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Europa

Las protestas de la izquierda por el Black Lives Matter coparon Europa este fin de semana

Desde Londres hasta Atenas, la consigna #BlackLivesMatter arribó a las capitales y principales ciudades europeas durante el fin de semana. El reclamo que parecía ser propio de comunidades afroamericanas, se transformó pronto en excusa para la violencia de la izquierda.

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George Floyd, un hombre de ascendencia afroamericana, fue detenido y asfixiado durante mas de 8 minutos por policías de Mineápolis en Estados Unidos. Su muerte y la propaganda de la izquierda provocó un estallido en el país que rápidamente se propagó en todo el mundo.
Lejos de ser una protesta de la comunidad afroamericana pidiendo justicia por la injusta muerte de Floyd, se convirtió en la excusa perfecta para aquellas organizaciones de izquierda que siempre buscan generar caos en el sistema político.
Estados Unidos fue solo el inicio de la consigna #BlackLivesMatter que se expandió rápidamente a las principales capitales del mundo. Artistas como Bansky homenajeron a George Floyd con pinturas y músicos de todo el mundo acudieron a sus redes sociales para criticar desde sus mansiones lo injusta que es la sociedad occidental.
Si bien estas marchas tenían en un principio un fin pasivo, terminaron siendo la antítesis de las marchas que lograron terminar con la segregación hace casi un siglo de la mano de Martin Luther King.

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Europa entra en escena

Alemania

Fuentes policiales aseguran que más de 15.000 personas se manifestaron en la plaza Alexander de Berlín, la capital alemana, y corearon el nombre de George Floyd mientras sostenían carteles con frases como “alto a la brutalidad policial” o el término de “no puedo respirar”, utilizado por el propio Floyd durante el violento episodio con el policía norteamericano. Esto ocurrió el domingo por la tarde.
En Hamburgo, además, las fuerzas de seguridad aseguraron que los manifestantes superaban el número de 14.000, mientras que en Frankfurt, Múnich y Dresde, las cifras rondaban entre 8.000, 7.000 y 4.000, respectivamente. 
Además, un particular episodio se produjo en Düsseldorf, donde alrededor de mil personas congregadas guardaron silencio durante 8 minutos y 46 segundos, el tiempo en que el policía estadounidense mantuvo su rodilla contra el cuello de George Floyd. A pesar de que Alemania es la “capital de Antifa en el mundo”, no hubo disturbios significativamente violentos.

Reino Unido

Una realidad muy diferente fue la del Reino Unido. Como informamos hace unos días desde La Derecha Diario, las violentas manifestaciones llegaron a las calles de Londres, congregando a miles de personas en el Hyde Park y en la sede del gobierno británico, Downing Street.
Las protestas se replicaron empezando el viernes pasado, en un itinerario que tuvo entre sus destinos a la embajada de los Estados Unidos en Londres. “Silencio y violencia” y “color no es un crimen”, se destacaron de entre las frases que los manifestantes, muchos de ellos protegidos con máscaras, gritaban sin cesar y destruían todo a su paso.
El sábado vandalizaron las estatuas de Winston Churchill, el mayor líder occidental en el combate contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial, y luego la estatua de Abraham Lincoln, presidente republicano que tuvo una estrecha relación con el Reino Unido y fue el principal líder de la Guerra Civil Estadounidense que terminó con la esclavitud en el continente.
El domingo las protestas escalaron aún más. Manifestantes trataron de incendiar las banderas del Reino Unido que cuelgan de los principales edificios gubernamentales en Londres, y luego corrieron a la policía, superada ampliamente en número, por las calles de la ciudad.

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Francia

Francia tampoco fue la excepción, y miles de manifestantes se congregaron en París, replicando el acto de dirigirse hacia la embajada de Estados Unidos, al igual que los manifestantes británicos. 
Aquí, la presencia de barreras y policía anti-protestas se hizo notar. París está acostumbrada ya a las protestas, hace dos años que el país está sumido en las “protestas de chalecos amarillos” con diversos reclamos; desde una rebaja impositiva hasta la expropiación de cientos de empresas. Verdaderamente la oposición francesa es muy heterogénea y está seriamente fragmentada.
Otro caso similar al de Floyd y una nueva autopsia sobre un viejo caso reavivaron las llamas de la izquierda.

