
Se dispara la inflación en Bolivia y alcanza su nivel más alto en 17 años
En tan solo cuatro meses, el país consumió casi el 80% de la proyección de inflación anual para 2025.
La inflación acumulada en Bolivia alcanzó un 5,95% entre enero y abril de 2025, según datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). De esta manera, el acumulado del primer cuatrimestre alcanza su nivel más alto en 17 años.
El Gobierno boliviano había estimado una inflación anual del 7,5%, por lo que el país ya consumió casi el 80% de esa proyección en tan solo cuatro meses. Además, la inflación interanual llegó al 2,29%, reflejando una tendencia ascendente, especialmente en los precios de alimentos y bebidas.
De acuerdo con el reporte del INE, los productos que más contribuyeron al alza fueron la cebolla, la carne de res, los huevos, los quesos y el champú.

Este incremento de precios se da en un contexto de una fuerte crisis económica caracterizado por la escasez de divisas y episodios de desabastecimiento de combustible, factores que han complicado el transporte y la importación de bienes, impactando directamente en los costos. A esto se suma la aparición de un mercado paralelo de divisas, donde el dólar se negocia a más del doble del tipo de cambio oficial, lo que también incide en el aumento del costo de vida.
En 2024, Bolivia cerró con una inflación acumulada del 9,97%, la cifra más elevada desde 2008, y muy por encima de la meta oficial del 3,6%, prácticamente triplicándola.
El horizonte económico para lo que resta del año y para la próxima gestión en Bolivia no se presenta favorable. Diversos informes de organismos internacionales señalan una desaceleración progresiva de la economía boliviana en el período 2024-2027, con niveles de crecimiento inferiores al promedio regional.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la inflación en el país alcanzará el 15,8% en 2025, mientras que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) será modesto, proyectando un alza del 1,1% para este año y apenas un 0,9% para 2026.
Según el FMI, Bolivia atraviesa una ralentización económica similar a la de otras economías emergentes en la región. A esto se suma una caída en el consumo y la inversión privada, intensificada por un escaso dinamismo del sector externo.
En la misma línea, el Banco Mundial prevé un desempeño económico débil para 2025, anticipando un crecimiento del PIB del 1,2% en el año en curso, cifra considerablemente menor a la estimación del Presupuesto General del Estado, que prevé un 3,5%.
Ante estas proyecciones, el gobierno socialista de Luis Arce salió al cruce, rechazando las estimaciones de los organismos internacionales. Atribuye el repunte inflacionario de 2024 a "factores coyunturales y externos", "eventos climáticos adversos", "presiones externas", el "contrabando" de alimentos en las fronteras y la "especulación de precios".
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