
Brasil prohibió los tratamientos hormonales de cambio de género para los menores
La decisión adoptada por Brasil se alinea con una tendencia global en la que distintas naciones hicieron lo mismo.
El Consejo Federal de Medicina (CFM) de Brasil dio a conocer este miércoles una nueva normativa en el Diario Oficial, mediante la cual se eleva de 16 a 18 años la edad mínima requerida para que una persona acceda a tratamientos hormonales de cambio de género. Esta decisión representa un cambio significativo respecto de su posición anterior.
La disposición también prohíbe el uso de bloqueadores hormonales de la pubertad en menores de edad que hayan sido diagnosticados con disforia de género, consolidando así una postura más anti progresista que viene ganando terreno en el país. La disforia de género se refiere al trastorno en el que una persona siente un conflicto entre su sexo biológico y la "identidad de género" con la que se identifica.
El CFM, organismo autónomo encargado de regular la actividad médica en Brasil, había permitido desde 2019 el inicio de estos tratamientos hormonales a partir de los 16 años. No obstante, con esta nueva resolución, se deja sin efecto aquella autorización previa y se establece de forma clara que este tipo de terapia está prohibido antes de cumplir los 18 años.

La decisión adoptada por Brasil se alinea con una tendencia global en la que distintas naciones, como Argentina bajo le Gobierno de Javier Milei, están revisando el acceso de menores de edad a tratamientos de cambio de género. En Estados Unidos, cerca de la mitad de los estados ya han aprobado normativas que prohíben estos procedimientos en jóvenes, mientras la Corte Suprema evalúa su legalidad en medio de un clima político cada vez más dividido.
En Europa, países que en su momento lideraron la implementación de estas terapias han comenzado a revertir sus políticas. En Suecia, las autoridades de salud suspendieron en 2022 el acceso habitual a tratamientos hormonales para menores, argumentando la necesidad de adoptar un enfoque más cauteloso. Finlandia, por su parte, ya había adoptado medidas similares desde 2020.

Numerosos profesionales a nivel mundial alertan sobre los graves efectos permanentes que generan estos tratamientos en el desarrollo físico y señalan un aumento en los casos de personas adultas que manifiestan arrepentimiento tras haber iniciado estas terapias en la adolescencia, y terminan aumentando sus posibilidades de sufrir depresión, asiendad y suicidio.
En el plano legislativo, el Congreso de Brasil —con mayoría opositora— discute actualmente varios proyectos de ley que buscan penalizar a los profesionales de la salud que proporcionen tratamientos hormonales o bloqueadores de pubertad a menores de edad. Algunas de estas iniciativas incluyen penas de prisión.
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