Adama Taoré: el “George Floyd francés”

Las calles de París se llenaron en memoria de Adama Traoré. Este joven, según reveló una autopsia independiente recientemente publicada, murió en el 2016 mientras era arrestado por la policía francesa.

Sin embargo, del arresto sólo se conoce por el testimonio de los tres gendarmes y las conclusiones de las autopsias y otros análisis realizados por médicos y expertos. No hubo testigos ni videos de la escena, lo que dejan la puerta abierta a la interpretación de la justicia.

El último informe forense, presentado el 29 de mayo de 2020 y realizado por tres médicos, concluye que “Adama Traoré no murió de ‘asfixia posicional’, sino por un ‘edema cardiogénico'”. 

Ante esto, la familia Traoré respondió unos días mas tarde con una nueva autopsia privada de un médico personal de ellos. La misma dictaminaba la hipótesis de que había un edema, pero lo atribuyó a la “asfixia posicional inducida por bloqueo ventral”, una técnica de detención que los gendarmes aseguran no haber usado.

El caso es mucho menos contundente que el de George Floyd de Estados Unidos, y de hecho Francia no tiene una estrecha historia con el esclavismo racial, por lo que estas son meras excusas para la izquierda francesa para acompañar los demás reclamos del mundo

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Grecia

La violencia llegó también a Grecia, un país que hace una década y media es uno de los más inestables de Europa. 

En Atenas, las manifestaciones que comenzaron como pacíficas, desembocaron pronto en un gran enfrentamiento en el centro de la ciudad. Varios manifestantes comenzaron a largar piedras contra la policía, la cual respondió con gases lacrimógenos.

En el caso griego, los manifestantes trazaron una ruta desde el Parlamento hacia la sede policial más cercana en el barrio de Kolonaki, y allí intentaron replicar lo que se dio en otros países, avanzando hacia la Embajada estadounidense, pero por suerte fueron frenados en el camino por la policía; estos manifestantes llevaban consigo bombas molotov, como después pudo verse entre algunos arrestos.

España

Si bien el principio del fin de semana estuvo calmo, y de hecho las únicas manifestaciones habían estado relacionadas con el partido de derecha VOX en contra del gobierno de Sánchez, el domingo miles de españoles salieron a la calle para acompañar el reclamo de #BlackLivesMatter. 

En Madrid, alrededor de 3.000 manifestantes, según números ofrecidos por la policía local, se congregaron frente a la embajada de Estados Unidos repitiendo las últimas palabras de Floyd: “no puedo respirar” y realizando el ya conocido gesto de arrodillarse en una rodilla, pedir perdón por ser blanco y reclamarle al “sistema”. 

La organización Comunidad Negra, Africana y Afrodescendiente en España convocó manifestaciones en diez ciudades del país, desde Pamplona hasta el archipiélago canario. En Barcelona, por ejemplo, cientos de manifestantes llenaron la plaza de Sant Jaume, donde está la sede del gobierno regional.

Lo curioso fue que las protestas en España estuvieron claramente relacionadas con Antifa: pancartas en idioma inglés, cánticos contra Trump o contra el capitalismo. Un reclamo “racial” muy extraño para España.

Italia 

En Roma los manifestantes se convocaron espontáneamente en la Piazza del Popolo y miles de jóvenes se arrodillaron manteniendo 9 minutos de silencio. Al levantarse, todos gritaron “no puedo respirar” al unísono.

No hubo mayores disturbios ya que Italia todavía sigue muy conmocionada por el infierno que fue el brote de coronavirus, que agarró un sistema de salud público muy deteriorado y una población muy envejecida y cometió estragos.

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En el resto del mundo

Japón y Corea del Sur 

En Tokio y Seúl también hubo manifestaciones, aunque verdaderamente pacíficas, contra el racismo y la muerte de George Floyd, demostrando la cercanía cultural que hay entre Estados Unidos y estos dos países asiáticos que le deben sus bases fundacionales al país norteamericano.
En Japón unas 500 personas marcharon manifestándose frente a la estación Shibuya. En Seúl, otros centenares de personas marcharon por Myeongdong.

Australia 

Fue el segundo país en el mundo en presentarse en protesta inmediatamente después de las protestas en Minnesota en EE.UU., que luego sumaron el reclamo por las altas tasas de violencia de regiones australianas contra la población aborigen. 
Este tema se sumó al #BlackLivesMatter y las principales ciudades se vieron ocupadas por algunos miles de manifestantes.

