobierno de Macron.

La decisión provino del gobierno francés, quien está cambiando sus políticas tras el fracaso de la “transición verde” en base a energías renovables. Ahora, están considerando aprovechar los recursos proporcionados por la centenaria cuenta de ahorros “Livret A”, fundada en 1818 por el rey Luis XVIII para pagar las deudas contraídas durante las guerras napoleónicas, y que nunca fue utilizada hasta la fecha.

Es una realidad que reunir financiamiento para proyectos nucleares representa un enorme desafío para los gobiernos debido a los altos niveles de inversión de capital necesarios y la cautela de los inversionistas privados sobre los extensos períodos de construcción y los riesgos de seguridad.

Con alrededor de 370.000 millones de euros en depósitos (para dar una idea de magnitud, este valor es aproximadamente el equivalente al total de la deuda externa Argentina) los fondos del Livret A son utilizados por la institución financiera estatal Caisse des Dépôts et Consignations (CDC) para que no pierdan su valor a lo largo de los años.

Es de esta manera que el multimillonario fondo en asociación con el gobierno y CDC podrían liberar hasta 20.000 millones de euros para la inversión en los primeros nuevos reactores nucleares, que tendrán un costo aproximado total de 50.000 millones.

El director de CDC, Eric Lombard, ha dicho que quiere comprometer al fondo de inversión a la transición verde, pero “de manera inteligente“, con una “fuerte apuesta a la tecnología nuclear“.

Si bien Francia es uno de los países que más apostó a la energía nuclear después de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Macron ordenó la decomisión de varias plantas, bajo la promesa de reemplazarlas por energías renovables.

Sin embargo, tanto la pandemia como la sequía del verano del 2022, que dejó a gran parte de las centrales en mantenimiento por falta de medios de refrigeración (los ríos estaban secos), la generación cayó a alrededor del 70% de su energía a partir de la energía nuclear.

Desesperado, ahora Macron quiere volver al esquema anterior, y aprobó estudiar la posibilidad de extender la vida útil de los reactores nucleares a 60 años o más si las normas de seguridad lo permiten, a diferencia de la decomisión temprana que había ordenado tan solo hace 2 años.

Otro debate que ha surgido se dio en torno a la llegada de un cargamento de uranio reciclado procedente de Rusia en diciembre. Esta fue la primera vez en una década que la empresa EDF recibe una entrega de uranio reciclado, luego de que en 2018 la empresa reactivara un contrato con Rusia para reciclar el uranio de su combustible, pero debido a la guerra en Ucrania, la noticia no fue tan bien recibida como debería haberlo sido.

Ningún país de Europa Occidental dispone de la tecnología industrial necesaria para reciclar el uranio del combustible irradiado en los reactores nucleares, pudiéndose reprocesar y reciclar en parte tras procesos que pueden durar hasta 10 años.

Como resultado de esto, Francia respalda a Hungría en la exclusión del sector nuclear ruso de las sanciones de la Unión Europea. La dependencia de Rusia es un problema difícil de resolver en este rubro en el corto plazo para Francia.

Economía

La resurreción de las estatizaciones en Francia: Macron es el presidente que más empresas expropió en los últimos 40 años

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El  presidente francés emprendió el proceso de nacionalizaciones más ambicioso desde los tiempos de François Mitterrand, en contraposición con sus primeros discursos de campaña en 2017. El Estado aumentó su participación en el sector de la energía, el transporte y la industria. 

Desde su llegada al poder con un mensaje centrista y moderado, Emmanuel Macron no titubeó en llevar a cabo el proceso de estatizaciones más importante de los últimos 40 años en Francia. No se veía una convicción estatista tan pronunciada desde la administración del expresidente socialista François Mitterrand, como parte de su “programa común de Gobierno”.

La administración Macron avanzó incluso más allá de las pretensiones del expresidente socialista François Hollande, quién solo llevó a cabo un aumento temporal en la participación accionaria estatal de la firma Groupe PSA.

El primer episodio de estatización bajo el mandato de Macron se produjo con la expropiación de la empresa de astilleros STX Francia en mayo de 2017. El Gobierno se adueñó temporalmente de la firma a fin de “defender los intereses estratégicos de Francia”.

