
Rusia enfrenta una escasez de combustible tras un ataque de drones ucraniano
En las últimas horas, Ucrania lanzó un potente ataque con drones a una importante refinería rusa que paralizo la producción petrolera.
Un incendio se desató en la refinería de petróleo de Novoshakhtinsk, en el Óblast de Rostov, Rusia, tras un ataque con drones ocurrido durante la madrugada del 21 de agosto. La ciudad de Novoshakhtinsk se encuentra a unos 10 kilómetros de la frontera con Ucrania y a más de 200 kilómetros de la línea del frente.
Residentes locales reportaron al menos cinco explosiones durante el ataque, que habría alcanzado la refinería y provocado un gran incendio.
La refinería de Novoshakhtinsk tiene una capacidad de producción anual de hasta 7,5 millones de toneladas de productos derivados del petróleo, principalmente combustibles, y es la única refinería operativa en el Óblast de Rostov.
Esta instalación ya había sido blanco de ataques previos por parte de Ucrania, incluyendo una ofensiva conjunta de la Marina y el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) en diciembre de 2024, que causó daños significativos, y otro ataque en julio de 2024 que, según fuentes ucranianas, destruyó 1,5 millones de toneladas de petróleo y productos derivados, valorados en 540 millones de dólares.
Rusia enfrenta una escasez de combustible tras un ataque de drones ucraniano
Este incidente se suma a una serie de ataques con drones ucranianos dirigidos contra instalaciones industriales y militares en Rusia, especialmente refinerías, consideradas clave para financiar el esfuerzo bélico de Moscú. En agosto, al menos tres refinerías rusas han reducido o suspendido operaciones debido a daños sufridos en ataques similares.
La región oriental de Rusia enfrenta una creciente escasez de gasolina como resultado de una serie de ataques con drones ucranianos que han dañado una parte significativa de la capacidad de refinación de petróleo del país.
Desde principios de agosto, Ucrania ha golpeado al menos siete refinerías rusas, lo que ha obligado a cerrar completamente cuatro de ellas y ha reducido la capacidad nacional de refinación en aproximadamente un 13%.
Los primeros reportes de escasez comenzaron a surgir a principios de agosto en la región de Primorie, pero desde entonces la crisis se ha expandido a otras localidades como Arsenyev, Ussuriysk, el distrito de Chuguyevsky y finalmente la ciudad portuaria de Vladivostok.
Largas filas de automóviles han colapsado las estaciones de servicio en el territorio oriental ruso
La situación ha provocado congestión vehicular en varias autopistas y rutas rusas. Largas filas de automóviles se forman en las estaciones de servicio, mientras los conductores reportan esperas de hasta dos horas para cargar combustible.
Algunos residentes relatan que solo es posible adquirir combustible mediante tarjetas de racionamiento, mientras que los servicios de emergencia y vehículos empresariales con tarjetas especiales son los únicos con acceso garantizado al suministro.
Un conductor declaró que ''las bombas están cubiertas con letreros de 'Fuera de servicio''', aunque en ciudades más grandes aún es posible conseguir combustible, aunque con largas esperas.

Según los medios regionales, la escasez se ha agravado por un aumento estacional en la demanda durante la temporada turística, al mismo tiempo que varias refinerías han reducido drásticamente, hasta cinco veces, los envíos hacia el Lejano Oriente ruso.
Otro factor crítico ha sido el cuello de botella en la red ferroviaria rusa, donde los trenes de combustible con destino a Vladivostok han experimentado retrasos de hasta dos semanas.
A pesar de la magnitud del problema, las autoridades regionales han intentado minimizarlo, atribuyendo los retrasos a la demanda veraniega y a obras viales que han afectado la logística. En un comunicado, los gobiernos regionales afirmaron que ''las reservas de combustible en las estaciones de servicio de la región siguen siendo suficientes para garantizar un suministro ininterrumpido.''
Sin embargo, esta crisis no es aislada. Se han registrado problemas similares recientemente en Crimea y en la región de Zabaikalsky, también en el Lejano Oriente, donde ahora se vende nafta mediante cupones.

Sergei Aksyonov, jefe de Crimea designado por el Kremlin, reconoció públicamente la escasez y la vinculó con la reducción en la producción de las refinerías, pidiendo paciencia a la población ''hasta el final de la operación militar especial'' en Ucrania.
El colapso parcial del sistema de refinación ruso ha provocado un aumento récord en los precios mayoristas del combustible. En la bolsa de San Petersburgo, el precio del combustible A-92 alcanzó los 71.970 rublos por tonelada (unos USD 900), mientras que el A-95 llegó a 81.337 rublos por tonelada (aproximadamente USD 1.015). Esto representa un aumento del 40% y 50%, respectivamente, desde el inicio del año.
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