Brasil

Múltiples ciudades en todo el país presenciaron movilizaciones de la izquierda pero que fueron contenidas a nivel local por la policía estatal.
Al principio las protestas estaban destinadas al reclamo racial pero rápidamente degeneraron en violencia y en insultos contra el exitoso presidente Bolsonaro. Los manifestantes inclusive llevaron un muñeco del mandatario y lo incendiaron por las calles de varias ciudades.

Los medios llaman a estas protestas en Brasil como protestas “pro-democracia”, aunque piden por la remoción de un presidente elegido democráticamente. Estas movilizaciones son minúsculas en comparación con las protestas pro-Bolsonaro que reclaman el fin de la persecución política de parte de una Corte Suprema capturada por la izquierda.

Los manifestantes en Brasil, claramente conducidos por Antifa, fueron detenidos en distintas partes del país y en su posesión se encontraron objetos contundentes, cuchillos y explosivos. Preocupa la escalada de violencia por parte de la izquierda brasileña, que ya no sabe más qué hacer para desafiar la figura de Bolsonaro.

Por Zoé Paz, para La Derecha Diario.

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Italia

La Unión Europea rechaza un bloqueo naval para frenar la ola migratoria y Meloni lanza nuevos centros de detención en Italia

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La líder de la derecha italiana Giorgia Meloni prometió tomar “medidas extraordinarias” para hacer frente a la afluencia de inmigrantes, mientras la Unión Europea rechaza cerrar sus fronteras.

La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, anunció “medidas extraordinarias” después de que Lampedusa, una isla italiana cerca del norte de África, se viera invadida la semana pasada por casi 10.000 inmigrantes ilegales africanos en menos de 72 horas.

El gobierno local inmediatamente declaró el estado de emergencia, dado que la isla ya tenía sobrepoblación con 6.000 habitantes, incluso antes de que llegara esta nueva ola migratoria que triplicó la población en cuestión de días.

A pesar de su promesa de campaña de endurecer las políticas migratorias, Meloni ha estado atada de manos por la Unión Europea, la organización supranacional que no solo se encarga de la moneda y las políticas comerciales de los países miembros, si no que también de su política fronteriza.

De esta manera, Meloni le pidió formalmente a la Unión Europea que realice un bloqueo naval en el Mar Mediterráneo, para frenar de cuajo la ola de inmigrantes. Sin embargo, después de una vista en conjunto de Meloni y la presidente del Consejo Europeo, Ursula Von der Leyen, el gobierno con sede en Bruselas rechazó la petición.

Por ley de la Unión Europea, Italia no tiene permitido deportar a estos inmigrantes, quienes al tocar tierra en Lampedusa son considerados refugiados de guerra y tienen permiso a quedarse en Europa y aplicar para la ciudadanía.

Para descongestionar la isla, Meloni ha estado moviendo a los más de 10.000 inmigrantes en ferry de Lampedusa a Sicilia y otros puertos, para así poder trasladarlos a la Italia continental. Pero la movilización es lenta y no hace nada para resolver el problema subyacente: la Unión Europea obliga a Italia a tener fronteras completamente abiertas.

Esperando que sigan llegando inmigrantes africanos a Italia, el gobierno de Meloni lanzó una serie de medidas extraordinarias, entre ellos la extensión del tiempo en que un inmigrante ilegal puede permanecer detenido en Italia, elevándolo de 12 a 18 meses.

También ordenó la inmediata construcción de nuevos centros de detención para retener a todos los nuevos inmigrantes que van llegando, ya que la falta de capacidad siempre ha sido un problema en Italia y esto ha llevado incluso a que gobiernos anteriores tuvieran que dejar a los inmigrantes libres por falta de espacio.

En junio de este año, Meloni estuvo junto a Von der Leyen y el dictador de Túnez, Kais Saied, en la capital del país africano, donde las tres partes firmaron un acuerdo prometiendo ayuda económica a cambio de ayuda para impedir las salidas.

Si bien esto tuvo efectos inmediatos y en julio y agosto bajó la inmigración, septiembre vio la explosión migratoria más grande en años, y el régimen tunecino parece incapaz de detener a sus propios habitantes de arriesgarse a cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa.

Meloni resucitó los llamados de un bloqueo naval total al norte de África para evitar que los traficantes de personas lancen sus barcos de contrabando al Mediterráneo. La realidad es que los inmigrantes le entregan todos sus ahorros a traficantes para que los suban a sus barcos y luego los arrojen en el medio del Mediterráneo.