Luego, en septiembre de 2017, se llegó a un acuerdo con la empresa italiana Fincantieri para que el sector privado retuviera hasta el 51% del paquete accionario hasta 2018, y a partir de julio de ese mismo año el Estado francés adquirió el 84,34% del total y pasó a denominarse “Astilleros Atlánticos”

Con una superficie de 150 hectáreas, Astilleros Atlánticos se perfila como una de las firmas más importantes de Europa y del mundo en materia de construcción naval. Incluso posee operaciones vinculadas con la fabricación militar, y en menor medida las subestaciones eléctricas. 

Más tarde, a mediados de 2018, el Gobierno anunció la nacionalización mayoritaria de la firma multinacional Areva, empresa líder en el programa nuclear del país y un gran peso en la industria energética francesa, fuertemente dependiente de este tipo de actividades.

El Estado culminó la nacionalización durante el primer trimestre de 2021, y asignó un monto de hasta 560 millones de euros para aumentar su participación accionaria hasta el 90% para llevar a cabo un control más exhaustivo, dejando a la iniciativa privada en un lugar completamente marginal. 

La economía francesa se encuentra cada vez más intervenida, más regulada y con un menor grado de competitividad relativa a la propia Unión Europea y el resto del mundo. Macron, que muchos al día de hoy reconocen como de ideología liberal, en términos económicos es el más estatista en más de cuatro décadas.

En 2021 el ministro de Economía Bruno Le Maire dio marcha atrás con sus propias declaraciones negando “cualquier posibilidad de nuevas estatizaciones”, y se decidió incrementar el peso accionario del Gobierno francés en la firma aeronáutica Air France-KLM hasta el 28,6%.

El Estado retenía hasta el 54,4% del paquete accionario en 2003, su participación cayó por debajo del 14,3% tras la privatización parcial del expresidente Jacques Chirac en 2004, pero bajo la administración de Emmanuel Macron se volvió a retroceder en la apertura hacia la iniciativa privada.

La última gran apuesta del oficialismo fue la estatización total de Electricité de France (EDF), la principal empresa de generación de electricidad en el país en junio de 2022. EDF es una de las empresas eléctricas más importantes del mundo y la principal proveedora de electricidad no solo en Francia si no que en toda Europa occidental. En el año 2017, esta empresa llegó incluso a ocupar el segundo lugar en la producción eléctrica mundial, solo por detrás de la China Energy Investment Corporation.

Macron tiene pensado seguir con las estatizaciones a lo largo de su segundo mandato que tiene duración hasta 2027, tras su reelección el año pasado, estuvo muy cerca de perder frente a la derechista Marine Le Pen, a la que irónicamente había acusado de “estatista” en la campaña de 2017.

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Economía

Francia aprueba la reforma previsional de Macron y la edad jubilatoria aumentará de 62 a 64 años

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El aumento de la edad de jubilación ofrece una alternativa para evitar el colapso de las finanzas públicas, pero aún así la reforma de Macron implica mantener elevados déficits fiscales hasta 2026. 

El presidente francés Emmanuel Macron finalmente logró la aprobación de su reforma previsional, la cual tendrá un gran impacto sobre las finanzas públicas en vista a los próximos años. El Senado resolvió su aprobación por 201 votos a favor contra, 115 en contra, y solo 29 abstenciones.

Si bien muchos esperaban que la largamente prometida reforma tendría un mayor involucramiento del sector privado, finalmente Macron resolvió por mantener el sistema público, y el único ajuste será el aumento de la edad mínima para acceder a una jubilación, que se incrementará de los 62 años actuales hasta los 64 años.

Francia tenía estándares etarios completamente desacoplados a su condición demográfica, poniendo en peligro la sostenibilidad del sistema. Principalmente, cada profesión tenía su propia edad jubilatoria lo cual generaba enormes baches fiscales en las cuentas públicas.

El aumento de la edad jubilatoria no será retroactivo, por lo que no se afectarán “derechos adquiridos” por cotizantes que ya están retirados. Además, el aumento gradual se llevará a cabo a razón de 3 meses por año a partir de septiembre de 2023, y sólo se llegará a una edad efectiva de 64 años para todos en 2030

También se llevará a cabo un ajuste sobre la cantidad mínima de años de cotización requerida para percibir el 100% de la pensión en la edad de retiro. Este período se incrementará de 42 a 43 años, pero lo hará gradualmente entre 2023 y 2027.