Esta peligrosa estrategia es recompensada por diferentes ONGs de rescate que se ubican en la zona, muchas veces en connivencia con los traficantes, para inmediatamente rescatarlos del agua, y valiéndose de los tratados de la Unión Europea, los llevan directamente a la isla más cercana, que suele ser Lampedusa, convirtiéndolos automáticamente en refugiados de guerra.

Esta aceitada máquina ha permitido un masivo éxodo de africanos hacia Europa desde que estalló la Primavera Árabe en 2011, cuando surgió el Estado Islámico (ISIS) y cientos de miles de personas de Libia, Túnez, Egipto, Marruecos y Argelia emprendieron el peligroso viaje a Italia.

En 2015, se calculó que hay por lo menos 1 millón de africanos que llegaron de esta manera viviendo en Italia, con el número estimado en ya 2 millones para 2023. Cabe recordar que antes de la Primavera Árabe se contabilizaba en menos de 200.000, por lo que hubo un crecimiento demográfico africano del 900% en la última década en Italia.

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Economía

Fracaso del “Estado de Bienestar” en la Unión Europea: La economía se estancó y la inflación duplica el nivel de antes de la pandemia

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El bloque europeo rezagó su tasa de crecimiento desde la crisis internacional de 2008, y jamás logró retornar a la normalidad. El impacto de las políticas fiscales y monetarias durante la pandemia siguen teniendo efecto negativo todavía.

El modelo de “Estado de Bienestar” en las economías que conforman la Unión Europea da indicios de agotamiento. El nivel de vida de la población ya no mejora año tras año, a diferencia de lo que ocurre en otros países desarrollados como Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Canadá.

La actividad económica de la Eurozona a duras penas consiguió un magro crecimiento del 0,1% en el segundo trimestre del año, después de haberse expandido por una cuantía similar en el primer trimestre. La economía alemana ya entró oficialmente en recesión, y otros países como Francia y España experimentan una situación de estancamiento secular notable.

Las previsiones para este año sugieren que la UE en su totalidad solo podrá crecer como mucho hasta un 0,6% con respecto al 2022. En contraste, las estimaciones sugieren un crecimiento del 1,6% para Estados Unidos y Australia, 1,5% para Canadá y Corea del Sur, y un 1,3% para Japón, entre otros ejemplos. La única excepción al estancamiento europeo es Irlanda, que podría llegar a registrar una expansión superior al 5% anual.

Al mismo tiempo en que la actividad deja de crecer, la tasa de inflación dista mucho de volver a ser “normal”. El IPC de la Eurozona marcó una variación interanual del 5,3% en agosto, y las estimaciones de Bloomberg para la totalidad del año sugieren que los precios aumentarán un 5% respecto del año anterior.

La tasa de inflación continúa arrojando valores que fácilmente duplican a los que había antes de la pandemia. El arsenal de estímulos fiscales y monetarios fue efectivo para amortiguar el impacto meramente inicial de la pandemia, pero fueron inútiles a la hora de reactivar el crecimiento de la economía.

El keynesianismo volvió a fracasar. La mayor parte de los cheques otorgados durante la pandemia fueron ahorrados en un primer momento (las personas se dieron cuenta de que era un ingreso meramente transitorio), y de estas forma se mitigó el “estímulo” que se pretendía dar.

Por otra parte, al momento de la reapertura de actividades estos cheques fueron progresivamente desahorrados, y como las políticas monetarias y fiscales continuaron siendo lapsas hasta mediados de 2022, la inflación se abrió camino con facilidad.

El Plan de Crecimiento y Empleo sancionado en el año 2009, junto con el Plan Juncker, el Nuevo Pacto Verde y el programa Europa Próxima Generación, son solo algunos ejemplos de los muchos planes de “estímulo fiscal” que finalmente fracasaron en revertir el estancamiento relativo de Europa frente a otras regiones del mundo.

Las metas fiscales dispuestas en los acuerdos de Maastricht tampoco pudieron ser cumplidas en tiempo y forma por ninguno de los miembros de la UE. Ni siquiera Alemania logró completar estos objetivos de déficit y deuda pública a través del tiempo.

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Italia

La llegada de 10.000 inmigrantes africanos a Lampedusa desató la peor crisis migratoria de la historia de Italia

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La pequeña isla italiana tenía 6.000 habitantes antes del arribo de una ola de botes con migrates que triplacaron la población de la ciudad en 72 horas, llevando a un desastre humanitario y violencia.

Unos 10.000 inmigrantes africanos llegaron botes a la isla de Lampedusa en un periodo de 72 horas. En su mayoría hombres de edades entre 18 y 25 años, sin discapacidades ni problemas de salud. Estas personas alegan ser refugiados de guerra debido a los numerosos conflictos en el norte de África.

Sin embargo, tras la masiva ola migratoria que se desató entre 2011 y 2017 debido a la Primavera Árabe y el surgimiento del Estado Islámico (ISIS) en la región, la zona ha alcanzado niveles de paz que no se veían en años, por lo que la excusa de la guerra carece de sentido.

Pero la Unión Europea mantiene todavía su política de fronteras abiertas, y obliga a Italia como estado miembro a aceptar en su totalidad a cualquier inmigrante que llegue a sus fronteras aduciendo ser un refugiado de guerra.

La situación ha desatado una crisis humanitaria en la isla, que hasta la semana tenía una población total de 6.000 personas, y ha triplicado su cantidad de habitantes en cuestión de tres días. No hay espacio físico para tantas personas en una formación isleña de tan solo 20,2 km cuadrados de superficie.

Hace ya más de 10 años que Lampedusa se ha convertido en la primera ciudad a la que llegan los inmigrantes del norte de África, al ser el territorio italiano más cercano al continente africano, y ha servido como un centro de acogida para luego ser redirigidos, por obligación de la UE, a la Italia continental.

Sin embargo, las autoridades de la isla han declarado el estado de emergencia y pedido la ayuda del gobierno italiano de Roma ya que no tienen comida, medicina, ni vivienda para albergar a 10.000 de un día para el otro.

Hoy el Municipio declaró el estado de emergencia. Reclamamos lo que pedimos desde hace meses, que se trate de proteger la isla con naves rada, ayuda y apoyo para una isla que en estos meses sufrió un fuerte estrés”, explicó a los medios el alcalde de la isla, Filippo Mannino.

La primera ministra derechista Giorgia Meloni, que llegó al poder prometiendo como eje de campaña una mejor gestión migratoria y evitar este tipo de olas que destruyen la cohesión social de Italia, se ha visto impedida por las políticas supranacionales de la Unión Europea.

Meloni agarró un país en crisis y el balance fiscal de Italia depende fundamentalmente de los giros de ayuda de la Unión Europea. Por lo que el últimatum de la presidente del Consejo Europeo, Ursula Von der Leyen, que dijo que si Italia cerraba sus fronteras unilateralmente le quitaría toda la ayuda que le corresponde por ser estado miembro, puso un freno a las reformas migratorias que quería impulsar Meloni.

Otros países como Hungría y Polonia, con gobiernos de derecha, se han opuesto desde el principio a las medidas que la Unión Europea, y al día de hoy prácticamente no han recibido fondos de ayuda económica tras la pandemia, e incluso han sido multados gravemente por Bruselas. Pero para Orbán y Morawiecki es más importante controlar las fronteras que recibir ayuda económica de la Unión Europea.

En este sentido, la primera ministra Meloni, hizo un llamamiento este viernes a los países de la Unión Europea para crear una “misión naval europea” con el objetivo de bloquear el Mar Mediterráneo, atajar la crisis migratoria y evitar que esto vuelva a ocurrir.

Lamentablemente, no hay una vía legal para Italia para deportar a los 10.000 inmigrantes que acaban de llegar a Lampedusa. De todos modos, la población de la isla y la población de derecha en todo Italia le exige a Meloni que realice las deportaciones a pesar de cualquier multa que esto pueda convenir.

Meloni también ha invitado a Ursula Von der Leyen, a visitar la isla de Lampedusa, para que vea en primera persona las consecuencias de sus políticas. “He escrito a la presidenta de la Comisión Europea para pedirle que venga conmigo a Lampedusa para que comprenda personalmente la gravedad de la situación a la que nos enfrentamos y acelerar inmediatamente la aplicación del acuerdo con Túnez mediante la transferencia de los recursos acordados“, destacó.

En este sentido, Meloni ha asegurado que “la presión migratoria que Italia experimenta desde principios de este año es insostenible“, una situación que se ha dado debido a la “creciente inestabilidad” en el Sahel y a “los problemas que ya padecían los países africanos“.

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