El ajuste extremadamente gradualista no responde a cuestiones de solvencia financiera, sino que más bien es consecuencia de fuertes presiones políticas y falta de consenso dentro la propia coalición que preside Macron, un frente político con ideas variopintas y sin ningún tipo de identidad propia. 

La negativa de un mayor ajuste le significa un costo sideral para las cuentas públicas de Francia. Con la reforma aprobada, el déficit primario (sin contar los intereses de deuda) aumentará del 3,4% del PBI en 2022 al 4,1% en 2023, y se reducirá muy gradualmente al 3,07% para el año 2026. Se trata de un sendero incluso más gradualista que el trazado por el presidente Alberto Fernández en las negociaciones con el FMI.

Macron se negó sistemáticamente a una reforma estructural del sistema, es decir, la privatización parcial o total del régimen de contribuciones sociales para atacar el problema de la insolvencia de manera definitiva. En lugar de eso, se optó por reparametrizar el sistema, y adecuarlo al envejecimiento poblacional por un cierto período de tiempo.

Sin haberse modificado los cimientos básicos del régimen previsional, el sistema de reparto entrará en crisis fiscal una y otra vez mientras se siga incrementando la cantidad de jubilados por cada trabajador activo aportando. Dentro del sistema no existe ninguna solución más que subir nuevamente la edad jubilatoria, recortar pensiones o endurecer los requisitos mínimos de aportes cada vez más. 

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Economía

Igual al kirchnerismo: Macron lanza un masivo plan de control de precios por 90 días para “combatir la inflación”

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El presidente francés abandonó la moderación y lanzó el programa “trimestre anti-inflación”, un paquete de medidas de extrema izquierda similar a los “Precios Justos” que se aplican en Argentina y Venezuela.

Lejos quedó la figura de mandatario moderado que alguna vez mostró el francés Emmanuel Macron. Este lunes, el presidente de la Quinta República anunció un paquete de medidas de extrema izquierda para “combatir la inflación”.

En un acto completamente desesperado, y yendo en contra de sus aliados liberales en el gobierno, Macron anunció un congelamiento generalizado de precios por 90 días (un trimestre), bajo el programa “trimestre anti-inflación” con características muy similares a las que se emplean en el programa de “Precios Justos” en Argentina y Venezuela. 

Las principales cadenas de supermercados galas se verán afectadas, principalmente Carrefour e Intermarché, que deberán mantener fija una canasta de entre 400 y 500 productos. De igual manera, la cadena Casino desplegó su propia lista de 500 precios congelados por 90 días, la cual tendrá vigencia a partir del próximo 15 de marzo. 

Cabe destacar que a lo largo de la historia, todas y cada una de las intervenciones fiscales fracasaron en sus pretensiones por contener el impacto de la inflación, ya que la suba generalizada de los precios es un fenómeno que se desprende de la expansión de la oferta monetaria.

Será una medida masiva, efectiva y de protección, que garantizará el precio más bajo posible en una serie de artículos, que serán elegidos libremente por los distribuidores, tomando el nivel de precio más bajo posible de los márgenes de los minoristas”, declaró el ministro de Economía Bruno Le Maire.

Se trata de un programa que combina el acuerdo con el control de precios. Se le permite a los supermercados establecer sus propias listas de precios congelados por 90 días, aunque se los insta a hacerlo, y como resultado se genera un costo de millones de euros sobre los márgenes del comercio minorista. A cambio, el Gobierno galo promete interceder como negociador frente a proveedores mayoristas, a fin de compensar parte de las pérdidas. 

Reabriremos las negociaciones comerciales con los grandes industriales para que la rebaja de los precios al por mayor, que estamos viendo en los mercados”, anunció el ministro de Economía.

Lo cierto es que este tipo de programas conforman una suerte de parche temporal más que una solución a mediano y largo plazo. La inflación volvió a aumentar en febrero y alcanzó el 6,2% interanual y es la más alta desde 1985, mientras que en el rubro de los alimentos (el más preocupante para la opinión pública) la inflación superó el 14%. 

Conforme no se corrija el excedente monetario en la economía, la demanda nominal de todos los bienes y servicios seguirá aumentando generalizadamente y los precios deberán ajustarse al alza. El Banco Central Europeo elevó la tasa de interés al 3% anual a partir de febrero, pero reaccionó muy tardíamente a la inflación

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